Militares y civiles en las calles de lisboa
¿Por qué transición lusa acabó abriendo paso a una revolución?

La Revolución de los Claveles 50 años después

Hace 50 años un golpe militar puso fin a la dictadura más longeva de Europa. El golpe no solo acabó con el régimen autoritario, sino que abrió un camino revolucionario inédito en Europa occidental.

Juan Carlos Jiménez Redondo
Juan Carlos Jiménez Redondo

Después de medio siglo de democracia, la Revolución sigue siendo un recuerdo muy vivo entre los portugueses. Para unos, los menos, fue una revolución popular inacabada que no consiguió su ideal soñado de llevar a Portugal a ser una sociedad socialista; para otros, lo más, fue un apasionante y complejo proceso de transición que, finalmente, consiguió alcanzar su meta: la democracia. Para prácticamente todos, el 25 de abril de 1974 fue y significó el camino hacia la libertad y hacia la creación de un verdadero Estado social y democrático de Derecho. Porque la larguísima dictadura liderada primero por António de Oliveira Salazar y luego por Marcelo Caetano había llevado al país a un callejón sin salida.

António de Oliveira Salazar (1932 a 1968) Marcelo Caetano (1968 a 1974)
António de Oliveira Salazar (1932 a 1968); Marcelo Caetano (1968 a 1974)

Caetano llegó al poder en 1968. Siempre había estado convencido de que el Estado Novo representaba un esquema jurídico y político más ambicioso de lo que Oliveira Salazar había desarrollado. Su idea era la de un régimen templado que apostara por desarrollar el país dentro de un marco de orden y autoridad. Caetano fue un liberalizador del autoritarismo, pero no un liberal que creyera en la democracia. Por eso sus escasos seis años de gestión fueron criticados tanto por quienes ya apostaban por una verdadera transición a la democracia como por quienes querían que el régimen permaneciera fiel a las esencias de su gran artífice, Oliveira Salazar.

El capitán Salguerio escoltó a Marcelo Caetano al avión que le conduciría al exilio en Brasil
El capitán Salguerio escoltó a Marcelo Caetano al avión que le conduciría al exilio en Brasil

Caetano condujo al país a un punto muerto en términos políticos, lo que oscureció completamente sus indudables logros económicos. Por supuesto que Portugal se había transformado durante el régimen autoritario, pero lo había hecho de forma mucho más lenta y mucho menos profunda que sus vecinos europeos. Sobre todo, si se compara con el franquismo, mucho más exitoso que el Estado Novo a la hora de conseguir un grado de desarrollo significativo. Pero, sobre todo, la dictadura no había sido capaz de encontrar una solución viable a trece años de guerra en las colonias africanas. Fueron, precisamente, las guerras africanas las que sirvieron de catalizador de esa respuesta militar. Porque los militares acabaron por convencerse de que para terminar con las guerras africanas era imprescindible derribar la dictadura de Caetano. Y es exactamente lo que hicieron el 25 de abril de 1974.

Militares en las calles de Lisboa Militares en las calles de Lisboa

Hoy existe práctica unanimidad en describir ese «25 de abril» como un golpe militar que abrió la puerta a un intento revolucionario. Muchos autores califican este intento de «popular». Pero, aunque es evidente que una parte articulada del pueblo portugués (sindicatos, organizaciones estudiantiles, fuerzas de extrema izquierda, etc.) mantuvo esa tendencia revolucionaria, no es menos cierto que esa revolución originó una contrarrevolución de signo conservador y no menos popular. Es decir, no menos apoyada por una parte sustantiva del pueblo portugués, especialmente en el norte del país. Es el dilema de todas las revoluciones, en las que la acción de una elite revolucionaria se confunde con la acción colectiva de todo un pueblo.

