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La familia real

La familia real

Los hermanos de Luis XVI que se salvaron de la guillotina y acabaron en el trono

Las derrotas finales de Napoleón en Leipzig y Waterloo restablecieron a los Borbón en el trono, convirtiéndolos en Luis XVIII y Carlos X

Salieron de Francia antes de que el terror jacobino terminase con sus vidas. El conde de Provenza y el conde de Artois eran los hermanos del decapitado Luis XVI de Francia. Junto a él compartían los placeres de Versalles y el pensamiento legitimista de la monarquía absoluta que su dinastía representaba. Uno y otro vivieron en París los primeros impulsos revolucionarios. Pero ellos formaron parte del contingente de exiliados que lograron abandonar el país antes de morir en el cadalso. Las derrotas finales de Napoleón en Leipzig y Waterloo restablecieron a los Borbón en el trono, convirtiéndolos en Luis XVIII y Carlos X.

Eran también nietos de Luis XV y en su tiempo disfrutaron del ambiente cortesano con el que madame du Barry impregnó el palacio. En 1774 asistieron a la proclamación de su hermano Luis XVI y María Antonieta como nuevos soberanos. Stefan Zweig, en su estupenda biografía, desmiente la supuesta cercanía entre el conde de Artois y su joven cuñada, aunque es cierto que ambos habían participado en horas de confidencias mientras ella se agotaba como delfina.

Todos respiraban el mismo pensamiento realista y despótico del siglo XVIII, a pesar de los aires ilustrados y la deuda del Estado como consecuencia del apoyo del Reino de Francia a los colonos americanos en su independencia. Aunque tampoco vivían, como nos ha hecho creer parte de la literatura académica, tan ajenos a la realidad de un país angustiado por las malas cosechas y las críticas burguesas que se escuchaban desde el Tercer Estamento.

Tras la toma de la Bastilla todo cambió para ellos. El conde de Artois, con su esposa e hijos, se exilió solo tres días después del 14 de julio de 1789. Desde entonces se convirtió en uno de los símbolos más notorios de la contrarrevolución: una especie de jefe de los llamados «emigrados». Era una personalidad seductora.

Archienemigo de la Revolución y el más beligerante de los émigrés. Sus hermanos se resignaron a una primera fase revolucionaria en la que aceptaron lo novedoso de una «monarquía constitucional». Pero aquello estaba abocado al desastre. Luis XVI y su familia fueron descubiertos en Varennes cuando intentaron su fuga. El conde de Provenza y su familia sí consiguieron salir de Francia en junio de 1791.

Miniatura que representa a los hermanos reales de Francia: el futuro Luis XVI (izquierda), el futuro Luis XVIII (centro) y el futuro Carlos X (derecha)

Miniatura que representa a los hermanos reales de Francia: el futuro Luis XVI (izquierda), el futuro Luis XVIII (centro) y el futuro Carlos X (derecha)

Desde entonces, los hermanos de Luis XVI, renombrado «ciudadano Capeto» por la salvajada revolucionaria más radical, se mantuvieron durante más de dos décadas en el exilio, tratando de alimentar la causa contrarrevolucionaria. Pasaron por Prusia, el Imperio ruso de Pedro I y hasta la Gran Bretaña de Jorge III. No pudieron regresar a su país hasta el ocaso bonapartista.

Con la Restauración de la casa Borbón, el conde de Provenza fue proclamado soberano como Luis XVIII y reinó entre 1815 y 1824. Bajo su soberanía se produjo el apoyo de los «Cien Mil Hijos de San Luis» a la causa absolutista de Fernando VII. A su muerte sin hijos, le sucedió en el trono el menor de sus hermanos, hasta entonces conde de Artois y en adelante Carlos X.

El nuevo soberano francés era ya viudo de María Teresa de Saboya, aunque Sus Altezas Reales habían tenido dos hijos: el duque de Angulema —casado con la única hija superviviente de Luis XVI— y el duque de Berry, quien durante un tiempo fue considerado heredero al trono de Francia. Pero este murió asesinado cuando salía de la Ópera de París en 1820.

Según puede leerse en el Mercurio de España: «El domingo, S. A. R. el duque de Berry estaba en la ópera con su esposa y varias personas de su casa. Hacia el fin del baile, siendo cerca de las once de la noche, se retiraban SS. AA. según costumbre. El Duque daba el brazo a la Duquesa para subir al coche, a cuyo tiempo se acercó al Príncipe un hombre, y le dio sobre el lado derecho un golpe con un instrumento cortante y acerado, que le hizo una herida profunda y quedó clavado. El Príncipe hizo un movimiento y cayó».

Siete meses después nacía en el palacio de las Tullerías su hijo varón, póstumo, conde de Chambord, quien se verá forzado a un nuevo exilio en 1830 con la llegada de los Orleans al trono de los franceses. Fue para muchos el jefe de la causa legitimista y último miembro de la rama primogénita de los Borbones.

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