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09 de mayo de 2024

El Gran Incendio de Esmirna visto desde un barco italiano

El Gran Incendio de Esmirna visto desde un barco italiano

El genocidio griego

El incendio de nueve días que acabó con la presencia griega en el actual territorio turco

La llegada de los árabes arrasó la influencia griega en Oriente Medio pero no en Anatolia, pero la llegada de los otomanos revirtieron la situación y muchos griegos se islamizaron

Como vimos en el artículo sobre el genocidio de Sayfo contra los asirios y arameos dentro del contexto de este «Gran Crimen» entraron también los griegos pónticos, jonios, anatolios y constantinopolitanos. Los griegos llevaban asentados en Anatolia desde hace milenios y, de hecho, el inicio de la cultura griega clásica postmicénica nace tanto en la Grecia Peninsular como en la Anatolia. Las relaciones entre griegos siempre fueron muy estrechas hasta tal punto que los continentales ayudaron a los anatolios en sus revueltas contra los persas allá por el siglo V a.C.
Anatolia fue, por tanto, cuna de los helenos y lugar donde nace la filosofía (Tales de Mileto o Pitágoras de Samos) y, también, fue el primer lugar de difusión del Cristianismo más allá de Judea, Samaria o Galilea, veamos con ojos históricos las cartas a las Iglesias en el Apocalipsis, todas en Anatolia y escritas en griego.
La llegada de los árabes arrasó la influencia griega en Oriente Medio pero no en Anatolia, especialmente al oeste de los Montes Tauro, donde se mantenían fuertes, pero la llegada de los turcos seyúcidas y más tarde otomanos revirtieron la situación y muchos griegos se islamizaron.
No hay que olvidar en las regiones occidentales del Imperio, especialmente en Grecia, los turcos fueron especialmente voraces y crueles contra los cristianos sino que les impusieron, además de la desproporcionada jizia –el tributo del Devshirme por el cual las familias cristianas entregaban a uno de sus hijos para ser esclavos directos del sultán los más fuertes acababan en la élite militar, los más adustos acababan castrados y siendo altos funcionarios como eunucos y los más inteligentes eran convertidos en diplomáticos o visires.
Víctimas y refugiados del gran incendio de Esmirna

Víctimas y refugiados del gran incendio de Esmirna

Sin embargo los poderes locales de Grecia seguían siendo cristianos y a principios del siglo XIX se revelaron. La situación de los griegos era dispar ya que mientras los griegos fanariotas (del barrio de Fanar en Constantinopla) eran grandes diplomáticos e incluso gobernadores y la Iglesia Ortodoxa era el pilar de las comunidades cristianas en los Balcanes (de mayoría cristiana ortodoxa incluso en el apogeo del imperio otomano), en realidad la élite turca tendía, a través de los sanjancados (gobernaciones provinciales) a acaparar todas las riquezas en las áreas balcánicas.
Estos terratenientes se apoyaban en los armatolos, una suerte de colaboradores de los turcos que les ayudaban a controlar las regiones pobres griegas que más tarde se alzarían y que, unidos a los kleftés, bandidos griegos de las montañas formaron el centro de la revuelta que provocó la guerra e independencia griega (1821-29) de la mano de Laskarina Bubulina o el gran Teodoro Kolokotronis.
Esto hizo que, unido a la decadencia del imperio, la independencia griega (con su caída en la esfera de influencia francobritánica), las revueltas balcánicas y las tanzimat la población griega bajo dominio turco cambiaría su suerte y de ser vistos como élite intelectual pasarían a ser uno de los grandes peligros.
El sentimiento antigriego se fue haciendo cada vez mayor, sobre todo por el avance de los griegos, que cada vez iban tomando más territorio como con la enosis de Creta en 1898 que se integró en Grecia o el papel griego en las crisis de los Balcanes (que ya prefiguraban la Primera Guerra Mundial e iba situando posiciones entre los futuros contendientes). Especial poder tenía, junto con los griegos de Constantinopla, los griegos de Esmirna.
Durante el periodo de los jóvenes turcos los griegos eran considerados un problema, de hecho Ismail Enver Pasha dejó muy claro ante el agregado alemán que quería «resolver el problema griego durante la guerra…de la misma manera que resolvería el problema armenio». Los alemanes mediaron para evitar la persecución de los griegos por parte de los otomanos sin mucho éxito.
Sin embargo, durante décadas antes del genocidio griego los turcos tuvieron miedo de hacer daño a esta comunidad debido a la existencia de grandes comunidades turcas en Grecia de tal modo que los pogromos antigriegos se demoraron más que contra los otros grupos.
Los griegos, como tal, fueron considerados como una amenaza nacional por el área geográfica que ocupaban en el territorio, como pasaría con los armenios en las fronteras de Rusia o los asirios en las fronteras de Persia. La política consistió en sacarlos de las costas y llevarlos al interior. Esto se tradujo en deportaciones masivas, marchas de la muerte y asesinatos.

