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Genocidio armenio

Genocidio armenio

La masacre del pueblo armenio, el primer genocidio del siglo XX que el Gobierno turco sigue sin reconocer

Milicias kurdas, circasianas y miles de musulmanes que habían huido de los Balcanes y Rusia hacia Anatolia participaron en el castigo contra los armenios tensando aún más la situación contra los cristianos en general y los armenios en particular

Es, con diferencia, el más conocido de los múltiples genocidios que cometieron las autoridades turcas apoyados en los kurdos de Anatolia por su virulencia, el tamaño de su comunidad y sus posteriores consecuencias. La presión tanto del estado armenio como de la diáspora han tenido como objetivo dar a conocer semejante crimen.

La historia de Armenia no ha sido fácil, han estado en una zona de constante conflicto entre imperios: desde los romanos y partos hasta los bizantinos y sasánidas, los otomanos y safávidas y los otomanos y los rusos. Ha sido siempre una línea de fractura que se han disputado los poderes regionales a costa del pueblo armenio autóctono…sumándole a esto la llegada desde el norte del Imperio ruso y la posterior Unión Soviética.

Los armenios, como los asirios y griegos tratados en los anteriores artículos, son los aborígenes de estas latitudes y tienen su origen en la civilización de Urartu siendo el primer gran reino que se convierte al cristianismo (anteriormente algunos reyes asirios de pequeños reinos del norte de Mesopotamia como la dinastía de los abgáridas ya se habían convertido). Los armenios, sin embargo, son el primer reino determinante que se convierte al cristianismo…después vendría Etiopía y, finalmente, el Imperio romano.

Esto implica varios factores: primero, una amplia comunidad que no se ciñe a la actual República de Armenia sino que el tamaño geográfico de la nación armenia llegaba hasta los Montes Tauro; en segundo lugar poseían una cultura rica y milenaria dividida en un periodo pagano y otro cristiano con una teología muy definida y un bagaje cultural importante por lo que siempre fueron considerados élite.

Hasta día de hoy el gobierno turco no reconoce el genocidio armenio

Como dijimos antes, sin embargo; la profunda intelectualidad de este grupo poblacional y sus relaciones con armenios bajo influencia rusa y persa hizo que de la misma forma que en tiempos de paz dinamizaban la economía y servían de enlaces entre estos diferentes poderes, en tiempos de las tanzimat y el ultranacionalismo turco fueran un peligro. El poder de la Iglesia Apostólica Armenia sufrió un primer golpe con las tanzimat: surgen organizaciones armenias laicas de corte identitario, que exigen formar parte de la alta estructura de poder en el nuevo marco imperial, lo que se les niega y debilita el poder religioso sobre la comunidad.

La llegada de las ideologías socialista y comunista, la aparición de partidos de izquierda y de grupos nacionalistas liderados por jóvenes armenios educados en universidades europeas o la llegada de misiones occidentales a Anatolia hizo que los armenios cuestionaran su posición de segunda clase en el Imperio. Estos grupos se apoyaban en el creciente descontento por las injerencias imperiales, los atropellos tributarios a los que los sometían, los saqueos y ataques de kurdos y circasianos y el no poder formar parte en los juicios como testigos por su condición de cristianos ya que al ser dhimmi no tenían derechos según la Sharía.

Muchos de estos intelectuales se apoyaban en las reformas de las tanzimat que, curiosamente, eran papel mojado porque nunca se aplicaron por lo que las posiciones y la separación entre el gobierno imperial y la comunidad armenia comenzaron a radicalizarse y a generar una tensión creciente.

Una columna de armenios es llevada a un campo de prisioneros por soldados otomanos, abril de 1915

Una columna de armenios es llevada a un campo de prisioneros por soldados otomanos, abril de 1915

En este contexto, con el avance ruso por el este de Anatolia y las denuncias del Patriarca Armenia de Constantinopla (Narsés II) de que había conversiones forzadas, asesinatos, saqueos y confiscación de tierras tanto Francia como Reino Unido avisaron al sultán de que tenían derecho de intervención en el Imperio para defender a los cristianos lo cual aumentó la inquina hacia estos por parte de la sociedad otomana. En el este, en las zonas que cayeron bajo dominio ruso los otomanos se dedicaron a exterminar a la población armenia, que en el Tratado de San Stéfano queda, por primera vez, descrito el «problema armenio» como tal.

