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Explosión Nuclear

Explosión NuclearAFP

Armamento nuclear

¿A qué distancia es posible sobrevivir a una explosión nuclear?

En plena escalada nuclear global, la distancia entre la vida y la muerte puede medirse en metros

En un momento en el que las tensiones entre Israel e Irán alcanzan cotas críticas, con ataques cruzados, amenazas abiertas y el fantasma nuclear cada vez más presente, la pregunta ya no suena lejana ni propia de la ficción distópica: ¿se puede sobrevivir a una explosión nuclear? ¿Y a qué distancia?

La reciente advertencia de Irán sobre una posible «respuesta devastadora» a futuros ataques israelíes ha vuelto a colocar el escenario nuclear sobre la mesa. La implicación de Estados Unidos en el conflicto, el rearme táctico ruso en medio de la guerra de Ucrania y los mensajes ambiguos de la OTAN contribuyen a un clima de máxima tensión global.

Aunque una guerra nuclear sigue siendo el peor escenario posible, los expertos en defensa y salud pública coinciden en que comprender los efectos físicos de una detonación nuclear y las posibilidades de supervivencia no es alarmismo, sino información crítica. La distancia, el refugio y los primeros segundos tras el estallido pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

Los efectos de una explosión nuclear

La explosión nuclear o atómica es aquella que ocurre como resultado de la rápida liberación de energía de una reacción nuclear de alta velocidad. La reacción de conducción puede ser fisión nuclear o fusión nuclear o una combinación en cascada de múltiples etapas de los dos, aunque hasta la fecha todas las armas basadas en fusión han utilizado un dispositivo de fisión para iniciar la fusión.

Gracias a un simulador interactivo desarrollado por el historiador de la ciencia Alex Wellerstein —integrado en la plataforma Outrider—, es posible visualizar el impacto de una explosión nuclear en cualquier punto del planeta. La herramienta permite elegir la ciudad, el tipo de bomba, si la detonación ocurriría en el aire o al nivel del suelo, y calcular con precisión las consecuencias humanas y materiales del estallido.

Si se lanzara una bomba nuclear sobre el centro de Madrid, el escenario sería devastador: la onda expansiva alcanzaría prácticamente toda la Comunidad de Madrid y llegaría a extenderse hasta áreas de las provincias limítrofes, como Toledo o Guadalajara.

En una detonación terrestre —es decir, al nivel del suelo en lugar de en el aire— la bola de fuego generada sería tan intensa que arrasaría aproximadamente 113 kilómetros cuadrados, con temperaturas que superarían por 10.000 veces las de la superficie del Sol. El calor radiado afectaría a más de 8.200 kilómetros cuadrados, provocando quemaduras letales a cualquier persona expuesta y reduciendo materiales comunes como plásticos y papel a cenizas.

La onda de choque, por su parte, se propagaría violentamente por casi 900 kilómetros cuadrados, colapsando edificios y derribando estructuras en su trayectoria.

En cuanto a la radiación, se dispersaría por un radio de unos 80 kilómetros cuadrados. En esa zona, una persona recibiría una dosis cercana a 500 rem, una cantidad letal que causaría una intoxicación aguda capaz de provocar la muerte en cuestión de horas o semanas.

En un escenario así, se estima que habría más de 3,4 millones de muertos y alrededor de 1,2 millones de heridos solo en los primeros momentos tras la explosión.

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