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El presidente ruso, Vladimir Putin, apunta con un rifle durante una visita al centro militar de exhibición Patriot en las afueras de MoscúGTRES

83 días de guerra en Ucrania

Putin, desde el Kremlin, desprecia a sus oficiales y asume sus funciones en el campo de batalla

El presidente de Rusia actuaría como si estuviera en primera línea de fuego

La agonía prolongada de la guerra en Ucrania tiene diferentes efectos a medida que transcurre el tiempo. 83 días se hacen eternos para los enemigos que un día fueron, y se trataron, como hermanos de la familia comunista que formó la Unión Soviética.
En Kiev el presidente Volodimir Zelenski y su Gobierno resisten con la colaboración estratégica, y en remoto, de los aliados. La OTAN le facilita tecnología, información y armamento, pero los soldados que luchan y caen en combate son ucranianos.
La única excepción son aquellos combatientes voluntarios que forman la legión extranjera creada por el presidente Zelenski después del 24 de febrero, el día del inicio de la guerra, no declarada, a Ucrania.
En Moscú, el escenario es diferente, Vladimir Putin está sólo, o con la ayuda o apoyo soterrado de China, ante el peligro creado por una decisión unilateral de la que él es el único responsable.
En rigor, la obsesión por controlar absolutamente todo va más lejos. Putin parece haber tomado buena parte del control de la estrategia militar e intervenir, de forma directa, hasta en decisiones tácticas sobre el terreno de combate donde, sencillamente, no está.
La injerencia del líder supremo de la Federación Rusa en asuntos militares, campo que le es desconocido al ex agente de la extinta KGB, ha llegado a extremos insospechados, según los informes mencionados.
Su intervención desconcierta a los oficiales que forman parte de la denominada «operación especial» (la invasión) y que tienen que adoptar decisiones sobre la marcha en operaciones bélicas del teatro de operaciones.

Los políticos históricamente han tenido la tendencia a inmiscuirse en los asuntos militaresGeneral Salvador Fontenla (R)

«Los políticos históricamente han tenido la tendencia a inmiscuirse en los asuntos militares, tanto en paz como en guerra. Además, ahora la tecnología permite hacerlo hasta el nivel táctico más bajo», observa el general en retiro Salvador Fontenla.
La conveniencia de estas intervenciones queda descartada por el militar: «Tenemos muchos ejemplos de que es un error de funestas consecuencias», advierte en El Debate.
El cambio de conducta del jefe del Kremlin se podría interpretar como un reconocimiento implícito del fracaso, al menos parcial, de la invasión a Ucrania. «Es evidente -describe Fontenla- que al ejército ruso no le van bien las cosas a nivel táctico y que el tiempo estratégicamente corre en su contra».
Dicho esto, el general pone en duda el rigor de las fuentes de inteligencia occidentales que describen a un Putin obsesionado con los mapas y dando órdenes a las unidades desplegadas en Ucrania. «Afirmar esa intromisión de Putin a nivel táctico, como hizo Hitler (en la Segunda Guerra Mundial), creo que no está confirmado».
A su juicio, «la fuente no es fiable, por parcial, y seguramente, advierte, «sea una operación más para desprestigiar al jefe enemigo».

Buscan establecer un paralelismo con Hitler y achacarle a Putin el fracaso a todos los nivelesGeneral Salvador Fontenla (R)

La pregunta inmediata sería, ¿cuál es el objetivo de esta supuesta intoxicación? Fontenla responde: «busca, subliminalmente, establecer ese paralelismo con Hitler y achacarle a Putin el fracaso a todos los niveles, desde el estratégico al táctico».
El general Valery Gerasimov es el jefe del Estado Mayor ruso y el hombre que estaría con Putin, mano a mano, dando las órdenes a más de mil kilómetros de distancia.
The Times y The Guardian citan una fuente de inteligencia anónima que asegura: «Creemos que Putin y Gerasimov están involucrados en la toma de decisiones tácticas a un nivel que normalmente esperaríamos que tome un coronel o un brigadier».

Un jefe de Gobierno debería tener mejores cosas que hacer que adoptar ese tipo de decisiones militaresBen Barry, ex brigadier del ejército británico

Ben Barry, ex brigadier del ejército británico y experto del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos da credibilidad a las fuentes y añade: «Un jefe de Gobierno debería tener mejores cosas que hacer que adoptar ese tipo de decisiones militares. Debería establecer la estrategia política en lugar de empantanarse en las actividades del día a día».
Hace unos años el Kremlin difundió un vídeo donde ofrecía una faceta de Putin totalmente desconocida -y quién sabe si verdadera- al asegurar que el presidente ruso había llegado a comandar un batallón de artillería y presumía de haber logrado «el grado de teniente».
El almirante Sir Tony Radakin, jefe de las FF AA británicas no entró en el debate pero declaró que esta guerra la estaba ganando Ucrania. La razón principal, la atribuyó a que del resultado depende su «existencia como nación». Asimismo, dio por seguro que la supervivencia de la Administración de Kiev estaba garantizada.
Igor Girkin, ex agente de la FSB (antigua KGB), se expresó e similares términos en las redes sociales: «En más de dos meses de enfrentamientos y hostilidades lo único que han conseguido ha sido pequeñas victorias tácticas».
Quizás estos fracasos expliquen por qué Putin han decidido actuar como si estuviera en el barro de batalla y no en los inmensos salones del Kremlin.