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07 de mayo de 2024

Archivo-Museo "Álvaro de Bazán"

Archivo-Museo «Álvaro de Bazán»Thorun Piñeiro

El Palacio de Álvaro de Bazán: un edificio renacentista en medio de La Mancha que esconde un importante archivo naval

Este martes 12 de diciembre se renueva el contrato por el que la Armada alquila a la familia del marqués de Santa Cruz este espacio convertido en museo y archivo con alrededor de 80.000 legajos de historia

Escondido en medio de La Mancha, en una pequeña localidad de Ciudad Real, se levanta uno de los dos palacios que mandó construir el «marino perfecto», don Álvaro de Bazán, caballero de la Orden de Santiago, tomando el hábito con solo ocho años; capitán del Mar Océano, almirante de la Marina española y héroe de Lepanto.
Retrato de Álvaro de Bazán

Retrato de Álvaro de BazánThorun Piñeiro

Una joya renacentista única en España

Hijo de marino, siguió los pasos de su padre desde muy pequeño: con doce años participaría en su primer combarte junto a su padre, la batalla de Muros (1544) contra los franceses. Pronto se convertiría en uno de los almirantes más importantes de la Armada de Felipe II y con solo 28 años fue nombrado capitán general de la Armada.
Tras demostrar su gran destreza, fue nombrado capitán general de las galeras reales de Nápoles, donde se dedicó a patrullar las costas italianas, reduciendo notablemente los ataques corsarios. Como recompensa y gratitud; el Rey prudente le concedería el título de nobleza de marqués de Santa Cruz de Mudela por sus méritos.
Enamorado del renacimiento italiano del que pudo disfrutar en su estancia en Nápoles, el gran almirante quiso trasladar aquel arte a España. El lugar escogido fue Viso del Puente del Muradal –que más tarde pasaría a llamarse Viso del Marqués–, tierras que había heredado del señorío de su padre y que completó con la compra de Valdepeñas para consolidar su mayorazgo y trasladar su residencia desde Granada al Viso.
Palacio del Marqués de Santa Cruz (Viso del Marqués)

Palacio del Marqués de Santa Cruz (Viso del Marqués)Thorun Piñeiro

Aunque construyó el palacio, como dice el dicho popular, «porque pudo y porque quiso», también hay que tener en cuenta que su ubicación era un lugar estratégico y equidistante entre Madrid y las bases de sus naves de guerra en Cádiz, Cartagena y Lisboa.
Su sobria fachada hace que pase desapercibida en la llanura castellana; sin embargo, lo peculiar de este edificio se encuentra en su interior, «una obra totalmente renacentista», como asegura Andrés Pisa, guía del Palacio, en la visita que realizó El Debate al palacio.
Se empezó a construir en 1564, cuyo diseño corrió a cargo de Juan Bautista Castello, conocido como el Bergamasco y que trabajaría también en la construcción del Monasterio de El Escorial. La decoración se dejó en manos de una serie de artistas que don Álvaro de Bazán contrató en Génova, entre los que destacan César de Bellis, la familia Peroli, Fabrizio Castello y Nicolás Granello. Un gran elenco de artistas para contar a través de las pinturas al fresco «la biografía completa del Gran Almirante», explica el guía.
Álvaro de Bazán representado como Marte, dios de la guerra

Álvaro de Bazán representado como Marte, dios de la guerraThorun Piñeiro

Cada rincón del palacio se encuentra cubierto con vistas de ciudades y puertos relacionados con su propietario, escenas de batallas navales –de las que «siempre salió victorioso», como subraya Pisa–. También se hace uso de la mitología como alegoría para ensalzar las hazañas del mejor marino en la historia de la Armada española. Por eso vemos representado a Bazán como Neptuno, el dios de los mares o como Marte, el dios de la guerra.
E incluso veremos representado en las bóvedas de algunas de las dependencias el retrato de su familia desde el origen del linaje navarro a la descendencia del Gran Almirante, en definitiva, «un álbum familiar al completo», según describe el guía. Todas estas representaciones se aderezaron con trampantojos.
A pesar del gran estado de conservación de las pinturas, gracias al clima seco que las mantiene intactas y a la labor de empresas especializadas o del propio personal de la majestuosa casa (Pisa nos confiesa que a veces limpian la suciedad de las paredes con gomas de borrar), por culpa del terremoto de Lisboa ocurrido en 1755, algunas de las pinturas en las bóvedas y de las paredes se han visto deterioradas o incluso perdido, como es el caso del gran fresco de la batalla de Lepanto en la sala principal. Además, el sismo provocó el derrumbe de las cuatro torres de las esquinas.

