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Fotograma de la serie Knightfall

Fotograma de la serie KnightfallHBO

Esta prenda protegió a romanos, caballeros medievales y ahora a las fuerzas especiales alemanas

La cota de malla parece una cosa de los caballeros medievales, pero los «GEOS» de la policía alemana la utilizan como elemento de protección contra armas blancas

Aunque al hablar de la cota de malla lo primero que uno se imagina es un caballero medieval, el uso de esta prenda defensiva tiene una trayectoria que ha traspasado épocas: desde las legiones romanas hasta los caballeros europeos del siglo XV e incluso los «GEOS» de la policía alemana la utilizan como elemento de protección contra armas blancas.

Esta singular prenda hecha de miles de pequeños aros metálicos entrelazados puede parecer rudimentaria, pero es muy efectiva, y su uso a lo largo de la historia lo demuestra. Ahora bien, ¿desde cuándo se utiliza y cómo se fabricaban?

Los primeros ejemplos arqueológicos de cotas de malla aparecen en tumbas celtas del siglo III a.C., en Rumanía y en Eslovaquia. Aunque una prenda del siglo VIII a.C. encontrada en la tumba de Hallstatt (Austria), podría ser la precursora de las mallas y atestiguar que su uso es todavía más antiguo. A falta de nuevos hallazgos, lo que está claro es que las legiones romanas extendieron el uso de la cota de malla, que ellos llamaban lorica hamata, por todo el Imperio y los territorios conquistados. Estaba formada por anillos pequeños de hierro o bronce, lo que permitía protección, movilidad y ligereza durante los combates.

Civilización romana, siglo III d.C. Gran sarcófago de Ludovisi, relieve frontal de mármol que representa una batalla entre romanos y ostrogodos, 260 circa. Detalle: Soldado romano.  (Foto de DEA / G. DAGLI ORTI/De Agostini/Getty Images)

Detalle de un soldado romano utilizando una cota de malla en el Gran sarcófago de LudovisiDEA / G. DAGLI ORTI / The Open University

Eso sí, frente a ciertas armas blancas como lanzas o fechas no eran muy efectivas. En la Península Ibérica, los pueblos prerromanos ya utilizaban este tipo de prenda, como demuestra la malla de anillas de hierro fechada en la primera mitad del siglo I a.C., que se encontró en la tumba ibérica de Piquía, en Arjona (Jaén), aunque «La mayoría viste cotas de lino; son raros los que las usan de mallas», escribió Estrabón. Con la llegada de los romanos a Hispania la cota de malla se popularizó.

Caballeros y caballos acorazados

El momento álgido de las cotas de malla fue la Alta Edad Media. A partir del siglo XIII, el uso de la lorica o cota de malla se generalizó, aunque entonces no se llamaba así, sino azberc o hauberk. Fabricarlas no era barato porque requería una habilidad técnica excepcional. El herrero creaba unas tiras de hierro o acero que después enrollaba en cilindros y se cortaban formando anillos que se unían por medio de remaches.

La técnica evolucionó y los herreros empezaron a soldar los anillos, lo que agilizó el proceso de fabricación y también el de reparación de las mallas. Un documento templario de 1289 describe al detalle cómo se colocaban los caballeros la cota de malla: la loriga cubría el torno, los brazos, la espalda y la cintura; en las manos algunas llevaban manoplas con una abertura para sacar las manos. Encima se colocaban la armadura y otras protecciones.

Por supuesto no existía un modelo estandarizado de loriga, si la descripción anterior se parece más a la que llevaría un caballero medieval, existía la versión reducida que se denominaba camisol, una especie de camisa de malla o algodón que probablemente empleaba la caballería ligera y la infantería. A la cota de malla le acompañaban otros elementos como la propia armadura y protecciones adicionales de distinta clase, calidad y forma.

Iluminación biblia de Maciejowski

Iluminación biblia de MaciejowskiWikimedia Commons

Por supuesto, al ser una prenda de batalla, evolucionó y se adaptó a las necesidades de la guerra. En el siglo XVI, gracias a la mejora de los materiales «los anillos de la cota de malla podían llegar a ser hasta siete veces más resistentes comparados con sus predecesores romanos», afirma el investigador Alan Williams en su obra The Manufacture of Mail in Medieval Europe.

En España y otros reinos europeos el trenzado de las cotas se fue mejorando para evitar que las flechas y las ballestas pudieran atravesar la malla. La aparición de las armas de fuego cambió la forma de hacer la guerra y esto hizo que la cota de malla dejara de utilizarse, al igual que muchas otras armaduras, que se adaptaron a los nuevos modelos de combate.

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