El 32 % de los menores víctimas de bullying no se lo cuentan a nadie

El caso de dos menores encontradas muertas en un parque de Jaén ha vuelto a poner encima de la mesa la terrible combinación del silencio, las ideaciones suicidas y el acoso escolar para los adolescentes con problemas de salud mental.

Aunque los motivos tras la muerte de las dos chicas aún se desconocen –el padre de una de ellas ha llegado a hablar de un posible homicidio, mientras algunos compañeros apuntan a un caso de acoso escolar–, el instituto en el que una de las dos cursaba estudios sí ha confirmado que el año pasado abrió un protocolo de autolesiones para una de las dos adolescentes fallecidas.

A la espera de que las autoridades determinen qué ha ocurrido en esta situación concreta, la realidad es que, para muchas familias y centros, el bullying es una realidad muchas veces invisible, imposible de detectar a causa de la falta de comunicación en el hogar y el silencio de las víctimas... y de su entorno. Y los datos así lo constatan.

Silencio ante el acoso

Como acaba de recordar el último Observatorio de Hábitos Digitales en los menores elaborado por SaveFamily, casi un 10 % de los menores (un 9,53 %) reconoce haber sufrido bullying, mientras que el 9,2 % asegura haber sido víctima de ciberacoso a través de redes sociales o WhatsApp.

Un porcentaje que coincide con otro expuesto en el I Estudio Estatal sobre Convivencia Escolar en Centros de Educación Primaria, elaborado por el Observatorio de la Convivencia del Ministerio de Educación, y que destaca cómo un 10,6% de los estudiantes ha presenciado o tenido conocimiento de casos de bullying en su entorno.

Y lo peor es que, cuando ocurre un caso de acoso, uno de cada tres menores no lo comenta con nadie y opta por no intervenir. Además, otro 15 % lo comenta, sí, pero sólo con otro compañero y no con un adulto.

Sólo el 31 % de los alumnos que ven o sufren acoso escolar se lo cuenta a un profesor, y el 20 % lo habla en casa

El reverso de esas cifras es que únicamente el 30,9 % de los alumnos cuentan lo sucedido a un profesor, y sólo el 20 % se lo cuenta a su familia. Tampoco revelan cuando un compañero ha expresado algún tipo de pensamiento suicida, incluso motivado por una situación de bullying.

Miedo y falta de confianza

«El miedo y la falta de confianza son factores que perpetúan el acoso. Por eso es esencial que los niños tengan canales de comunicación accesibles y herramientas que refuercen la seguridad en su día a día», explica Jorge Álvarez, CEO de SaveFamily.

Además, experto recalca que, aunque muchas familias creen que el móvil es un elemento de protección o seguridad, la realidad suele ser justo la contraria: «El smartphone, a edades tempranas, abre la puerta a riesgos que los niños no saben gestionar», añade Álvarez.

De hecho, según el Observatorio de Hábitos Digitales en los menores, un 38 % de las familias denuncia que el uso de dispositivos móviles afecta incluso al rendimiento escolar de los niños, por el acceso a internet y a las redes sociales.

Como indica el responsable de esta entidad, especializada en tecnología para la protección de menores, sufrir y presenciar tanto el bullying como el ciberacoso «afectan a la autoestima y al futuro emocional de los menores, y si no se interviene pronto, las secuelas pueden acompañarles toda la vida».