Carlos Alcaraz, en una imagen de archivo
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El restaurante «talismán» de Alcaraz en Madrid
El tenista murciano tiene como ritual acudir a él antes de cada partido en la capital
Carlos Alcaraz acaba de cumplir 22 años y ya se ha consolidado como uno de los grandes del tenis mundial. Campeón vigente de Wimbledon y Roland Garros, actual número tres del ranking ATP, y —cuando no empuña la raqueta— habitual de fiestas, parrillas y sonrisas que no pasan desapercibidas. El estreno del documental A mi manera, producido por Netflix, ha mostrado a un Alcaraz más distendido, más humano. Una imagen que, en una era de superatletas blindados por departamentos de comunicación, ha incomodado a más de uno.
Entre imágenes de celebraciones y planes distendidos, algunos han acusado al murciano de «poca profesionalidad». Pero quien mejor lo conoce, Rafa Nadal, no ha tardado en intervenir como si defendiera el honor de un hermano pequeño: «Conociendo a Carlos, creo que el documental no muestra cómo es realmente, ni cómo vive su carrera», declaró a L’Équipe.
Lo cierto es que el tenista no disimula: le gusta entrenar, competir… y vivir bien. Disfruta del ambiente, del jaleo comedido y, sobre todo, de la buena mesa. Su sitio de referencia es De María, el asador argentino de la calle Félix Boix de Madrid, a unos metros del Bernabéu, donde se siente como en casa. Durante el Mutua Madrid Open de 2023, repitió allí al menos en cuatro ocasiones. Lo llama su «restaurante talismán» y no es para menos. En ese templo carnívoro no se mide el lujo, sino la calidad de la parrilla.
En De María, Alcaraz suele dejarse ver degustando platos como anchoas, boquerones en vinagre, atún fresco y, por supuesto, las carnes al estilo argentino que han hecho célebre a este local. Los favoritos de la casa incluyen el chuletón fileteado para dos personas por 54,45 euros, el ojo de bife a 27,95, el secreto ibérico con mermelada de guindilla por 20,30, y platos tan refinados como el rape con salsa de azafrán y almejas por 31,20. Para acompañar, unas patatas soufflé que se suben a 14,25 euros, y como colofón, la tarta de queso casera con frutos del bosque, 8,20 euros de puro final feliz.
Alcaraz, junto a su equipo y su familia, en el restaurante De María
La clientela habitual tampoco es anecdótica: basta asomarse a las redes del restaurante para descubrir que allí se cena entre nombres propios. Nicky Jam, Xabi Alonso, Malú, Rodrigo De Paul, Paulina Rubio… más que una parrilla, parece una zona mixta de celebridades. Allí, las fotos son más frecuentes que los platos. Y el campeón de Wimbledon y Roland Garros, entre copa y costilla, encaja con naturalidad: sin postureo forzado, sin disfraz de estrella. Solo disfrutando.
Ahora bien, detrás de esa imagen, está también el Carlos de siempre. El que no olvida de dónde viene. En su visita a El Hormiguero, lejos de las carnes argentinas o los menús de degustación, confesó sin dudar que su plato favorito son los macarrones con tomate y carne. Así, tal cual. El plato de toda la vida. El de la madre antes del partido. El que no necesita estrellas Michelin, solo una cocina con luz. Y es que él puede estar en la cima del tenis, firmar contratos millonarios, rodearse de ídolos y sentarse en los mejores asadores de Madrid, pero sigue siendo, en esencia, el chaval de El Palmar que come lo que le gusta y celebra lo que consigue. Disfrutón, sí. Pero con los pies en el suelo.