Las masacres no terminaron sino que siguieron con las masacres hamidianas cuando los armenios decidieron que no iban a tributar doblemente los impuestos debidos al imperio y una facción nacionalista armenia se lanzó al ataque contra las tropas imperiales, que les rechazó y se cebó con la población de la provincia de Erzurum, Van, Bitlis, Diyarbakır, Mamuret ül-Aziz y Sivas. Milicias kurdas, circasianas y miles de musulmanes que habían huido de los Balcanes y Rusia hacia Anatolia participaron en el castigo contra los armenios tensando aún más la situación contra los cristianos en general y los armenios en particular.

El golpe de Estado de los Jóvenes Turcos (1908) animó a los armenios, pero pronto se dieron cuenta de que no formaban parte de los planes políticos de esta nueva élite que les veía como ciudadanos molestos y de tercera clase. Por otro lado tampoco contentaban a los radicales islámicos que pretendían devolver al sultán al trono, el contragolpe de 1909 acabó con la masacre de Adana por parte de tropas turcas contra la comunidad armenia que acaban con cerca de 30.000 asesinados.

El golpe final y lo que terminaría creando el caldo de cultivo para el genocidio armenio sería la derrota otomana en la Primera Guerra de los Balcanes, la pérdida del 85 % del territorio europeo y la llegada de casi un millón de refugiados musulmanes a Anatolia, vista ya como el último refugio turco y corazón del imperio. Estos refugiados pronto se sintieron ofendidos por la situación acomodada de muchos de los armenios, su poder intelectual y su organizada comunidad. Eso junto con la sensación de derrota frente a los cristianos, las llamadas a la venganza por parte de los imames en la mezquitas y los periódicos sentó las bases para el genocidio que duró de 1914 a 1923.

La sensación de derrota frente a los cristianos, las llamadas a la venganza por parte de los imames en la mezquitas y los periódicos sentó las bases para el genocidio que duró de 1914 a 1923

En la batalla de Sarikamish en 1914, el poder otomano intentó acercarse al congreso armenio de Erzurum a fin de provocar una insurrección armenia en la zona armeno-rusa a fin de que las tropas otomanas pudieran entrar y atacar a los rusos desde Transcaucasia y avanzar hacia el Caúcaso recuperando territorios perdidos en el siglo XIX. Los armenios se negaron y Enver Pashá decidió lanzarse por sí mismo a la batalla siendo brutalmente derrotado por los rusos de modo que el líder turco culpó a los armenios y los imames declararon la yihad contra los cristianos.

La primera parte del plan era sacar a los armenios de las regiones orientales de Anatolia para evitar que fueran una fuerza que permitiera el avance ruso en la península por lo que la primera medida fue deportarlos a Siria mediante marchas de la muerte: en primer lugar se produjo el asesinato de líderes religiosos e intelectuales para pasar luego a los hombres y adolescentes y usar así a las mujeres como esclavas sexuales.

Algunos intelectuales armenios arrestados el 24 de abril de 1915; unas semanas después fueron deportados y asesinados

Algunos intelectuales armenios arrestados el 24 de abril de 1915; unas semanas después fueron deportados y asesinados

Mientras los kurdos y circasianos masacraban a los armenios, algunos llevados por la codicia de saquear las riquezas armenias y otros por la ferviente creencia en la Yihad, a la que se sumaron los refugiados musulmanes caucásicos y balcánicos, los otomanos dejaban hacer y se concentraban en la administración del genocidio con las deportaciones.

Rafael Nogales Méndez, un aventurero venezolano, acabó (por avatares de su vida, que merecería una serie de artículos), siendo convertido en general por el imperio otomano tras ser comisionado para exterminar eslavos y armenios del este de Anatolia y participó en el Sitio de Van.

Las regiones del Lago Van, en Anatolia, han sido uno de los lugares ancestrales de armenios, ahora vacío de ellos, y un signo de «armenidad» al nivel del Monte Ararat. Mientras que se creaban batallones de trabajos forzados cuyo objetivo era asesinar al mayor número de hombres armenios lejos del conocimiento de las delegaciones occidentales (como hicieron con los griegos del Ponto y Anatolia). A estos soldados se les movía de posiciones activas y armadas a posiciones pasivas desarmadas, incapaces de defenderse, cayendo constantemente bajo el sable y los disparos de bandas turcas bien entrenadas que los pasaban a cuchillo.

