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Los Reyes Católicos bajo un dosel

Los Reyes Católicos bajo un doselMuseo del Prado

Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón no fueron los primeros Reyes Católicos

Antes de que el Papa Alejandro VI otorgara este título al matrimonio, existieron dos figuras anteriores que fueron nombrados igual

El reinado de los Reyes Católicos ha sido considerado como el punto de partida de la unidad y de la grandeza de España. «Encontraron un país débil y dividido que pacificaron y fortalecieron hasta convertirlo en una gran potencia gobernada por una monarquía autoritaria», explica Juan Eslava Galán en su obra dedicada al matrimonio.

La toma de Granada, con la que caía el último enclave musulmán de Europa occidental, y el descubrimiento de América, cuya evangelización fue primordial, fueron dos hechos que Isabel de Castilla y Fernando de Aragón hicieron valer en Roma ante la Santa Sede, pues el respaldo del pontífice a su acción política era esencial para la construcción del Imperio. Por su gran labor en la propagación del catolicismo, ambos recibieron el título «Reyes Católicos», por medio de una bula papal en 1496.

Sin embargo, mucho antes de que el matrimonio recibiesen este sobrenombre, existieron dos figuras más en la Península Ibérica que recibieron el título de 'Rey Católico'.

Alfonso I de Asturias

Retrato imaginario de Alfonso I el Católico

Hijo del duque Pedro de Cantabria y yerno de Don Pelayo, Alfonso fue rey de Asturias entre los años 739 y 757. Ascendió al trono tras la prematura muerte de Favila y fue el precursor de la Reconquista de todo el norte de Hispania, desde Galicia hasta La Rioja, aprovechando los problemas internos de los musulmanes. Asimismo, repobló el valle del Duero y otras zonas del litoral cantábrico antes de fallecer en el año 757.

Recibió el apodo de «el Católico» por su preocupación por potenciar el cristianismo en sus dominios al tiempo que engrandecía y enriquecía la capital de su reino, Cangas de Onís.

Fue enterrado junto a su mujer, la reina Ermesinda en la Santa Cueva de Covadonga, donde fue grabado el siguiente epitafio: «Aquí yace el Católico y santo Don Alonso I y su mujer Doña Ermenisinda, hermana de Don Favila a quien sucedió. Ganó este rey muchas victorias a los moros. Falleció en Cangas año de 757».

Pedro II de Aragón

«La Batalla de Las Navas de Tolosa» inmortaliza la histórica confrontación de 1212Augusto Ferrer-Dalmau

Hijo y sucesor de Alfonso II de Aragón. El pintor de batallas, Augusto Ferrer-Dalmau inmortaliza a Pedro II de Aragón liderando a sus caballeros con determinación hacia la batalla de Las Navas de Tolosa, donde los principales monarcas cristianos se reunieron para iniciar una gran carga que doblegase el imponente ejército almohade.

Además de su participación en esta decisiva batalla para la Reconquista, donde gana el apodo de «el Católico», Pedro II de Aragón consolidó la institución de la Justicia Mayor de Aragón, anexionó el condado de Urgel a la corona y arrebató a los musulmanes de Valencia el Rincón de Ademuz.

Un año más tarde de las Navas de Tolosa, el rey católico cruzó con sus tropas los Pirineos para enfrentarse al ejército de cruzados del rey de Francia. Con ello buscaba hacer valer sus derechos sobre Occitania, pero al sur de Toulouse, el monarca fue vencido y perdió la vida en combate.

'Si convenit'

Casi 300 años después, Isabel y Fernando, reyes de Castilla y Aragón, recibían la denominación de Reyes Católicos por bula otorgada por el Papa Alejandro VI el 19 de diciembre de 1496. En la bula Si convenit se enumera los méritos por los cuales el Consistorio decide otorgar el título de «Católicos»: consumaron la unificación religiosa de la geografía española, conquistaron el último reducto musulmán de la Península Ibérica con la toma de Granada, expulsaron a los judíos y ayudaron al papado en la defensa de sus territorios frente a Francia.

«Vuestra Madre piadosa, y a la Sede Apostólica, y a Nosotros que en ella nos sentamos, decretamos llamaros en adelante, por especial prerrogativa y privilegio Católicos y señalar y honrar con este título peculiar en nuestras inscripciones a vuestras personas a las cuales en uso de nuestro oficio apostólico por las presentes señalamos, honramos y nombramos con este tan ilustre título. Pues, ¿a quién cuadra mejor el título de Rey Católico, que a vosotros, defensores de la fe católica, y de la Iglesia Católica, a la cual se esfuerzan continuamente Vuestras Majestades en defender y propagar con las armas y con la sangre?», reza la bula papal.