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28 de abril de 2024

Juicio por presuntos delitos financieros del cardenal Angelo Becciu y otros nueve, en el Vaticano el 27 de julio de 2021.

Imagen de archivo del juicio al cardenal Angelo BecciuSimone Risoluti / VATICAN MEDIA / AFP

Italia

Ungheria, la logia masónica que decidía los altos cargos de la magistratura en Italia

En las últimas semanas se han hecho públicas las declaraciones del abogado Piero Amara, condenado por corrupción, que implican a numerosos altos cargos del país

«Nombramiento de magistrados y altos cargos de la justicia o de fuerzas del orden» son algunas de las actividades que gestionaba la Logia Ungheria, un grupo masónico italiano que ha salido a la luz gracias a un arrepentido. En las últimas semanas se han hecho públicas las declaraciones del abogado Piero Amara, condenado por corrupción, que implican a numerosos altos cargos. El ocultamiento de estas revelaciones por parte de diversos jueces de Milán y Brescia también está siendo juzgado en la actualidad.
El abogado Piero Amara ha reconocido su pertenencia a la Logia Ungheria. Asegura que empezó a conocer la asociación a través de otro magistrado. «Sabía que formaba parte de la asociación Ungheria. Un hecho que pude confirmar con el modo en que me saludó, apretando por tres veces el dedo índice sobre el pulso mientras me apretaba la mano». Un código masónico que se ha mantenido a lo largo de la historia.
El lugar en el que encontró a este colega fue «la casa de un empresario, amigo de Antonio Serrao, conocido como ‘Tonino’, que en aquella época era director general del Consejo de Estado y también miembro de la Ungheria». Ese encuentro tiene lugar poco antes que se nombrara a otro miembro de la logia, según Amara, como Fiscal General de Turín.
Especialmente grave resulta el nombramiento del fiscal general de Milán, la principal ciudad italiana. Amara ha confesado que «la red de relaciones de Ungheria se utilizó para condicionar el nombramiento del Fiscal de Milán. Se pidieron candidaturas de amigos o de personas a las que se podía acceder, aunque no formasen parte de la asociación».
¿Y cómo se integra una persona en una logia masónica? Amara, en declaraciones ante el juez, asegura que todo empezó en el Observatorio Permanente sobre el Crimen Organizado. En ese entorno, otro miembro de la institución al que cita con nombre y apellidos, Gianni Tinebra, le sugiere que «contaba con las características para participar con un grupo de personas más estrecho que mantenían un vínculo de solidaridad, amistad y disponibilidad, algo que me sería muy útil a lo largo de mi vida».
La forma de justificar la participación en una logia era que gracias a ellos se reforzaba «el ideal de un Estado liberal y subrayo la palabra ‘Estado liberal’ porque es algo que recordaban a menudo». Es preciso recordar que la unificación de Italia, en 1870, es en gran parte un logro de grupos masónicos, que trabajaban contra la autoridad del Papa para terminar con los Estados Pontificios. Un hecho histórico que ha facilitado una mayor connivencia o permisividad con esta sociedad secreta en Italia. La realidad es que actualmente es difícil separar la línea entre mafia y masonería en numerosos procesos.
En el caso del abogado Amara, confiesa que desde el primer momento fue consciente de que esos ideales eran una quimera. «El grupo servía únicamente para el intercambio de favores. Por lo que he podido ver, este grupo ha representado, o representa, lo que definiría como una especie de contrapoder, en ocasiones más fuerte que la política». Una asociación que «tenía la capacidad de colocar a personas de su confianza en puestos clave. Sobre todo al frente de las fuerzas del orden y de la magistratura, y que los nombramientos se decidieran en sedes distintas a las institucionales».
Al margen de citar nombres de magistrados y generales de los Carabinieri o de la Guardia di Finanza, el arrepentido de la masonería concreta algunas de las acciones que la red completaba con éxito. Un expediente que afectaba a Silvio Berlusconi en Caltanissetta, Sicilia, debía ser archivado. «El responsable del proceso, Alessandro Centonze, no era partidario del archivo, pero se vio obligado a hacerlo por el vínculo de asociación mafiosa, como me llegó a confesar», asegura Amara. El éxito en esta gestión facilitó la promoción de los implicados.
Todas estas declaraciones, que ponen nombre y apellidos a la corrupción de la justicia en Italia, han permanecido en un cajón durante años. Por ello, la fiscalía de Brescia, en Lombardía, ha comenzado a investigar a diversos jueces por ‘omisión de acto de oficio’, al tratar de ocultar toda la red. En Italia utilizan el término ‘insabbiare’, semejante al ‘enfangar’ castellano.
Mientras tanto, quienes hicieron públicas las declaraciones de Amara ante el juez han sido acusados de ‘revelación de secretos de oficio’. Por el momento, ya se han cobrado la pieza de la secretaria del juez que envió los documentos a varios periodistas, tratando de que estas revelaciones salieran a la luz.
Esta nueva polémica en la justicia italiana se suma a la expulsión de la carrera, hace dos años, de Luca Palamara, un juez que había sido presidente de la Asociación Nacional de la Magistratura. Fue condenado por gestionar los nombramientos de jueces y fiscales en base a criterios de amiguismo e intercambio de favores. Las grabaciones de sus conversaciones privadas con colegas, empresarios y políticos fueron un escándalo nacional que confirmó las sospechas sobre las redes clientelares y masónicas en el ámbito judicial. De hecho, el mismo Palamara ha confirmado que «el sistema está extendido y es aceptado por las diversas corrientes de la magistratura». 
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