Paloma Cuevas y Luis Miguel este verano giran juntos
El martes el avión privado del cantante, con bandera mejicana, aterrizaba en Buenos Aires, en su interior viajaban su novia y sus hijas
Cuando Frank Sinatra cumplía 80 años, un joven Luis Miguel se subía a un escenario de Nueva York, con Sinatra en primera fila y le cantaba sus canciones. Sus giras son galácticas, apoteósicas. La última, la de 2019, duró año y medio, ofreció ciento cincuenta conciertos en setenta y nueve ciudades de quince países, empezó un 21 de febrero y acabó el 19 de septiembre de 2019.
Después de cuatro años, todo es especial para el cantante, está enamorado y celebra sus 41 años triunfando en la música y así vuelve a los escenarios con el Luis Miguel Tour 2023.
Serán 66 conciertos, desde hoy 3 de agosto en Buenos Aires, Argentina, hasta el 17 de diciembre en Jalisco, Méjico. Cuatro países y treinta y seis ciudades. En todos han colgado el «todo vendido», las entradas se agotaron en diez horas. Tan sólo para octubre en Indianapolis y en Oklahoma queda alguna localidad. Argentina, Chile, Estados Unidos y Méjico esperan al Sol y a su Luna, Paloma Cuevas, que será la destinataria de sus canciones por primera vez y desde tan cerca. Antes lo había visto muchas veces pero no se amaban como ahora. Lo que será una prueba de fuego para la pareja, ya se sabe la adrenalina y el estado convulso de nervios que genera una gira de conciertos con tanta expectación. Eso no significa que Cuevas le acompañe en todos, pero en el inicio sí ha querido estar.
Gracias a la movilidad del teletrabajo, Paloma puede seguir gestionando su patrimonio familiar y su trabajo en una sociedad inversora desde cualquier parte del mundo. No es un apéndice del Sol de Méjico, si acaso un destello. Las mujeres facturan, y ella lo hace, pero además posee dos armas invencibles; la dulzura, hasta su perfume es dulce y su fuerza interior, que es su mejor arma de resistencia, como ha quedado patente en estos últimos años. Luis Miguel y Paloma Cuevas este verano giran juntos, al menos en el inicio de la gira.
Luis Miguel, también conocido como El Sol de México y familiarmente como Micky, bebe agua con nombre de monte japonés, llegó el martes uno de agosto al aeropuerto de Ezeiza a las once de la mañana procedente de Ecuador. Su avión luce la bandera de Méjico y un escudo dorado con leones y corona. Paloma bajó las escalerillas tapándose con un paraguas blanco. Días antes estuvo comprando los últimos detalles de ropa en Rodeo Drive en Beverly Hills asesorado por su novia Paloma. El mejicano siempre sube al escenario con traje oscuro y camisas impolutamente blancas. En el primer estadio en el que cantará, el Movistar Arena de Buenos Aires, caben 11.500 personas sentadas y se desplaza por la ciudad con un convoy de cuatro furgonetas con cristales oscuros y ocho motos. Los numerosos fanes hacen guardia veinticuatro horas cantando canciones en las inmediaciones del hotel donde se aloja en la zona bonaerense de Puerto Madero.