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19 de abril de 2024

This photo taken and handout on July 4, 2019 by the Vatican Media shows Pope Francis (L) meeting with Russian President Vladimir Putin (R) during a private audience at the Vatican. - Russian President Vladimir Putin arrived in Rome for a lightning visit including talks with the pope and Italy's populist government, which has called for an easing of sanctions despite Moscow's ongoing crisis with the West. (Photo by Handout / VATICAN MEDIA / AFP) / RESTRICTED TO EDITORIAL USE - MANDATORY CREDIT "AFP PHOTO / VATICAN MEDIA" - NO MARKETING NO ADVERTISING CAMPAIGNS - DISTRIBUTED AS A SERVICE TO CLIENTS ---

El 4 de julio de 2019 Vladimir Putin visitó por tercera vez al Papa en el Vaticano--AFP

Guerra en Ucrania

¿Qué armas tiene el Papa para frenar a Putin?

El tono de las denuncias del Papa Francisco en este periodo ha ido in crescendo, pero siempre dejando pequeños resquicios al diálogo

Vladimir Putin se presentó por última vez en el Vaticano un 4 de julio de 2019, pocos meses antes del comienzo de la pandemia. Era la tercera ocasión en que el dirigente ruso encontraba al Papa Francisco, con quien estuvo en 2013 y 2015, siempre en Roma. ¿Por qué el líder de un país mayoritariamente ortodoxo insiste en hablar con un pontífice católico?
La realidad es que la capacidad diplomática del Vaticano es bien conocida en todo el mundo. El hecho de contar con una implantación global, incluso en países donde los católicos son una minoría irrelevante, permite gestionar conflictos internacionales de una forma muy realista y cercana, en ocasiones alejada de las versiones oficiales. Desde una visión estratégica, la autoridad moral del Vaticano es un activo que vale la pena aprovechar.
El viaje del Papa a Irak el año pasado fue una demostración de esa autoridad moral y transversalidad. El hecho de que el obispo de Roma fuera el primer líder internacional en realizar una visita formal, en espacios abiertos y con encuentros multitudinarios, ha sido crucial para el país. Por primera vez, tras años de violencia y confrontación en este país musulmán, Irak ofrecía una imagen de paz y reconciliación a todo el mundo.
Ese beneficio para la proyección internacional de Irak también lo ha sido para los cristianos que viven allí. Por primera vez en su historia, el día de Navidad ha sido proclamado festivo y el Estado ha lanzado un sello oficial, con el rostro del Papa, para conmemorar la visita. Supone un reconocimiento de la personalidad de esta minoría, que durante décadas ha sido tratada como de segunda categoría.

La Iglesia ortodoxa rusa

En el caso de Rusia, el desafío es aún más complejo. Así como los jefes de Estado de la Federación Rusa han visitado el Vaticano en diversas ocasiones, nunca lo ha hecho el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Los últimos pontífices han logrado acercar posturas con casi todas las autoridades ortodoxas, pero la más difícil siempre ha sido la del patriarcado de Moscú. Y no solo por sus líderes, sino por toda una cultura interna que recela del mundo católico.
Con todas las cautelas, el Papa Francisco ha hecho todo lo posible para el acercamiento. El pasado 16 de marzo, el obispo de Roma y el patriarca de Moscú mantuvieron un encuentro online, en el que ambos defendieron la importancia de las negociaciones para conseguir la paz. Francisco, contrariamente a la opinión del patriarca, aseguró que «no existe una guerra justa», ya que quienes terminan pagando las consecuencias siempre son los más débiles. De hecho, en un mensaje del 13 de marzo dijo claramente que «quien apoya la violencia profana el nombre de Dios».
El mero hecho de este encuentro tiene un impacto en la cultura de la no-violencia. Hasta la fecha, el principal líder religioso de Rusia se había limitado a respaldar la invasión. El pasado día 16, al menos mantenía un encuentro con quien ha denunciado semana tras semana la monstruosidad de la guerra.

El Papa va a la embajada

El Papa Francisco ha movido también los hilos de la diplomacia de forma extraordinaria. Una de sus primeras acciones fue ir a visitar personalmente al embajador de la Federación Rusa ante la Santa Sede. Es algo inusual, ya que son siempre los embajadores quienes visitan al Papa y no al revés. De esta forma, el Papa quería resaltar que Putin había sobrepasado todos los límites y que él estaba dispuesto a hacer todo lo posible.
El tono de las denuncias del Papa Francisco en este periodo ha ido ‘in crescendo’, pero siempre dejando pequeños resquicios al diálogo. Hasta la fecha, el Papa ha calificado la guerra de «masacre sin sentido» que va contra la sacralidad de la vida humana. Algunos le echan en cara que no haya citado por su nombre al agresor, sea a Rusia que a Putin. Un matiz con el que quiere dejar abierto un espacio de diálogo.

Dos cardenales a Ucrania

El envío de dos de sus cardenales de confianza a visitar Ucrania y confortar a la población ha sido una clara toma de posición en esta guerra. El Papa está con las víctimas y está dispuesto a arriesgar las vidas de sus principales colaboradores. Pero eso no quita que aún mantenga abierta una estrecha rendija de comunicación con los culpables de la agresión. Calificar a Putin expresamente como «criminal de guerra» solo cerraría cualquier posibilidad de contacto.
Prueba del equilibrio de las denuncias del Papa es que el presidente de Ucrania ha agradecido telefónicamente su apoyo este martes. Con un mensaje posterior en redes sociales, Zelensky ha asegurado que «el pueblo de Ucrania siente el respaldo espiritual de Su Santidad», al tiempo que le pide que visite el país. «Es el visitante más esperado en Ucrania», concluye.

Con los obispos de todo el mundo

Este viernes, el Papa realizará un gesto simbólico de especial relevancia. En el Vaticano y en Fátima, en Portugal, volverá a consagrar Rusia y Ucrania al Corazón Inmaculado de María. Algo que ya hizo Juan Pablo II en 1984, pocos años antes de la caída del Muro de Berlín. En unión con los obispos de todo el mundo, el Papa Francisco volverá a poner la atención de los cristianos en las víctimas de esta guerra, término que ya ha utilizado reiteradamente. El respaldo moral a quienes sufren la agresión es un espaldarazo a quienes resisten en las trincheras de Ucrania, así como a quienes acogen refugiados en toda Europa.
Mantener la atención ante esta guerra, denunciar constantemente la violencia, al tiempo que mantiene cauces de diálogo con los agresores, es la estrategia que el Papa mantiene ante Rusia. En la base de esta política está el evitar el sufrimiento de los más débiles por todos los medios posibles.
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