El capitán Haya en 1931 partiendo desde Tablada con destino a Bata
Carlos de Haya, el aviador español que revolucionó la navegación aérea con sus inventos
Este militar desarrolló sistemas y aparatos que mejoraron la navegación aérea. Su motivación hay que buscarla en la necesidad de determinados instrumentos de vuelo, basada en una dilatada experiencia personal como piloto
Carlos de Haya es ampliamente conocido por sus extraordinarias dotes como piloto, protagonista de grandes hazañas en los campos militar y civil. En esta faceta, es de destacar su vuelo directo Sevilla-Bata realizado en la época de los grandes raids aéreos. También debe remarcarse su incansable e incesante labor de socorro aéreo del Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza en Jaén.
Sin embargo, su faceta de inventor es prácticamente desconocida. Este militar desarrolló sistemas y aparatos que mejoraron la navegación aérea. Su motivación hay que buscarla en la necesidad de determinados instrumentos de vuelo, basada en una dilatada experiencia personal como piloto.
Aviador militar
Carlos de Haya, nacido el 1 de marzo de 1902 en Bilbao, ingresó con 16 años en la Academia de Intendencia de Ávila. Tres años después, ya con el empleo de alférez, fue destinado a la 6.ª Comandancia de Tropas de Intendencia. En abril de 1922 salió con su unidad hacia Melilla, ciudad a la que retornó a principios de 1924 tras unos meses en la península. Pero su vida cambiará drásticamente a mediados de 1925 cuando decidió realizar el curso de piloto de aeroplano. Su adiestramiento lo completó en la Escuela de Transformación de Cuatro Vientos, ingresando poco después en el Servicio de Aviación Militar. En aquellos tiempos el Ejército del Aire aún no se había desgajado del Ejército de Tierra.
Carlos de Haya
Nuestro protagonista retornó al Protectorado español en 1926, aunque ahora encuadrado en la Primera Escuadrilla de aviones Bristol. Realizó numerosas misiones de apoyo aéreo a las fuerzas terrestres. También de reconocimiento, aprovisionamiento, correo, etc. Parece ser que fue en esta época cuando empezó a interesarse por el vuelo sin visibilidad. De hecho, su enorme interés en lo que ahora llamamos vuelo instrumental lo llevó a planificar una vuelta aérea a España en 48 horas, lo que obligaba a realizar vuelos de día y de noche.
Posteriormente realizaría una vuelta a Europa, de carácter oficial, en avioneta. Recorrería unos 9000 kilómetros en cerca de dos meses, alcanzando Constantinopla. Más adelante batió el récord mundial de velocidad en circuito cerrado de 5000 kilómetros.
Integral Haya
A finales de 1930 Carlos de Haya viajó a París en comisión de servicio para conocer los últimos avances en el campo de la aeronáutica que se estaban produciendo en un país que era considerado el más avanzado del mundo en materia de aviación. Sin embargo, unos meses después cesó temporalmente en su destino de Aviación Militar, retornando a Intendencia. Pero en octubre de 1932 fue destinado a la 2.ª Escuadra localizada en Sevilla. En su nuevo destino pudo perfeccionar algunos de los instrumentos de navegación que había inventado.
Los conocimientos adquiridos por nuestro aviador militar cristalizaron en el que se denominó «Integral Giroscópico». Se trataba de un horizonte artificial giroscópico que, en un único instrumento, estaba asociado con un indicador de viraje. Carlos de Haya diseñó y desarrolló un conjunto sencillo, sin números ni escalas, que permitía conocer de un rápido vistazo la actitud del avión, es decir, su posición con respecto al horizonte.
Carlos de Haya mostrando su invento la Integral Giroscópica o 'Integral Haya'en 1932
La Aeronáutica Militar Francesa se interesó por el invento del militar español, por lo que éste realizó una demostración en 1933. Su ingenio sería patentado en España y Francia. El dispositivo se convirtió en un instrumento de vuelo indispensable en la aviación, ya que permitía volar en condiciones de visibilidad reducida o, incluso, sin visibilidad. De hecho, fue adoptado por la Aviación Militar española con el nombre de «Integral Haya».
Otros inventos
Además, Carlos de Haya había creado unas tablas logarítmicas que permitían la corrección del rumbo de las aeronaves, siendo de inestimable utilidad en vuelos con poca visibilidad. Su invento fue patentado con el nombre de corrector de derivas. Y también patentó un «calculador de vuelo» o «estímetro», que permitían determinar de forma sencilla la distancia viajada. Todos estos desarrollos fueron clave en el ulterior desarrollo de la navegación aérea.
Invento para la deriva de vuelos
En el capítulo de sus creaciones puramente militares, inventó una bomba de metralla incendiaria diseñada para su lanzamiento en medio de formaciones de aviones. También ingenió una espoleta de enorme sencillez que podía ser activada por impacto o por tiempo, retardo que podía ser fijado en tierra. Fue un precedente del dispositivo que utilizaría la Luftwaffe durante la Segunda Guerra Mundial.
Trágica muerte
La vida de nuestro protagonista concluyó de forma dramática. En febrero de 1938, cuando estaba realizando servicios de guerra en el sector del río Alframbra, al norte de Teruel, solicitó unos días de permiso. Su madre estaba agonizando. Cuidó de ella hasta que falleció. Tras su inhumación, Carlos de Haya condujo su vehículo durante toda la noche desde Bilbao hasta Bello, en Teruel, donde estaba localizado el aeródromo de su unidad.
Se presentó en la mañana del 21 de febrero con evidentes síntomas de agotamiento y tensión nerviosa, no obstante lo cual solicitó incorporarse a la formación que estaba a punto de despegar. A pesar de las negativas iniciales de su jefe inmediato y del Jefe de Grupo, se salió con la suya y despegó con su caza Chirri. Moriría poco después en combate aéreo.
Carlos de Haya fue condecorado con la Medalla Militar individual en 1938 y la Cruz Laureada de San Fernando en 1942. Italia le concedería la Medalla de Oro al Valor Militar. En 1929 había recibido la medalla María Cristina.