Así contó el abuelo de Ruiz-Gallardón la Guerra del Rif

Mucho antes de que Alberto Ruiz-Gallardón ocupara cargos clave en la política española, su abuelo ya dejaba huella en la historia. Víctor Ruiz Albéniz, conocido como «El Tebib Arrumi» –el «médico cristiano»–, cambió el bisturí por la pluma en la convulsa Melilla de 1909, donde, tras llegar como médico, descubrió su vocación por el periodismo. Colaborador y director de diarios como Informaciones, escribió Ecce Homo, sobre la exigencia de responsabilidades en el desastre de Anual.

El Tebib Arrumi era el pseudónimo de Víctor Ruiz Albéniz. Así firmó sus crónicas en el Diario Universal el abuelo de Alberto Ruiz-Gallardón, quién fue presidente de la Comunidad de Madrid, alcalde y ministro de Justicia con Mariano Rajoy. Ruiz Albéniz acababa de terminar la carrera de medicina y su función era atender a los soldados y empleados que trabajaban en las minas del Rif. Pero esta zona árida y montañosa sobre la que desde 1906 España ejercía un protectorado, estaba en pie de guerra.

Víctor Ruiz Albéniz nació en Puerto Rico, siendo todavía provincia española. Era hijo de Clementina Albéniz, hermana de Isaac Albéniz. Ella fue una mujer importante, vinculada a la Institución Libre de Enseñanza. Ya en la península, estudió Medicina y consiguió su primer destino en Melilla. Desde que llegó, se enamoró del paisaje, de sus gentes y sus costumbres, pese a la situación tan crítica que vivía aquel lugar. Pero Ruiz Albéniz se permeabilizó con la cultura de los rifeños, mirándolos con curiosidad al principio y con cariño después y un sentido paternalista propio de la época colonial: pensaba que lo mejor para los rifeños era estar gobernados por España a través del Ejercito y que no debían rebelarse militarmente contra los mandos.

Tras el desastre de Anual en 1921, Ruiz Albéniz escribió Ecce Homo un ensayo en el que exigía responsabilidades al gobierno de España por haber infradotado al Ejército. En su opinión, se habían ordenado operaciones militares que no podían abordarse sin una provisión de personas y medios adecuados para enfrentarse a un enemigo disperso, pero eficaz y potente como eran los rifeños. En el libro, denunció la corrupción en altas instancias del gobierno, pocos medios y materiales defectuosos que derivaron en la pérdida de capacidad ofensiva por parte del Ejército.

Durante su época en Melilla, Ruiz Albéniz conoció a muchos militares africanistas, como Millán Astray, Sanjurjo o el propio Franco, entonces teniente coronel y comandante jefe de la primera bandera de la Legión. Esto determinó que en julio del 36 Franco le llamase para ser cronista oficial de la Guerra Civil. Ruiz Albéniz hizo toda la guerra en el Cuartel General, acompañando a Franco, escribiendo las crónicas de guerra e introduciendo las crónicas radiofónicas que hasta entonces no se habían utilizado como arma de propaganda.

Desde esa posición de cronista de guerra, anticipó una información sobre la presencia de unidades italianas en la batalla del Jarama, lo que en su momento se interpretó como un conocimiento que podía dar ventajas al adversario y que fue mal interpretado por los mandos.

Tras regresar de Marruecos no volvió a ejercer la medicina. En su larga trayectoria como periodista fue nombrado Cronista Oficial de la Villa de Madrid, firmando como «Chispero» y crítico musical, para lo que utilizaba el pseudónimo de «Acorde». Escribió un libro sobre el teatro Apolo, donde cuenta la historia del teatro y todas las representaciones y zarzuelas que se hacían y otro de estampas de Madrid que se llama Aquel Madrid. Hizo también critica de toros, como Don Sincero.

Ruiz Albéniz vio en la guerra del Rif el origen remoto de la guerra civil española. En su interpretación, ese conflicto alimentó el componente de rencor social que nace de la imposibilidad que tenían las clases populares, sin patrimonio, de librar a sus hijos de ir a la guerra de África.

Entendió el Rif como un gran error de España en todos sus planteamientos; con consecuencias que llegaron, nunca a justificar, pero si a explicar, la violencia que estalló en 1936. Lo hizo sin dirigir reproche al Ejército sino a los sucesivos gobiernos que intervinieron directamente durante la guerra. Además, en agosto de 1936 fue asesinado uno de sus hijos, afiliado a Falange. Estaba escondido en una casa de la calle Sagasta y tras descubrirlo, lo llevaron a la checa de Bellas Artes donde lo mataron.

Ruiz Albéniz terminó su trayectoria profesional siendo director de La Hoja del Lunes, y presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid. Murió en 1954. Su hijo, José María Ruiz Gallardón participó en política durante el franquismo desde posiciones monárquicas, próximas a don Juan de Borbón y como miembro de su Consejo Privado.