Fundado en 1910

05 de mayo de 2024

La peste de Justiniano

La peste de JustinianoCreative Commons

Picotazos de historia

La primera pandemia conocida de la historia: la peste de Justiniano

Barcos mercantes de los puertos de esta estratégica confluencia comercial llevaron la peste al Mediterráneo y al interior de Asia y de la India

Todos tenemos muy recientes en la memoria los terribles sucesos del la pandemia de la covid que vivimos en el año 2020. La atroz experiencia nos devolvió a la realidad de unos sucesos que han acompañado a la humanidad desde el origen de su existencia y que, en nuestra absurda soberbia, creíamos superados.
La enfermedad siempre ha existido y la fragilidad de la vida humana se ve puesta aprueba por ella desde los mismos principios. Una de las pestes más conocidas fue la de Atenas del año 430 a.C. que costó la vida al gran estadista ateniense Pericles, pero la primera pandemia registrada no aparecerá hasta el año 541 d. C. y que hoy en día conocemos como la «Plaga de Justiniano» ( 541 – 767).
Hoy sabemos que la plaga fue causada por la bacteria Yersinis pestis y que surgió en algún punto del África subsahariana, extendiéndose hasta alcanzar el área de Etiopía-Eritrea que entonces se conocía como el reino de Aksum. Barcos mercantes de los puertos de esta estratégica confluencia comercial llevaron la peste al Mediterráneo y al interior de Asia y de la India.
La pandemia nos es conocida gracias a los testimonios que, sobre ella y sus consecuencias, nos han dejado historiadores contemporáneos como: Procopio, Evageius Scholasticus, Juan de Éfeso, Gregorio de Tours, etc. El primero en informar fue Procopio, quien nos habla que en el año 541, en el puerto de la ciudad comercial de Pellusium –cerca de la ciudad de Suez, en Egipto– surgieron los primeros casos y que los ciudadanos de Constantinopla estaban convencidos de que la enfermedad había llegado por medio de las ratas infectadas que habían viajado en los barcos que traían trigo desde Egipto.
San Sebastián suplicando por la vida de un sepulturero enfermo de peste durante la peste de Justiniano

San Sebastián suplicando por la vida de un sepulturero enfermo de peste durante la peste de Justiniano

En el pico más alto de actividad se calculaba que la peste mataba a diez mil personas diariamente en Constantinopla. Modernos estudios han demostrado que estas cifras están exageradas y las reales estarían más próximas a los 5.000 muertos diarios (¿se acuerdan ustedes cuando los telediarios hablaban de mil muertos diarios con el covid? ). Procopio escribió: «...la pestilencia arrasó todo el mundo conocido y, en particular el imperio romano, aniquilando a la mayor parte de la comunidad agrícola».
Y es que la altísima mortandad –se calcula que acabó con un porcentaje de la población que fluctúa entre el 12 y el 40 %– arrasó especialmente las áreas agrícolas generando una escasez de alimentos que agravó la situación.
Esto hace que nos movamos dentro de una horquilla que va de los quince a los más de cien millones de muertos. Por supuesto todo esto son estimaciones y los sucesos son de tiempos en los que no se sabía combatir las enfermedades. Fíjense si eran ignorantes –esto es ironía, que siempre hay alguno que no distingue– que no se les ocurría otra cosa que aislarse y no salir de casa. No como ahora, con todos los avances de la sociedad y la medicina moderna.
Los efectos de la peste de Justiniano a largo plazo, tanto en la historia europea como en la mundial, fueron importantísimos. La plaga debilitó al Imperio bizantino en un momento crítico, lo mismo sucedió en China y en los diferentes reinos del subcontinente indio pero, sobre todo, dio lugar a una serie de epidemias cíclicas que llegarían hasta el año 767. Este azote alteraría y afectaría a lo estados de tres continentes –África, Europa y Asia– a nivel político, social, económico y religioso. Y es que, siempre, la naturaleza nos recuerda lo frágiles que somos y, con un recordatorio de estos, ponen al ser humano en su lugar. Pero el tonto nunca aprende y además cree que lo sabe todo.
Comentarios
tracking