80.000 legajos de historia de la Marina

Desde los muros hasta el techo de este palacete está revestido de una gran belleza y singularidad que lo convierte en un lugar único en España capaz de competir con los mejores palacios renacentistas italianos. No obstante, este edificio guarda otro secreto más entre sus paredes. Se trata del Archivo General de la Marina Española «Don Álvaro de Bazán» cuyos fondos custodian documentos comprendidos entre el siglo XVIII y el siglo XX.
Este edificio sufrió un importante deterioro durante la invasión francesa cuando fue cuartel de avanzadilla de tropas francesas hacia Andalucía. Durante las guerras carlistas fue también acuartelamiento al igual que en la Guerra Civil, época en la que también hizo de hospital.
Archivo-Museo "Álvaro de Bazán"

Archivo-Museo «Álvaro de Bazán»Thorun Piñeiro

Terminada la guerra fue granero y después escuela hasta que en el año 1949 se convirtió en museo. Dada la relación entre la familia y la Marina –y a instancias de Julio Guillén Tato, director del Museo Naval de Madrid– la anterior marquesa, Casilda de Silva Fdez. de Henestrosa, descendiente del Gran Almirante, lo cedió en renta a la Armada por el simbólico alquiler de una peseta al año durante 90 años.
Pero en la última revisión del contrato, este alquiler se ha ampliado hasta el año 2088. Una extensión que se hará realidad este martes 12 de diciembre. La labor que realizó Julio Guillén no fue solamente el conservar y mantener este maravilloso espacio único en España como museo, sino restaurar y acondicionar el lugar para albergar el Archivo General de la Marina, un archivo histórico que guarda 80.000 legajos con información relativa a la historia de la Marina.
Una pequeña muestra sería el Real Decreto que demuestra que la fragata Nuestra Señora de las Mercedes era un buque de la Real Armada español, pieza clave para ganar el conflicto jurídico con la compañía cazatesoros Odyssey.
El Real Decreto que demuestra que la fragata Mercedes era española

El Real Decreto que demuestra que la fragata Mercedes era españolaThorun Piñeiro

Ejemplos como este, demuestran «la gran maravilla que tiene este archivo», destacaron el comandante naval Lorenzo Machado Alique y Juan Manuel Mestre, director del Palacio Álvaro de Bazán. Asimismo, Vicente del Campo Hernán, responsable de la sala de referencias, comentó durante nuestra visita que «los mejores archiveros son los de la Armada española».

Un cocodrilo y otras curiosidades

Álvaro de Bazán es probablemente el gran almirante del siglo XVI y considerado el mejor marino de la historia de la Armada española. Libró 22 batallas, de las que salió invicto en cada una de ellas. Como prueba de ello se colocaron los fanales de popa de las naves capitaneadas vencidas sobre las puertas del piso superior, pues eran los trofeos de los marinos. Aunque las que se pueden ver ahora en el palacio son una copia, las originales las guarda la familia en su residencia en Madrid.
La firma de uno de los visitantes

La firma de uno de los visitantesThorun Piñeiro

Otra de las curiosidades del palacio es que aparecen grafitis en las paredes, como si de «un libro de visitas» se tratase. Tanto de aquellas personas que visitaron la casa del marqués mientras pasaban por el Camino Real, la vía principal que conectaba Toledo, Granada y Sevilla; o que se hospedaron el edificio, o de las tropas francesas durante la invasión napoleónica, como de los pacientes cuando era hospital o de los niños cuando era escuela. En una de esas pintadas podemos leer: «Luis Mayoral, coronel de su Majestad. 1737».
Por otro lado, desde 1988 los restos del Gran Almirante y de algunos de sus familiares descansan en la pequeña capilla del edificio. Al morir en Lisboa en 1588, sus restos fueron depositados en la iglesia de Viso del Marqués hasta que se trasladaron en 1645 al panteón familiar en el convento de franciscanas de la misma localidad; no obstante, el convento se perdió tras la desamortización de Mendizábal, por lo que los restos volvieron a la iglesia parroquial hasta que en 1988 con motivo del cuarto centenario de su muerte, los restos se depositan en un pequeño osario en este palacio.
Otra de las curiosidades que guarda esta casa se encuentra al lado, en la iglesia de la Asunción. Aquí se encuentra un cocodrilo del Nilo disecado. Se dice que el propio Álvaro de Bazán donó este animal al templo como exvoto al regreso de uno de sus viajes.
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