Pese a que Marius Borg no tiene sangre real, siempre ha disfrutado de un estatus especial en la corte. Su madre, Mette-Marit, se casó con el heredero al trono de Noruega, el Príncipe Haakon y ha vivido como un príncipe más aunque sin título. Se ha convertido en el «chico malo» de la realeza europea a pesar de no tener derecho al trono, ya que la unión de su madre con el príncipe heredero trajo consigo también la firma de un documento en el que quedaba especificado que Marius nunca estaría en la línea de sucesión. gracias a sus privilegios, el joven de 24 años ha podido estudiar finanzas en California y diseño en Milán, además de haber estado varios años sabáticos en el extranjero con todos los gastos pagados por la corona noruega. Ha trabajado como agente inmobiliario, editor de una revista, mecánico e incluso imagen de una aplicación de citas online.