
Estatua de Marilyn en la isla de Zamami
Picotazos de historia
Una historia de amor entre perros japoneses
Todos los días Shiro desafiaba las frías aguas y las corrientes, nadando seis kilómetros diarios para encontrarse con ella y volver a casa
Las islas Kerama están situadas a unos 22 kilómetros de la japonesa isla de Okinawa. De este grupo –formado por 22 islas– solo cuatro están habitadas, siendo Zamami la de mayor tamaño y población. A tres kilómetros de esta se encuentra la menor de las islas habitadas, de nombre Aka.
En 1985 el matrimonio Nakamura se instaló en la isla de Zamami, mientras llevaba a cabo la adquisición de una vivienda y el acondicionamiento de la misma en la cercana isla de Aka. Con ellos estaba su perro de raza akita, Shiro. Transcurrieron varios meses hasta que el matrimonio, con su perro, pudieron instalarse en su nueva vivienda. El señor Nakamura estuvo muy ocupado en los miles de detalles que conlleva el instalarse en un nuevo hogar. Transcurrido un tiempo, Nakamura y su mujer, se percataron de que su perro estaba teniendo un comportamiento extraño. El animal desaparecía por las mañanas y no regresaba a casa hasta el anochecer. Siempre regresaba completamente empapado, devoraba su cena con gran apetito para, posteriormente, caer dormido como si estuviera agotado tras un gran esfuerzo. El señor Nakamura decidió resolver el misterio del comportamiento de su perro.

Estatua de Shiro en la isla de Aka
A la mañana siguiente le siguió cuando abandonó la casa. El perro fue directo hacía la costa y se lanzó al agua, empezando a nadar decididamente hasta la próxima isla de Zamami. Nakamura subió a un bote de su propiedad y siguió al perro. Una vez en tierra firme Shiro se encaminó hacia una casa que Nakamura reconoció: pertenecía a unos vecinos que tuvo durante su breve estancia en esa isla. De la casa salió, dando brincos de alegría, una hermosa perrita y juntos empezaron a jugar y saltar por los campos.
Durante los breves meses que Shiro estuvo en Zamami había conocido a la perrita, de nombre Marilyn, de los vecinos y habían establecido una entrañable amistad. Cuando el matrimonio Nakamura se trasladó a la isla de Aka, Shiro se negó a aceptar la separación y, un buen día, se lanzó al agua dispuesto a reunirse con su amada. Todos los días desafiaba las frías aguas y las corrientes, nadando seis kilómetros diarios para encontrarse con ella y volver a casa. Nakamura, llamó a la puerta de sus antiguos vecinos y les contó el motivo de por qué estaba allí y el descubrimiento que acababa de hacer. Los vecinos le confirmaron que hacía tiempo que veían a Shiro por ahí, que les había extrañado pero que no le dieron más importancia. Ahora, tras las explicaciones de Nakamura, comprendían la presencia de Shiro.
Estatua de Marilyn en la isla de Zamami
Los japoneses son un pueblo de contrastes, capaces de escabechar a centenares de miles chinos en Nanking y de emocionarse con un pétalo de la flor del cerezo o el comportamiento de un animal. La historia de amor entre Shiro y Marilyn les tocó en su fibra más sensible. En especial cuando, al año siguiente, Marilyn murió. Shiro murió de pena unos años después.
Si van a la isla de Zamami, perteneciente a las islas Kerama, en la costa y frente la isla de Aka, encontraran una estatua de un perro que mira fijamente hacía la vecina isla. Representa a la perrita Marilyn. En línea recta, pero en la opuesta isla de Aka, podrán encontrar otra estatua que representa a Shiro, mirando fijamente en dirección a su amada.