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08 de mayo de 2024

Desembarco de tercios españoles en la batalla de la isla Terceira, en las islas Azores, fresco de Niccolò Granello en la Sala de las batallas del monasterio de El Escorial

Desembarco de tercios españoles en la batalla de la isla Terceira, en las islas Azores, fresco de Niccolò Granello

Picotazos de historia

La heroica defensa del fuerte del León: Juan del Águila frente a D´Aumont

El 11 de octubre el ejército del inglés D'Aumont empezó a abrir trincheras en torno al fuerte mientras la flota del almirante inglés Frobister disparaba, salva tras salva, contra el fuerte desde el mar

Principios del año de 1594, Don Juan del Águila y su Tercio Viejo de Sicilia llevan casi cuatro años combatiendo en la Bretaña francesa pero nunca ha tenido tropas suficientes. Ahora estaba decidido a tomar Brest, el puerto más importante de la Bretaña. Desde allí podría lanzar ataques contra el comercio que fluía por el canal de la Mancha y –¡quién sabe!– tal vez hasta atacar a los ingleses en su propia tierra.
Para desorientar al ejército anglo francés mandado por el mariscal D´Aumont y el inglés John Norris, los españoles hicieron marchas y contramarchas. Previamente, Del Águila, había tenido la precaución de dejar una guarnición suficiente para proteger su base de Blavet.
El 20 de marzo del Águila alcanzó los alrededores de Brest. Después de violentos combates ocuparon la península de Crozón, al este de la ciudad. Crozón formaba uno de los extremos de entrada al puerto de Brest y su extremo, en la parte más oriental de la península, se denomina Rascavel. Fue en esta estratégica posición donde levantaron un pequeño fuerte que bautizaron como Fuerte del León. La fortificación contaba con dos medios baluartes que protegían la entrada a la que se accedía por un puente levadizo, que superaba el foso. Estaba artillado con doce culebrinas de 18 libras y dos sacres de 6 libras cada uno.
El mariscal francés no estaba dispuesto a permitir la existencia de tan peligrosa fortificación, por lo que se aprestó a atacarla. Juan del Águila no tenía suficientes tropas para hacer frente al ejército anglo francés por lo que decidió retirarse a Blavet con idea de reunir tropas y, luego atacar al ejército enemigo por la retaguardia mientras estaba ocupado atacando el fuerte del León. El Yunque y el Martillo. Un clásico de la táctica militar. Dejó una guarnición de tres compañías –unos trescientos soldados–, las de los capitanes Diego de Aller, Pedro Ortiz y Tomé de Paredes, nombrando gobernador del fuerte a este último.
El Fuerte del Águila en su estado actual, muy modificado durante el siglo XVII

El Fuerte del Águila en su estado actual, muy modificado durante el siglo XVIIWikimedia Commons

A la guarnición se sumaría los civiles que acompañaban a las tropas y los lugareños que buscaron refugio frente a sus vecinos protestantes. D´Aumont era otro soldado veterano y, al oír de la retirada de Juan del Águila se olió la tostada, dividió a su ejército: una fuerza de unos 6.000 soldados se situarían entre la península de Crozón y Blavet con orden de retrasar el avance de las tropas españolas, el resto del ejército protestante –algo más de 7.000 soldados– se centraría en tomar el fuerte del León lo antes posible.
El 11 de octubre empezaron a abrir trincheras en torno al fuerte mientras la flota del almirante inglés Frobister disparaba, salva tras salva, contra el fuerte desde el mar. Cuando las tropas de tierra finalizaron su trabajo doce grandes piezas de artillería comenzaron a desmigar los muros del fuerte. El primer asalto duró unas tres horas y solo terminó cuando un disparo de fortuna alcanzó un deposito con doce barriles de pólvora en el lado francés. Estos, conmocionados por el zambombazo y carentes de pólvora, hubieron de esperar ser aprovisionados, lo que dio un respiro a la plaza.
El segundo asalto no solo fue rechazado. Los españoles, bien crecidos, hicieron una salida alcanzando la trinchera enemiga y dejando varios cañones «clavados» (acción de introducir un clavo por el «oído» del cañón para dejarlo inservible). Pero pasaba el tiempo y nada se sabía de las tropas del Tercio de Sicilia ni de su Maestre de campo. Primero, la guarnición, agotó las municiones por lo que tuvieron que recurrir a clavos, chatarra, hebillas y cuanto trozo de hierro pudieron aprovechar. Hasta monedas.
El día 18 de noviembre el fuerte sufrió un violentísimo ataque que duró desde el amanecer hasta el ocaso y que consiguió rechazarse por los pelos. Se combatió a cuchillo sobre los restos de los muros de los baluartes y sobre el foso cubierto por los escombros. A pica, espada y cuchillo, pues la pólvora estaba agotada. El 19 rechazaron cuatro asaltos más. Durante el tercero cayó muerto, defendiendo la puerta de entrada, el valiente gobernador Tomé de Paredes. Esa noche cayó el fuerte pero no por la fuerza sino por traición. Apenas un puñado de defensores, dirigidos por un alférez, quedaban aptos para combatir cuando los ingleses se acercaron con bandera de parlamento. Aprovechando la oscuridad y la distracción asaltaron el castillo rebasando a los defensores. Caído el fuerte se procedió a la matanza de heridos, prisioneros y civiles que dentro había.
El mariscal D´Aumont, avergonzado por el comportamiento deshonroso de sus aliados, protegió a los pocos supervivientes que encontró –apenas trece– les dio un salvoconducto para alcanzar las fuerzas de Del Águila y les entregó una carta para su maestre de campo donde ensalzaba la decidida defensa que la guarnición y su comandante habían hecho del fuerte.
El cuerpo del capitán Tomé de Paredes fue enterrado en la iglesia de Brest, con todos los honores debidos, por orden expresa del mariscal D´Aumont, quien asistió al solemne sepelio y posterior misa.
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