Doña Letizia, en la cena de gala del Palacio Real
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La historia detrás de la tiara rusa de Doña Letizia
La pieza, encargo de la reina María Cristina, es una de las diademas que probablemente Don Juan Carlos haya añadido al joyero Real
Doña Letizia ha utilizado la Tiara Rusa de la Reina María Cristina por tercera vez en público en la cena de gala ofrecida al sultán de Omán ayer. Se trata de una pieza inspirada en el estilo que la Emperatriz María Fedorovna de Rusia puso de moda a finales del siglo XIX. Veamos.
Los tocados de estilo Kokoshnik –palabra que significa literalmente «peine de gallo» en ruso– eran piezas de adorno de origen popular que llevaban las señoras casadas para cubrir su cabello en la Rusia del siglo XVIII y XIX.
Una pieza inspirada en el estilo que la Emperatriz María Fedorovna de Rusia
Hecha en platino, perlas y brillantes, se asemeja a las tiaras de estilo «kokoshnik» ruso que las Familias Reales de Suecia, Dinamarca, Rumanía, Holanda e Inglaterra. María Cristina la encargó para utilizarla ella. Tras la muerte de la Reina María Cristina en 1929 y la separación de Alfonso XIII y Victoria Eugenia, el Rey exiliado en Roma cedió la pieza a su futura nuera por su boda con Don Juan.
María de las Mercedes de Borbón y Orleans, madre del Rey Don Juan Carlos, la llevó en numerosas ocasiones, para luego cedérsela –o al menos su uso– a la Infanta Pilar y la Infanta Margarita, quienes, junto con Simoneta Gómez-Acebo, la llevaron en sus bodas respectivas.
Doña Sofía, con la tiara rusa en 2007
El Rey Juan Carlos, continuador de la labor de su abuela Victoria Eugenia en la ampliación de las «joyas de pasar» debió negociar con sus hermanas para quedarse con esta preciada pieza y Doña Sofía empezó a lucirla en el año 2006 durante una visita oficial a Noruega.
María de las Mercedes de Borbón y Orleans la lució antes de cedérsela a su nuera, la Reina Sofía
Doña Letizia llevó esta diadema por primera vez en la cena de Estado ofrecida en el Palacio Real en honor del presidente de China, Xi Jinping. Ahora la ha vuelto a llevar en la gala en honor del sultán de Omán ayer noche, acompañando a un vestido azul fuerte que no le quedaba del todo ajustado.
Doña Letizia escogió llevar la diadema con una larga melena suelta y quizás más atrás de lo normal, probablemente para no empequeñecer y así contrarrestar sus rasgos y silueta, muy perfilados. Quizás sea la diadema más difícil de llevar de la Casa Real, con lo que se entiende que la haya utilizado en menos ocasiones.