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Interpretación de Richard Allison de un acorazado de la clase H

Picotazos de historia

El sueño naval de Hitler: los acorazados Clase H diseñados para vencer a la Royal Navy que nunca zarparon

A lo largo de los años, los proyectos de los acorazados de la Clase H sufrirían variaciones. Hitler exigía cañones cada vez mayores y más potentes, lo que obligaba a elevar el desplazamiento hasta las 80.000 toneladas

El 26 de septiembre de 1938, el Estado Mayor de la Kriegsmarine (Armada) del Tercer Reich aprobó un programa de construcción naval con el objetivo de conseguir una armada capaz de enfrentarse y derrotar a la británica, todo en un plazo de diez años.

Uno de los proyectos consistió en la construcción de una clase de acorazados denominada Clase H. Esta clase de acorazados tendría unas características que ya no vendrían limitadas por las imposiciones del Tratado Naval de Washington, que los vencedores de la Primera Guerra Mundial obligaron a suscribir a la Alemania de Weimar en 1922.

Una de las condiciones del tratado era que los acorazados (considerados como los principales buques de la armada o capital ship) no podían exceder las 35.000 toneladas de desplazamiento y que su armamento no podía alcanzar las 16 pulgadas (equivalente a un calibre de 406 mm).

Los acorazados de la clase anterior, denominada Clase Bismarck y compuesta por los acorazados Bismarck y Tirpitz, ya superaron las limitaciones de desplazamiento al alcanzar las 50.000 toneladas. Esta clase de acorazados se empezó a construir en 1936 y tenía como armamento principal ocho cañones de calibre 380 mm emplazados en cuatro torres dobles. La nueva Clase H supondría un desarrollo y mejora con respecto a la Clase Bismarck.

Acorazado clase BismarkBundesarchiv / Wikimedia Commons

Para esta nueva clase de superacorazados se realizaron diseños para los proyectos iniciales, denominados H-39, en el año 1937. Unos meses antes, el Imperio nipón se había negado a ratificar el Segundo Tratado Naval de Londres, motivo por el cual entró en vigor la cláusula que permitía alcanzar (no superar), en el armamento principal de los acorazados, el calibre de 16 pulgadas (406 mm).

Los acorazados de la Clase H tendrían un desplazamiento que superaría las 60.000 toneladas. Tendrían una eslora de 278 metros y una manga de 37. El monstruo sería impulsado gracias a la potencia de doce motores diésel de doble acción y nueve cilindros que, conjuntamente, desarrollarían una potencia de 165.000 caballos de fuerza —equivalente a unos 123.000 kW— que sería transmitida a tres hélices helicoidales para impulsarle.

La tripulación de este nuevo leviatán de los mares estaría compuesta por unos 2.600 hombres, entre marinería y oficialidad. El armamento principal consistiría en ocho cañones del calibre 406 mm distribuidos en cuatro torres dobles, dos a proa y dos a popa. El armamento secundario, muy peligroso y eficiente en los buques de la Kriegsmarine, estaría compuesto por doce cañones de calibre 150 mm y dieciséis de 105 mm.

Además, contaría con seis tubos lanzatorpedos de 53,3 centímetros de calibre. El armamento antiaéreo lo compondrían dieciséis cañones de 37 mm y doce de 20 mm, así como un número indeterminado de ametralladoras sobre afuste de los calibres 7,92 y 12,7 mm.

Estos nuevos acorazados contarían con una catapulta para hidroaviones y portarían cuatro aviones de este tipo a bordo. El monstruo de acero tendría una velocidad superior a los 30 nudos y una autonomía de 16.000 millas náuticas (unos 30.000 kilómetros), navegando a 20 nudos.

A lo largo de los años, los proyectos de los acorazados de la Clase H sufrirían variaciones. Hitler exigía cañones cada vez mayores y más potentes, lo que obligaba a elevar el desplazamiento hasta las 80.000 toneladas. Y esto último no era viable entonces.

Las quillas de las dos primeras unidades del diseño H-39 se colocaron en los astilleros de Blohm & Voss de Hamburgo y Deschimag en Bremen, los días 15 de julio y 1 de septiembre de 1939, respectivamente. Fue precisamente el inicio de la guerra lo que supuso el golpe mortal para el proyecto de la Clase H, ya que se pararían las obras al dar prioridad a otros proyectos, a medida que la guerra imponía nuevas y concretas necesidades.

Curiosamente, se continuarían desarrollando diferentes variantes de la Clase H, además del H-39. Estas serían: H-40, H-41, H-42, H-43 y H-44. Cada uno de los nuevos diseños suponía una nueva escalada a más y mayor. Se desarrolló una tendencia al gigantismo: se confundió «mayor» con «más eficiente», y el resultado fueron proyectos inviables y poco prácticos.

Esta misma tendencia se observa en otros proyectos. Entre los tanques, por ejemplo, se desarrolló el Panzer Mamut, luego rebautizado como Maus (‘ratón’ en alemán), al considerarse que el nombre clave del proyecto era demasiado transparente. El Panzer VIII Maus, del que se construyeron dos prototipos —uno con torreta y el otro sin ella—, era un monstruo de unas 188 toneladas de peso. Este blindado era inviable, ya que ninguna carretera o puente podía soportar su peso.

Como parece que no se dieron por enterados en el Estado Mayor del Ejército, se impulsó un proyecto aún más disparatado.

El Landkreuzer Ratte (‘Rata’ en alemán) ya era la caraba. Se trataba de un tanque de más de 1.000 toneladas de peso, con 11 metros de altura, 14 de ancho y 40 de largo. Este disparate estaría tripulado por unos cuarenta soldados y oficiales, entre conductores, mecánicos, artilleros, cargadores, etc.

Hay una serie de proyectos militares diseñados por, en teoría, capaces ingenieros, que hace sospechar que alguna sustancia debían fumar (que no era tabaco), o que aliñaban sus ensaladas con algún componente desconocido (probablemente psicotrópico). Cuesta creer cómo pudieron ser aprobados y cómo se gastaron recursos vitales para la guerra en semejantes disparates.