Esto se tradujo en deportaciones masivas, marchas de la muerte y asesinatos

La estrategia turca no consistía en un modelo de exterminio industrial y organizado como en la Alemania nazi sino en una mezcla de órdenes burocráticas de asesinato ejecutadas de forma asimétrica y con la participación no sólo de grupos militares o policiales especializados sino de grupos tribales como los kurdos y turbas enardecidas de turcos tanto en las zonas rurales como urbanas que también habían iniciado una campaña de boicot contra las empresas griegas provocando la ruina de muchos de ellos por lo que, como podemos ver, se buscaba que la ejecución fuera caótica para intentar descargar al gobierno de responsabilidad como se intentaría argumentar, desde el poder imperial, más tarde.
Los saqueos y las razzias como la de Focea (12 de junio de 1914) perpetrada por tropas irregulares turcas hizo que los agregados occidentales, especialmente Alemania, la Embajada griega y el Patriarcado Ortodoxo de Constantinopla elevara quejas contra la administración imperial que, al verse presionada y en riesgo de abrir un frente con Grecia, hizo que Talaat Pasha visitara Tracia para dar a entender que apoyaba a los griegos y que la inacción de su gobierno hacia el genocidio no era una forma tácita de aprobación sino mero desconocimiento.
Edificios en llamas y gente tratando de escapar en Esmirna, 1922

Edificios en llamas y gente tratando de escapar en Esmirna, 1922

Kuşçubaşı Eşref, jefe de las operaciones de limpieza étnica, recibió la orden de Talaat Pasha de seguir con el genocidio pero de forma menos visible. De hecho a partir de entonces los griegos fueron reclutados y enviados al interior del país a batallones de trabajo donde fueron maltratados, asesinados y sometidos a tantas privaciones que provocó la muerte de miles de ellos. Sin embargo la situación, tras la guerra, no mejoró. La partición del imperio y la aparición de Mustafá Kemal tras la caída de Talaat Pasha, Cemat Pashá y Enver Pashá no mejoraron las cosas.
Cierta historiografía turca ha echado la culpa de esos «sucesos» a la administración imperial a fin de no hacer cargar a la República y a su líder y padre de la patria con semejante lastre.
La situación contra los griegos fue empeorando ya que a pesar de la declaración de neutralidad griega durante la Primera Guerra Mundial, tras esta se inició la Guerra Greco-Turca (1919-22) lo que hizo que las poblaciones griegas siguieran siendo masacradas. La masacre de Nicea de 1920 es una gran prueba de ello. Reportada por un oficial británico, este hablaba de cientos de cuerpos griegos mutilados y asesinados a la entrada de una cueva a las afueras de la ciudad y en su informe afirmaba que entre las víctimas había mujeres, niños y hombres de diversa edad.
Durante la guerra contra Turquía, Grecia tomó la ciudad de Esmirna (cuya población era mayoritariamente griega y era el segundo lugar con más griegos tras Atenas) pero era también centro de comunidades levantinas, asirias, arameas y armenias. La toma de la ciudad se hizo por parte de tres batallones griegos y supuso un caos que acabó en un brutal tiroteo y la creación de unidades de resistencia turcas. Muchos de los griegos y familias refugiadas de los Balcanes salieron de la ciudad de vuelta a sus hogares y miles de turcos huyeron hacia el interior de la península. Sin embargo la caída de Esmirna en manos de Mustafá Kemal provocó uno de los peores episodios del genocidio: la masacre de Esmirna.
Masacre de Esmirna, 1922. Familias helenas llorando por sus parientes

