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03 de mayo de 2024

Lindbergh con el "Espíritu de San Luis"

Lindbergh con el Espíritu de San LuisLibrary of Congress

El secuestro del hijo del afamado aviador estadounidense Lindbergh, ¿un montaje para encubrir un crimen peor?

Una juez retirada ha acusado al héroe de la aviación durante el periodo de entreguerras de ofrecer a su bebé para experimentos eugenésicos y de organizar un secuestro para encubrir su muerte

En 1927, Charles Lindbergh se convirtió en el primer aviador en cruzar el océano Atlántico, uniendo así el continente americano y el europeo en un vuelo en solitario, sin escalas y sobre un monoplano con un único motor. Las 33 horas seguidas de Nueva York a París a bordo de su avión, el Espíritu de San Luis, le granjeó la idolatría de su nación: pronto tendría el sobrenombre de «héroe americano» y la fama internacional.
Fue una de las hazañas más importantes de la aviación moderna. A su regreso a Estados Unidos fue distinguido con la Cruz de Vuelo y abrumado por diversas empresas que solicitaron sus servicios como asesor técnico. Recorrió 16 países de América Latina dando charlas y allá a donde iba era ovacionado. Durante su viaje a México conoció a la que sería su futura mujer, Anne Morrow, hija del embajador norteamericano. Y al poco tiempo traerían al mundo a Charles Augustus Lindbergh Jr.
El ídolo nacional estaba en la cúspide de la vida, era el «sueño americano» personificado. Sin embargo, la vida de la familia Lindbergh cambiaría para siempre cuando el pequeño Charles Augustus, de 20 meses, fue secuestrado. Al ser el primogénito de una de las figuras más queridas en Estados Unidos, la noticia pronto se difundiría en toda la prensa y radio, convirtiéndolo en un asunto nacional.

El secuestro del hijo del héroe nacional

La noche del primero de marzo de 1932, la criatura fue robada de su cuna en el segundo piso de la casa rural de la familia Lindbergh de Nueva Jersey. Tras de sí, el secuestrador dejó una nota de rescate en el alféizar de la ventana en la que pedía 50.000 dólares certificados de oro, un bono más estable que el dólar porque tenía el respaldo del metal precioso. La noticia del rapto conmocionó a toda la nación, no solo porque era un bebé indefenso, sino porque también se trataba del hijo del héroe de la nación.
Póster de "se busca" del bebé de Lindbergh

Póster de «se busca» del bebé de Lindbergh

Tuvo tal repercusión que en la búsqueda del pequeño participaron el presidente Herbert Hoover e incluso el mafioso Al Capone, quien dispuso una vasta red de soplones desde la cárcel. En medio de la desesperación, muchos se aprovecharon del dolor de la familia para sacar beneficio del caso. Este fue el caso de un excéntrico profesor llamado Joseph Condon, quien aseguró haber recibido una carta del secuestrador con el que supuestamente se reuniría para intercambiar el dinero del rescate por el pequeño.
Pero, a pesar de entregar una prueba de que Charles Lindbergh Jr. estaba a salvo (utilizando a Condon de mediador se devolvió a la familia el pijama de la víctima), todos los esfuerzos por encontrar al bebé fracasaron y éste nunca fue devuelto. Después de dos meses, un camionero encontraría el cadáver del niño en un descampado.
Para dar con el verdadero secuestrador, la Policía basó su investigación en los números de serie de los certificados de oro que se utilizaron para pagar el rescate. Pasaron dos años de investigación hasta que la Policía declaró que el culpable era un tal Bruno Richard Hauptmann, un ex militar alemán, carpintero y ex convicto que se había fugado de la cárcel y que después de perder su empleo con la depresión económica de 1929 vio en la familia Lindbergh una oportunidad para ganar «dinero fácil», según declaró la Justicia.
Lindbergh testificando en el juicio de Hauptmann. Hauptmann está de medio perfil a la derecha

Lindbergh testificando en el juicio de Hauptmann. Hauptmann está de medio perfil a la derecha

El juicio se celebró a comienzos de 1935 y a pesar de que Hauptmann nunca aceptó los cargos y defendió su inocencia hasta el final, fue declarado culpable de infanticidio y condenado a la silla eléctrica.

¿Encubrir un crimen peor?

Uno de los rumores que circularon durante toda esta tragedia fue que el propio Lindbergh habría hecho desaparecer a su hijo para ocultar un defecto físico, con intención de mandarlo a Alemania, pero algo salió mal y lo mató. Ahora, más de nueve décadas después, según ha declarado la jueza jubilada y célebre escritora Lise Pearlman en una entrevista con el San Francisco Chroncicle, el héroe norteamericano y padre de la víctima no solo tuvo algo que ver con la muerte de la criatura, sino que pudo haber sacrificado a su hijo por la causa de la ciencia médica.
La teoría de la juez apunta a que Lindbergh permitió a su amigo Alexis Carrel, científico y ganador del premio Nobel, que experimentase con el niño y luego fingió el secuestro para encubrir las operaciones que harían con él. Al parecer, el aviador estaba «decepcionado» porque su primogénito era un «enclenque» con la cabeza anormalmente grande, por lo que pensó que su hijo podría ser «más útil para la investigación médica» que para él y su esposa.
«Mi teoría es que el niño fue operado», expresó Pearlman. Además, afirmó que Carrel operó al bebé con la presencia y el consentimiento de su padre: «Creemos que, como mínimo, le extirparon la carótida y probablemente la tiroides, y que las mantuvieron viables durante 30 días».
Pearlman, que ha calificado este caso como «uno de los mayores errores judiciales de la historia», piensa que el científico experimentó con el pequeño de 20 meses para ver si se podían conservar los órganos fuera del cuerpo el tiempo suficiente para trasplantes, un logro que habría sido revolucionario en los años 30.

El lado oscuro del ídolo estadounidense

«Cuanto más investigaba a Lindbergh, más aumentaba mis sospechas sobre su implicación. Estaba en casa cuando ocurrió. Debería haber sido sospechoso», afirmó Pearlman, quien ha puesto el foco en un aspecto oscuro de la vida del aviador, una celebridad nacional que incluso fue nombrado «Hombre del año» por la revista Times en 1928.
Según recordó la juez en la entrevista concedida al medio norteamericano, se rumoreaba que Lindbergh simpatizaba con los nazis y tenía opiniones antisemitas. Además, fue infiel a su esposa y tuvo siete hijos en secreto con tres amantes alemanas. Pero lo más «inquietante» de este personaje, en palabras de la ex juez, es que era «partidario de la eugenesia, la controvertida creencia y práctica de mejorar la calidad genética de la población humana eliminando las debilidades percibidas».
Pearlman ha pedido que se realicen pruebas de ADN a la nota de rescate y a la escalera que, según la policía, el secuestrador utilizó para llegar a la habitación del bebé; convencida de que los resultados demostrarán la inocencia de Hauptmann: «Se ejecutó al hombre equivocado, y mi esperanza es que sea exonerado a título póstumo», concluyó.
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