Manifestación en Lisboa, fue la primera vez en 48 años que se permitió una celebración de este tipo en Portugal
Manifestación en Lisboa, fue la primera vez en 48 años que se permitió una celebración de este tipo en Portugal

La Revolución causó un profundó impacto en el mundo occidental. No conviene olvidar que Portugal era miembro fundador de la OTAN y que, aunque los militares revolucionarios no cuestionaron esa pertenencia, era indudable que un proceso tendencialmente socialista introducía una indudable quiebra en la homogeneidad interna de la Alianza. Por eso los principales países europeos y Estados Unidos acabaron interviniendo activamente en el proceso. No lo hicieron de forma directa, sino a través de un indisimulado apoyo al Partido Socialista portugués como forma de frenar lo que creían que era una posición hegemónica del Partido Comunista y otras organizaciones de extrema izquierda. Las elecciones de 1976 demostraron que esa supuesta preeminencia comunista era más imaginación que realidad, pues el Partido Comunista obtuvo un raquítico 14 % de los votos.

Manifestantes protegidos por militares
Manifestantes protegidos por militares

Las elecciones demostraron que la sociedad portuguesa apostaba por una moderación de la revolución. Por eso lo grandes triunfadores de las mismas fueron los socialistas, con el 25 % de los sufragios, y las derechas, que lograron un más que meritorio 40 % de los votos. En todo caso, el apoyo internacional al socialismo fue esencial para construir un partido que había sido fundado por Mário Soares en 1973 y que a pesar de su corta existencia acabó siendo decisivo en la nueva etapa democrática del país.

Mario Soares, fundador del Partido Socialista de Portugal Mario Soares en las manifestaciones del 25 de Abril
Mario Soares, fundador del Partido Socialista de Portugal; Mario Soares en las manifestaciones del 25 de Abril

La Revolución de los Claveles no fue solo un proyecto revolucionario, sino que significó el punto de partida del verdadero Estado del Bienestar luso. La Revolución permitió la introducción del salario mínimo interprofesional, del subsidio de desempleo y la extensión de la seguridad social a varias categorías de trabajadores no protegidos hasta entonces. Reconoció el derecho a la huelga y la libertad sindical o la limitación de la jornada laboral, además de incrementar notablemente los presupuestos dedicados a sanidad, educación y protección social.

Militares con claveles rojos, símbolo de la revolución
Militares con claveles rojos, símbolo de la revolución

La Revolución no fue solo un proceso de cambio político interno. También fue el inicio del proceso de descolonización. Pero este asumió la visión netamente ideológica de los militares revolucionarios que favoreció las alternativas nacionalistas africanas de carácter marxista. Por eso la descolonización no creó nuevos Estados independientes políticamente equilibrados y socialmente estables. Lo que realmente dejó fueron Estados independientes muy frágiles que sufrieron recurrentes guerras civiles enmarcadas en la polarización del sistema de la Guerra Fría.

Portada del Periódico A Capital Portada del Periódico Diario de Lisboa Portada del Periódico Diario Popular Portada del Periódico República
Portadas de los periódicos A Capital; Diario de Lisboa; Diario Popular; República

La transición lusa culminó con la aprobación de la Constitución en abril de 1976. Todavía hoy se mantiene vigente, aunque muy reformada, ya que era un texto claramente inscrito en el ambiente ideológico de la Revolución al establecer un modelo de democracia vigilada por los militares cuyo objetivo final era, como decía el texto constitucional «abrir el camino hacia una sociedad socialista». Sin embargo, este proceso se ha abordado de forma sustancialmente consensuada. Más que elemento de inestabilidad, el proceso de reforma constitucional se ha convertido en un factor de reforzamiento de la democracia.

Portugueses celebrando el cambio de régimen

A ojos de un español de 2024 lo que más llama la atención es la práctica unanimidad de la sociedad lusa a la hora de evaluar su proceso histórico de transición a la democracia. Por supuesto que no existe una interpretación unánimemente aceptada de esos años, y que los historiadores siguen discutiendo sobre el llamado Proceso Revolucionario en Curso. Pero nadie duda de que ese «25 de abril» abrió una nueva etapa histórica que condujo al país al escenario de la «modernidad» europea y occidental. Dicho de otro modo: se puede discutir el camino, pero nadie cuestiona el objetivo alcanzado. Portugal ha asumido de forma muy positiva su reciente pasado histórico. Y ha hecho de la Revolución de los Claveles un símbolo de unidad nacional y de consenso, de libertad y democracia.

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Especial realizado por:

Redacción: Juan Carlos Jiménez Redondo. Diseño: David Díaz.

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