Fundado en 1910
Barricadas en Viena, 26 de mayo de 184

Barricadas en Viena

Picotazos de historia

La ingeniosa toma de los puentes de Viena durante las guerras napoleónicas

La toma del puente de Tabor fue un acto decisivo de la guerra que permitió a las tropas francesas ocupar Viena y apoderarse de los grandes depósitos que allí había

León Tostoy, en su novela Guerra y Paz, hace explicar, por boca del diplomático Bilibin, la toma del puente de Tabor (vol. I, Part. II, Cap. 10). Este fue un acto decisivo de la guerra que permitió a las tropas francesas ocupar Viena y apoderarse de los grandes depósitos que allí había (incluidos dos mil cañones).

Napoleón acepta la rendición del general Mack y del ejército austríaco en Ulm. Pintura de Charles Thévenin

Napoleón acepta la rendición del general Mack y del ejército austríaco en Ulm. Pintura de Charles Thévenin

El 20 de octubre de 1805 el austriaco general Mack rindió las tropas bajo su mando (32.000), más la fortaleza de Ulm con cañones (200) y bastimentos. Napoleón, con muy mala uva, envió a los prisioneros a Francia y liberó al general Mack. Inmediatamente dio orden a los cuerpos de ejército bajo el mando de Lannes, Soult, la caballería de Murat y la división de granaderos de Nicolás Oudinot de que partieran en dirección al río Danubio para capturar los vitales puentes de Taborsky y Shpitsky, que les permitiría situarse en la retaguardia del ejército ruso de Kutuzov y les abriría las puertas de la capital austriaca. Estos importantes objetivos estratégicos estaban protegidos por una fuerza de 13.000 soldados austriacos comandados por el no excesivamente apto príncipe Karl Auersperg von Mautern. Para más seguridad, los puentes habían sido minados y fortificados. Listos tanto para la defensa como para la voladura, si fuera necesario. Las órdenes de los austriacos eran estrictas: bajo ningún concepto los puentes podían ser capturados, intactos, por el enemigo.

La mentira de los franceses

Los franceses, viendo que sería una locura intentar el asalto directo, idearon una estratagema. El 13 de noviembre, un grupo de emisarios franceses se presentó ante las tropas que protegían el puente de Tabor y comunicó al oficial al mando un importante mensaje: El mariscal Murat llegaría pronto para negociar con Auersperg.

Las órdenes de los austriacos eran estrictas: bajo ningún concepto los puentes podían ser capturados, intactos, por el enemigo

Un rato después se acercó al puente una fuerza francesa de cuatro regimientos de caballería (más una división de granaderos ) que daban «escolta» a los generales Bertrand y Moissel. El general Bertrand (quien sería nombrado ayudante del propio Napoleón tras la batalla de Austerlitz, que tendría lugar en pocos días) comunicó al coronel Goeringer –al mando del sector– que tanto Austria como Francia habían firmado un alto el fuego. Que las negociaciones seguían su curso y uno de los principales puntos era la garantía de la seguridad de los puentes, motivo por el que estaban ellos allí y solicitaban la presencia del comandante austriaco. Goeringer permitió el paso de los generales, junto a un numero discreto de escoltas, y envió mensaje al príncipe Auersperg.

El general Kinmeier, quien había conseguido sacar sus tropas de la trampa de Ulm, aconsejó la voladura inmediata de los puentes pero Auersperg rechazó el consejo y se reunió con los generales franceses. Cuando llegó al puente de Tabor encontró que a los dos generales se les había unido un tercero, Augustine Daniel de Bellard, jefe del estado mayor de la caballería del cuerpo de ejército de Murat, quien se quejó de la indisciplina de los austriacos por poner en peligro unas delicadas negociaciones. Auersperg dio la razón a los franceses y, entretanto, los franceses habían estado cruzando el puente, cortando las mechas que unían los barriles de pólvora y acercándose hasta los cañones. Incluso el general Bertrand se puso cómodo encima de uno. Antes de que se dieran cuenta el puente había sido tomado intacto, los cañones capturados y el comandante austriaco hecho prisionero.

Karl Joseph Auersperg fue juzgado en consejo de guerra y declarado culpable de negligencia (ser idiota no esta penado en ningún código). Fue despojado de todos sus empleos, grados y condecoraciones y expulsado con deshonor del ejército. Salvándose, de milagro, de no ser fusilado.