Masacre de Esmirna, 1922. Familias helenas llorando por sus parientes

Curiosamente Italia apoyaría a los turcos de Kemal contra los griegos en la toma de la ciudad, que se produjo una vez que los ejércitos de Ataturk masacraron al joven estado armenio, a los ingleses en Alepo y a los franceses, expulsara a los kurdos a las montañas y debilitara el gobierno del sultán.
La masacre se dio en 1922 tras tres años de presencia griega en la zona, que había perdido también sus avances en Tracia. Las correrías, asesinatos y violaciones fueron la tónica entre el 13 y el 22 de septiembre de 1922. Las flotas estadounidenses y británicas intentaron socorrer a los griegos que se lanzaban al mar pero fueron repelidos por los turcos que incendiaron la ciudad y acabaron masacrando a todos.
Una cosa es cierta y es que los periódicos occidentales durante la Primera Guerra Mundial ya acusaban a los turcos de masacrar griegos sin piedad. Los asesinados por las marchas de la muerte en las deportaciones masivas y los batallones de trabajos forzados unidos a los pogromos alentados por el gobierno imperial y republicano así como los castigos colectivos contra población griega del Ponto y Anatolia central suman unas cifras estimadas por los historiadores de entre 300.000-360.000 hasta el millón de muertos.

La «deshelenización y descristianización» de Anatolia se rubricó con los acuerdos de intercambio de población entre Venizelos y Ataturk

Como hemos dicho ya en el anterior artículo sobre Sayfo, la confluencia de la debilidad imperial y el miedo de los turcos a estas comunidades, vistas como agentes extranjeros y hostiles, hizo que las persecuciones y asesinatos significaran una «solución final» al problema de la multiculturalidad anatolia. La «deshelenización y descristianización» de Anatolia se rubricó con los acuerdos de intercambio de población entre Venizelos y Ataturk que acabó con este problema quedando Anatolia vacía de su tradicional identidad griega y totalmente turquizada como consecuencia del genocidio que los turcos llevaron a cabo y que no reconocen siendo que, además, este genocidio se llevó a cabo al mismo tiempo que el de Sayfo y el armenio.
Tumbas profanadas en el cementerio de San Juan Pródromos durante las masacres de Esmirna, septiembre de 1922

Tumbas profanadas en el cementerio de San Juan Pródromos durante las masacres de Esmirna, septiembre de 1922

El objetivo primario en el Gran Crimen era la turquización total de la región y ello implicaba el genocidio de estas minorías y, sobre todo de su cultura: El Cristianismo por lo que el «Gran Crimen Otomano» no es un es un crimen de índole nacionalista sino anticristiano.
Curiosamente el descontento de los refugiados greco-pónticos y anatolios en Grecia hizo que el partido comunista creciera y que Metaxás, con el apoyo del Rey, estableciera un régimen autoritario siendo que la posterior década de resistencia contra los alemanes y de guerra civil tuvo en estos refugiados un vivero de combatientes.
A día de hoy las tensiones étnicas entre griegos y turcos continúan en Chipre, isla dividida por la invasión turca de la isla tras su independencia de los británicos y en las constantes refriegas entre el gobierno de Ankara y Atenas que, en el periodo de 1919-20 acarició la idea de terminar de liberar Grecia del dominio turco (que aún ocupa territorios tradicionales griegos) para salvar a su población del genocidio (cosa que no pudo al haber entre 360.000 y 1 millón de muertos) e inaugurar la «Megas Idea» o tercera civilización helénica.
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