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La princesa Khutulun. Obra de Georges François Louis Jaquemot, según un dibujo de Arthur von Ramberg, 1859

La princesa Khutulun. Obra de Georges François Louis Jaquemot, según un dibujo de Arthur von Ramberg, 1859

Picotazos de historia

Khutulun, la nieta de Genghis Kan que comandó 10.000 jinetes y fue inmortalizada por Puccini

Al llegar a la edad adulta, la joven princesa se había convertido en una temible luchadora capaz de derrotar, en competiciones de lucha, a contrincantes que la doblaban en peso y tamaño

Tras la muerte de Genghis Kan, sucedió como gran kan de los mongoles el tercer hijo que tuvo con su primera mujer, Borte. Ögodei (1186–1241) era su nombre y continuó la dinámica de conquistas iniciadas por su padre, al extender el imperio con nuevas adquisiciones en Asia Central y China. Sus ejércitos asolaron Lituania, Polonia, Croacia, Hungría, Silesia y Bulgaria. Y fue gracias a su prematura muerte que los ejércitos mongoles no atravesaron la península ibérica, pues su objetivo era la conquista de toda Europa.

Un nieto de Ögodei, de nombre Kaidu (1230–1301), gobernó el territorio al sureste del lago Balkhash, en el sureste de la actual república de Kazajistán. Con el tiempo heredaría los territorios de su tío Chagatai, quien fue el segundo hijo de Genghis Kan. De esta manera, Kaidu controlaba una gran extensión de territorio que abarcaba desde Asia Central hasta el río Amu Darya (el mismo que Heródoto llamaba Oxus), el sur del mar de Aral y las montañas Altái, en la frontera entre Mongolia y China. El Kanato de Chagatai, aunque inicialmente estaba englobado dentro del imperio mongol, no tardó en convertirse en kanato independiente, junto con la Horda de Oro, el Sultanato de Delhi, el Ilkanato y el Imperio del Gran Kan. En total, el área controlada por los mongoles era enorme.

Alrededor del año 1260 nació una hija de Kaidu. Marco Polo nos contó su historia y llamó a la niña Khuntulun. El erudito persa Rashid ad-Din, autor del Sudryn Chuulgan (Compendio de crónicas), la llama Hutulun Chaka, y en los textos mongoles posteriores aparecerá con el nombre de Ajurug, que significa «claro de luna». Pues bien, desde muy jóvenes los niños mongoles aprendían a montar a caballo y a tirar con arco. Esto era muy necesario, ya que desde muy niños se les dejaba que cuidaran del ganado: los niños, de los caballos; y las niñas, del resto del ganado. Era más probable que el lobo atacase a una oveja o a una cabra que a una yegua y, por este motivo, las niñas mongolas, desde muy pequeñas, debían saber luchar y enfrentarse al lobo o a cualquier otra alimaña. La mujer mongola era tan capaz de combatir, cabalgar y disparar su arco como el resto de los hombres.

Khutulun Hija de Qaidu, miniaturas medievales

La princesa Khuntulun creció sana y fuerte, rodeada de catorce hermanos con los que se peleaba y competía, como hacen todos los chiquillos. Estas peleas infantiles fueron un buen inicio y entrenamiento, pues a la joven princesa le cogió gusto a eso de pelear. Su padre la puso bajo la supervisión de sus mejores guerreros, y con ellos aprendió el arte de la guerra y mejoró su técnica de lucha.

Al llegar a la edad adulta, la joven princesa se había convertido en una temible luchadora capaz de derrotar, en competiciones de lucha, a contrincantes que la doblaban en peso y tamaño. Khuntulun fue proclamándose campeona en diferentes competiciones de lucha —no siempre ganó, pero siempre quedó en una posición honorable—, alcanzando gran fama y fortuna por méritos propios. Se dice que llegó a tener más de diez mil caballos en propiedad, ganados en combate.

Kaidu, el padre de Khuntulun, no estaba de acuerdo con parte de la política de su primo Kublai Kan, Gran Kan del Imperio Mongol y fundador de la dinastía Yuan en China. Esta diferencia se fue agravando hasta estallar en conflicto abierto. La guerra entre ambos sería intermitente y acabaría costándole la vida a Kaidu. En 1301, el Gran Kan del kanato de Chagatai murió a consecuencia de las heridas recibidas en batalla.

Durante estos años de guerra, Khuntulun recibió un pequeño mando y acompañó a su padre a la guerra. La joven demostró tener cualidades, y las enseñanzas recibidas de los viejos guerreros demostraron no haber caído en saco roto. Por otro lado, la fama de luchadora la ayudaba a mantener ascendencia sobre los jóvenes y ambiciosos guerreros. Con el tiempo, Khuntulun llegó a tener un mando independiente y comandó un tümen (equivalente a un ejército) de diez mil jinetes. Rashid ad-Din nos cuenta que Kaidu casó a su hija con su mejor general: «...un hombre alto, ágil y atractivo» llamado Abatata.

Tanto la tradición oral mongola como escritos persas posteriores nos cuentan que Khuntulun participó en diferentes combates y que siempre acompañó a su marido a la guerra. Tras la muerte de su padre, combatiría contra su hermano Chapar y apoyó a su otro hermano Urus Kan. La leyenda nos dice que fue asesinada por el general Duva Kan, cuando se proclamó kan de Chagatai al extinguirse la línea masculina de Kaidu.

La historia de Khuntulun, aquí en Europa, cayó completamente en el olvido hasta que, en 1710, el erudito francés François Pétis de la Croix escribió una novela histórica basada en la vida de este personaje. Como el nombre le sonaba duro y difícil, lo transformó en Turandot.

El escritor Carlo Gozzi (1720–1806) la haría protagonista de una novela. Schiller la traduciría al alemán y Goethe dirigiría la versión teatral de la misma. Pero la mayor fama le vendría por medio de la magnífica ópera a la que pondría música el gran Giacomo Puccini.

Turandot fue la ópera póstuma e incompleta del gran compositor. La obra, tal y como la conocemos hoy en día, fue completada con notas y borradores que se encontraron en su estudio. La obra completa fue estrenada el 25 de abril de 1926, dos años después de su muerte.