Ilustración de Wu Zetian de la dinastía Qing del siglo XVIII.
Picotazos de historia
Wu Zetian, la emperatriz de China que derrocó a sus hijos y fundó la dinastía Zhou
Wu Zetian, «la gran emperatriz santa», falleció de muerte natural en su propio lecho, en el palacio de Shangyang. Hasta el último día de su vida fue admirada y temida, amada y odiada
La historia la conoce como Wu Zhao (624–705 d. C.) o Wu Zetian, pero su verdadero nombre se desconoce, pues lo cambió y recibió distintos a lo largo de su vida. Es la única mujer reconocida por la historia china como emperatriz por derecho propio y creadora de su propia dinastía: los Zhou.
Wu nació en el seno de una importante familia vinculada con la dinastía reinante de los Tang (618–907 d. C.), en la ciudad de Wenshi, provincia de Shanxi. A los catorce años fue seleccionada para entrar al servicio del emperador, dentro de la corte imperial, con la categoría de concubina de quinta clase. La palabra en chino utilizada para designar a las concubinas de la corte imperial tiene el significado literal de «persona talentosa». El emperador tenía muchas otras concubinas, algunas emparentadas con la recién llegada y de distintas categorías, por lo que la joven ejerció labores menores dentro de la corte.
En el año 649 falleció el emperador Taizong, siendo sucedido en el «trono del dragón» por su hijo y heredero Gaozong. Wu permaneció en la corte.
La emperatriz Wang estaba preocupada por la influencia que ejercía sobre su hijo Gaozong la hermosa Xiao Shu. El encaprichado emperador la había elevado a consorte oficial, y su creciente influencia en el gobierno empezaba a resultar molesta para muchos. Por este motivo, la emperatriz Wang decidió utilizar a Wu contra Xiao. Craso error.
Wu fue elevada a concubina de segunda categoría y empezó a frecuentar el entorno del emperador hasta que este se fijó en ella.
Desplazó a la consorte Xiao y, de hecho, tuvo cuatro hijos con el emperador —todos varones—. En el año 655, Wu decidió atacar. Utilizó como pretexto el reciente fallecimiento de su propia hija a los pocos días de nacer. Acusó a la madre del emperador de haber asesinado a la niña y organizó una campaña de difamación. El 15 de octubre de 655, el emperador Gaozong firmó un edicto por el cual se degradaba y encarcelaba a Wang y Xiao.
Aprovechando la caída en desgracia de sus dos enemigas, Wu influyó en el emperador para que hiciera una limpieza entre los seguidores y familiares de la exemperatriz y la exconsorte, llevando a cabo una purga dentro de la corte y del cuerpo de funcionarios. Gaozong, satisfecho de librarse de la opresora influencia materna, cometió el error de elevar a Wu a la categoría oficial de emperatriz.
Detalle de la pintura «El viaje de la emperatriz Tang», que representa a Wu Zetian y sus damas de compañía.
Desde esta nueva posición de poder, Wu continuó afianzándose en la corte y controlando el vasto imperio. Primero ordenó la ejecución de Wang y Xiao, para evitar que el débil Gaozong las perdonara.
A partir del año 675, entró en declive la salud del emperador, y Wu tuvo que actuar con rapidez. Ordenó el arresto de la popular princesa Zhao, que murió de hambre encerrada en su propio domicilio.
El príncipe heredero Li Hong, hijo mayor de Wu y del emperador, creyó llegado su momento y empezó a mostrarse excesivamente rebelde, desafiante y poco colaborador. Murió. Oficialmente, el fallecimiento fue consecuencia de su mala salud, en su palacio de Hebi.
El nuevo príncipe heredero fue el siguiente hijo de Wu, Li Xian. Pero debió ser torpe o imprudente, ya que pretendió seguir los pasos de su hermano. En el año 680 fue acusado de traición, desterrado y obligado a suicidarse.
Le sucedió como príncipe heredero el tercer hijo de Wu con el emperador Gaozong: el joven Zhongzong.
El emperador Gaozong murió —tal vez de muerte natural; cosas más raras se han visto— en el año 684, siendo sucedido por Zhongzong, de la dinastía Tang. Con la nueva entronización se inició una lucha en palacio entre la emergente facción de la consorte de Zhongzong, Wei, y el poder establecido en la corte: Wu.
Zhongzong cometió la torpeza de tomar partido por su esposa. Wu eliminó de raíz el intento de rebeldía: hizo deponer a Zhongzong y entronizó a su cuarto hijo, el joven Ruizong. Este demostró tener más visión que sus hermanos, renunciando al poder efectivo y dejándolo todo en manos de «mamá».
La cueva Fengxian (c. 675) de las Grutas de Longmen, encargada por Wu Zetian; el gran Buda central es representativo de Vairocana.
Wu gobernaba el imperio de facto y con mano de hierro. Nombró funcionarios fanáticamente leales, creó una policía secreta y una red de espionaje que la mantenía informada de todo lo que sucedía. Alentó el sistema meritocrático del funcionariado. Apoyó al budismo y al taoísmo: el primero la declaró Maitreya, el último Buda; el segundo la ayudó a formar una clase de funcionarios leales, comprometidos y honestos, que actuaban con equidad para con los súbditos y en beneficio del Estado, siendo generosamente recompensados para evitar la corrupción.
En el año 690, Wu se sentía lo suficientemente fuerte como para deponer a su hijo. Asumió el poder imperial supremo «por derecho divino» y se proclamó como la primera emperatriz de una nueva dinastía creada por ella: los Zhou.
Ruizong tuvo que aceptar e incluso renunciar al linaje de los Tang, tomando el apellido Wu. El degradado emperador, sabedor de que se jugaba la vida —y la de su familia, amigos y seguidores—, aceptó sonriendo.
El reinado de Wu, independientemente de sus meritorias reformas, se caracterizó por la sospecha, la delación, la traición y el terror. La corte imperial era el lugar más peligroso de todo el imperio, donde nadie estaba a salvo de la espada del verdugo o de la acción del asesino.
En el año 693 se ordenó la ejecución, por brujería y por atentar contra la salud de la emperatriz Wu, de la esposa e hijo de Ruizong. Este, prudentemente, aceptó con resignación.
En el primer mes del año 705, la emperatriz Wu cayó gravemente enferma. Su debilidad, a los 81 años, dio lugar a un golpe de Estado en palacio conocido como «el golpe de Shenlong». Se obligó a Wu a abdicar. Zhongzong, que hasta entonces había mantenido un perfil tan bajo como el de un caracol, fue reentronizado y la dinastía Tang reinstaurada.
Wu Zetian, «la gran emperatriz santa», falleció de muerte natural en su propio lecho, en el palacio de Shangyang. Hasta el último día de su vida fue admirada y temida, amada y odiada.