Fundado en 1910
Un galeón español en la costa de Manila, en Filipinas

Un galeón español en la costa de Manila, en Filipinas

Zunzunegui: «El Galeón de Manila y Filipinas terminan de consolidar el Imperio español como uno global»

El historiador mexicano Juan Miguel Zunzunegui y la doctora en Filología Hispánica Inés Carvajal conversan sobre la ruta comercial que cambió la historia en el podcast de Unidos por la Historia

El Galeón de Manila unió tres continentes: Europa, América y Asia. Con esta ruta comercial, España hizo posible e impulsó un intercambio cultural, religioso y social durante 250 años. Sobre su importancia y legado han hablado la doctora en Filología Hispánica Inés Carvajal y el escritor e historiador mexicano Juan Miguel Zunzunegui, en el segundo episodio del pódcast Osos y flamencos, de Unidos por la Historia.

«Desde los puertos de China y Filipinas hasta las costas de Acapulco y, de ahí, a Sevilla, transportó toneladas de plata, sedas, especias, porcelanas y sueños», advierte esta asociación que desde hace cinco años logra acercar la historia de España a través de conferencias, visitas a lugares singulares y, ahora, con este pódcast.

Pero estos galeones no solo llevaron mercancías, a bordo también viajaron ideas, lenguas, sabores y creencias que transformaron el mundo: «Es curioso como una sola ruta comercial y un solo lugar geográfico como las Filipinas es lo que realmente termina de consolidar el Imperio español como un imperio global», afirma Zunzunegui.

Y es que desde 1565 se estableció un sistema regular de comunicaciones a través del cual, no solo llegaban a la metrópoli plata, oro y especias, sino que también servían para expandir la cultura española por todo el mundo. Pero nada de esto hubiera sido posible sin el descubrimiento e incorporación a la Corona española de las islas Filipinas: «Sin las Filipinas, España no hubiera dominado todo el Pacífico y tampoco hubiera conseguido su propia vuelta al mundo en exclusiva por la otra mitad del planeta», asegura el historiador mexicano.

Fernando de Magallanes fue quien divisó por primera vez el archipiélago asiático allá por 1521, pero sería 44 años después con la expedición de Miguel López de Legazpi y Andrés de Urdaneta cuando se conquistan las islas, estableciéndose así la base del asentamiento español en Asia.

En este sentido, Inés Carvajal comenta que «Filipinas es un sitio fundamental geoestratégicamente para España porque está precisamente en el centro de un arco que va de China, Japón, India y todas esas islas que avanzan hacia las Molucas». Es en estas islas donde «se producen unos cruces que explican la historia del mundo actual y la historia de la globalización que estuvo en manos españolas y portuguesas», reconoce la doctora en Filología Hispánica que, además, estuvo viviendo una temporada en Filipinas.

La ruta naval más importante

No obstante, el gran hito de la expedición de Legazpi y Urdaneta fue establecer una ruta de tornaviaje a Nueva España: en noviembre de 1564 zarparon del puerto de Navidad en Nueva España (México) y llegaron a Filipinas en febrero del año siguiente. Meses más tarde, Urdaneta, que iba a bordo de la nao San Pedro, puso rumbo al nordeste, donde encontró la corriente Kuro-Shivo, también conocida como corriente del Japón -«las corrientes marítimas son como super autopistas del océano», puntualiza Zunzunegui durante el pódcast-. Navegó entre las latitudes 30 º y 39 º N, siempre hacia el este hasta que vieron tierra: la isla Deseada frente a la costa de California. Poco después, cambiaron el rumbo hacia el sur y anclaron el 1 de octubre de 1565 en el puerto de Acapulco.

«Así pues, en 1565 se estableció la ruta del Galeón de Manila, la Nao de China o Galeón de Acapulco que unió Asia, América y Europa, a través de Manila y Acapulco, y que estuvo en servicio hasta 1815», según detalla la Fundación Museo Naval. Esta travesía que duraba unos cuatro meses era «peligrosa y complicada», indica Carvajal. «Solían embarcarse 600 personas y llegaban alrededor de unos 300. Todos hacían testamento en la ciudad de Manila antes de embarcarse porque tenías un 50 % de posibilidades de sobrevivir», detalla la filóloga.

Uno de los riesgos, a parte del mal temporal, era el ataque de corsarios (holandeses o ingleses) que codiciaban las más de 1.000 toneladas de mercancías que transportaban. A lo largo de su historia fueron un total de 108 buques los empleados en esta ruta que duraba entre cuatro a siete meses. Solo cuatro buques fueron apresados y otros 26 se perdieron o desaparecieron a causa de los temporales.

«Desde Manila, los comerciantes españoles podían comerciar con Japón, China, Malasia... llegaban hasta la India. Todos esos productos que llegan por Acapulco, atraviesan Nueva España y de Veracruz tienen que embarcarse por el Atlántico para llegar a los puertos de España», comenta el escritor e historiador mexicano. Y apunta que «es el Galeón de Manila lo que permite que la plata de Nueva España se convierta en la primera moneda universal».

Gracias a esta ruta -la más longeva que registra la historia de la navegación y que conectaba el puerto de Manila con Acapulco y por vía terrestre con el puerto de Veracruz, que a su vez enlazaba a través de la Flota de Indias, con los puertos de Sevilla o Cádiz- en el siglo XVIII hasta el 50 % de todo el dinero en circulación en el mundo era en real de a ocho llegando a ser la moneda franca y de reserva de los cinco continentes de forma hegemónica. Pero «si bien es importante en lo económico, [el Galeón de Manila] acaba siendo más importante en lo cultural», considera Zunzunegui.

Con todo ello, «la historia del Galeón de Manila explica la historia actual de la globalización. Es un primer momento de una conexión extraordinaria de la humanidad», añade Carvajal. «Es espectacular pensar que [el Galeón de Manila] es la primera globalización. La auténtica y primera globalización del mundo», sentencia Beatriz Paredes, presidenta de la asociación Unidos por la Historia y quien ha conducido la conversación entre Zunzunegui y Carvajal.

Osos y flamencos

Osos y flamencos «representa la historia de la diversidad del mundo hispano», explica la presidenta de la asociación. España, a pesar de ser un país pequeñito, «combina tener osos en el norte, en Asturias, y flamencos en las marismas del Guadalquivir -prosigue Paredes- y yo creo que eso representa mucho lo que somos: muy diferentes, muy diversos y a pesar de ello tenemos una profunda e íntima unión». Tanto es así, que, por «casualidades de la vida» en México sucede lo mismo: «está lleno de osos pardos el norte de México y en el sur, en Yucatán, es una fiesta de flamencos», confiesa Zunzunegui en el primer episodio del pódcast donde abordan el por qué de este nombre tan peculiar. Este paralelismo habla de esta Hispanidad que nos une y que la asociación trata de reivindicar.

Con tan solo dos semanas de vida, el pódcast de Unidos por la Historia ha recibido una calurosa acogida: su primer episodio ha alcanzado los 64 mil visualizaciones en la plataforma de Youtube y este segundo cuenta con 18 mil visualizaciones en el momento en el que se escribe este artículo.