Infanta Elena de Borbon, en una imagen de archivo
Gente
El restaurante castizo y asequible que elige la Infanta Elena para sus cenas con amigos
Un clásico para los madrileños que quieran disfrutar de una buena tortilla de patatas
Elena de Borbón parece haber comenzado una segunda juventud al cumplir los 60. Con una vida social cada vez más intensa, no hay evento, boda o celebración que se pierda, ampliando su círculo de amigos más allá de los tintes aristocráticos. El último ejemplo es el cumpleaños que celebró el pasado 13 de marzo en pleno corazón de Madrid.
La hermana del Rey Felipe VI no quiso perderse la celebración de uno de sus amigos íntimos, el actor Ignacio Galán Ordóñez, que actúa en Malinche: El musical, el proyecto de Nacho Cano sobre el mestizaje entre Malinche y Hernán Cortés. «Nunca olvidaré esta cena de cumpleaños. Gracias a todos los que estuvisteis conmigo y en especial a nuestra querida doña Elena. Gracias por su cercanía, amistad y cariño», escribió el intérprete en su perfil de Instagram junto a las dos fotos de la cena.
Vestida con un jersey de cuello vuelto negro con una americana entallada con estampado Príncipe de Gales, la Infanta Elena hacía su aparición, junto a otro de sus grandes apoyos, Rita Allende Salazar. Ambas disfrutaron junto al resto del grupo de una distendida cena en uno de los locales más castizos de la capital: La Buha.
Ubicado en la céntrica plaza de la Cebada, este restaurante se ha convertido en uno de los más conocidos por la extravagancia con la que cocinan su plato por excelencia: las tortillas de patata, que han conquistado los paladares de España con más de 30 rellenos distintos.
Ya sea con mermelada de pimientos, chorizo, cebolla caramelizada, jamón york y queso, boletus, salsa trufada, morcilla, tres quesos, verduras o galapeños, entre otros, La Buha triunfa y sirve alrededor de 30.000 unidades al mes. El éxito ha sido tal que al local original abierto en el barrio de La Latina se unen otros tres locales en Madrid, uno en Murcia y dos en Ciudad Real, provincia natal del dueño.
La Infanta Elena junto a su grupo de amigos
La primera taberna fue fundada por Santiago Villar, alias El Buo, en un pequeño municipio de la zona, Villanueva de la Fuente en 1970. Tras su temprana muerte, tuvo que ser su hijo quien se hiciese cargo del negocio familiar. «A los doce años ya estaba al mando. Me he criado detrás de una barra y estoy orgulloso de ello», afirma Antonio Villar en una entrevista a Lanza.
Con el éxito en ciernes, su ambición fue a más y se formó en hostelería en Murcia. Poco después, ya estaba en Madrid dispuesto a triunfar y honrar a sus padres, apodados El Buo y La Buha. Los comienzos fueron duros económicamente, pero estaba dispuesto a cumplir el sueño y, desde el principio, tuvo buena acogida por los clientes. Algo que, en más de dos décadas, no hay cambiado. «Intentamos tener la mejor relación calidad-precio e ir mejorando constantemente».
Una de sus famosas creaciones
La idea de innovar con los sabores surgió porque quería dar otro toque a las exquisitas tortillas de patata que cocinaba su madre. Villar recuerda que con ellas intentaban dar salida a la cantidad de huevos que acumulaba su granja de gallinas en el pueblo. «Comencé con la tortilla de cebolla manchega caramelizada con queso de cabra y gustó mucho. Después seguí con otros ingredientes hasta llegar a 23 tipos», reconoció en El Español.
Desde entonces, sirven tres tamaños distintos: una de dos kilos y 10 centímetros de altura que lleva entre 10 o 12 huevos; otra de 8 y una de tan solo 5 que sirve en los desayunos. Y todas ellas con un precio máximo de 19 €.
Tabernas El Buo y La Buha
Calle del Humilladero, 4 (Madrid)
Calle Gravina, 4 (Madrid)
Plaza de la Cebada, 10 (Madrid)
Calle Gravina, 6 (Madrid)
Plaza Mayor (Ciudad Real)
Plaza de Santa Isabel, 3 (Murcia)
Calle Gravina, 4 (Madrid)
Plaza de la Cebada, 10 (Madrid)
Calle Gravina, 6 (Madrid)
Plaza Mayor (Ciudad Real)
Plaza de Santa Isabel, 3 (Murcia)
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