En Van se intentó lo mismo cuando Jevdet Bey pidió cuatro mil soldados a los armenios, estos sabían que el objetivo era posicionar a esos jóvenes para que fueran asesinados de modo que para ganar tiempo les ofrecieron 500 y dinero por exención militar de otros miles a lo que Jevdet amenazó con matarlos a todos por «traición». El sitio de Van duró del 17 de abril al 19 de mayo de 1915 y terminó con la aparición del ejército ruso, que hizo huir a los otomanos y pudieron salvar a parte de los armenios. Estos genocidios, que se extendieron hasta Alepo, fueron tratados por el embajador estadounidense Morgenthau directamente con Talaat Pasha y Enver Pashá, que justificaron el genocidio.

El sitio de Van

Armenios defendiendo las murallas de Van en la primavera de 1915

Aparte de los batallones de la muerte y el hostigamiento, asaltos de aldeas y saqueos, las marchas de la muerte fueron el punto culminante del genocidio con el desplazamiento de los armenios, sin suministros, con el claro objetivo de matarlos de hambre y sed en los inhóspitos desiertos sirios de Hama y Deir Azzor, donde muchas mujeres fueron tatuadas y vendidas como esclavas tras el asesinato de sus familiares o la muerte deliberada de otros miles por hambre, sed y enfermedades.

Los alemanes, que construían las líneas férreas en la Irak otomana vieron muchas de estas partidas de armenios avanzando a pie por el desierto y a otros hacinados en vagones al sol durante horas. Los deportados supervivientes fueron integrados en veinticinco campos de concentración con el objetivo de ser eliminados de forma «segura» ya que los turcos dejaron de confiar en los métodos de los batallones de la muerte, deportaciones y en el uso de partidas y milicianos kurdos, circasianos y yihadistas ya que muchos armenios lograban escapar mientras que en los campos de concentración, controlados, podrían ser exterminados mejor.

Eitan Belkind, de la red judía Nili e infiltrado en el ejército otomano, en la unidad de Kemal Pashá (Mustafá Kemal Ataturk), declaró que había visto quemar vivos a habitantes de aldeas armenias, algunos fueron crucificados, otros decapitados y en Trebisonda fueron ahogados cuando fueron lanzados al mar desde los botes por orden de Nail Bey.

La zona oriental de Anatolia quedó vacía de armenios y ahora su población es mayoritariamente kurda, turca y circasiana no quedando rastro ni de asirios, griegos y armenios

Hubo «mengeles» otomanos, los médicos Behaeddin Shakir y Nazım Bey que asesinaban a miles de armenios usando sobredosis de drogas y envenenamientos masivos. Todo esto dentro del contexto más amplio de la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa, que afectó abiertamente a los armenios de la zona de influencia ruso-soviética con los experimentos nacionales en Transcaucasia. Solo el Imperio Persa y su comunidad armenia abrieron los brazos a los supervivientes armenios así como a los asirios.

Los responsables últimos del genocidio, que detentaban el poder turco, murieron de forma violenta y dos de ellos por manos armenias en venganza por el genocidio: Enver Pashá (murió en Tayikistán en 1922 por los soviéticos), Cemal Pashá fue asesinado en 1922 junto con su secretario en Tiflis, Georgia, por Stepan Dzaghigian en venganza por el genocidio armenio y Talat Pashá en Berlín en 1921 por Soghomon Tehlirian por la misma razón.

La realidad es que el genocidio causó efecto: la zona oriental de Anatolia quedó vacía de armenios y ahora su población es mayoritariamente kurda, turca y circasiana no quedando rastro ni de asirios, griegos y armenios salvo algunos monumentos. Hasta día de hoy el gobierno turco no reconoce el genocidio armenio y la única zona mayoritariamente armenia, la República de Armenia y Artsaj, es lo que quedó de la patria ancestral de este pueblo gracias a que se encontraba bajo influencia rusa y luego soviética, sino hubieran desaparecido también.

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