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26 de abril de 2024

Soldado ruso muerto en Ucrania

El cuerpo de un soldado ruso muerto en los primeros días de la guerra en Ucrania yace junto a su vehículo blindado destruidoAFP

89 días de guerra

Un diplomático ruso humilla al Kremlin con su carta de dimisión por la guerra en Ucrania

El ex consejero de la misión rusa en la ONU afirmó avergonzarse de su país por la invasión a Ucrania

El diplomático ruso de alto nivel, Boris Bondarev, dimitió de su puesto como consejero de la misión rusa ante la Oficina de la ONU en Ginebra al sentirse «avergonzado» de su país por la invasión de Rusia a Ucrania.
La renuncia se ha hecho de un modo que resultara lo más humillante posible para Rusia y su ministerio de Exteriores: por correo electrónico y publicitado en Linkedin.
En su carta, el diplomático de 41 años no se muerde la lengua a la hora de criticar al Kremlin y, en particular, al presidente Vladimir Putin y al ministro de Exteriores, Serguei Lavrov.
«Durante mis veinte años de carrera diplomática he visto diferentes giros de nuestra política exterior, pero nunca me he sentido tan avergonzado de mi país como el 24 de febrero de este año», comienza la crítica misiva.
Boris Bondarev Consejor Rusia ONU

Boris Bondarev exconsejor de la misión de Rusia en la ONUBoris Bondarev

Notablemente enfadado, el diplomático afirma que «la agresiva guerra desatada por Putin contra Ucrania y, de hecho, contra todo el mundo Occidental, no es sólo un crimen contra el pueblo ucraniano, sino también, y tal vez, un crimen aún peor contra el pueblo de Rusia».
Bondarev ilustra la cancelación que el Kremlin ha hecho del pueblo ruso con el símbolo de «una gruesa letra ‘Z’ tachando nuestras esperanzas y nuestras expectativas de una sociedad libre y próspera en nuestro país», en referencia a la Z que lucen los tanques rusos en Ucrania como símbolo de adhesión a Putin.
El diplomático acusa, sin citarlos, a los mandatarios del Kremlin y a su corte de oligarcas de promover la guerra para aferrarse al poder.
«Aquellos que han concebido esta guerra sólo quieren una cosa: permanecer en el poder para siempre, vivir en palacios pomposos y frívolos, navegar en yates que por su tonelaje y su valor se pueden comparar a toda la Armada rusa, disfrutar de poder ilimitado y total impunidad», denunció.
Para lograr amarrarse al poder de esa manera, Bondarev denuncia que los responsables del Kremlin «están dispuestos a sacrificar tantas vidas como sea necesario. Miles de rusos y ucranianos ya han muerto por su culpa».

Aquellos que han concebido esta guerra sólo quieren una cosa: permanecer en el poder para siempreBoris Bondarev, diplomático ruso

El ex consejero de la misión rusa ante la Oficina de la ONU en Ginebra centró gran parte de sus críticas en el funcionamiento del ministerio ruso de Exteriores.
Aseguró que «durante estos veinte años el nivel de mentiras y la falta de profesionalidad en el trabajo del Ministerio de Relaciones Exteriores ha ido en aumento».
Sin embargo, «en los últimos años esto se ha vuelto catastrófico. En vez de información imparcial, análisis justo y pronósticos prudentes, se han elaborado clichés de propaganda con el mismo espíritu que en la época soviética de la década de 1930».
«Se ha construido un sistema que se engaña a sí mismo», sentenció.
La principal bomba a la línea de flotación de la diplomacia rusa la dirige contra el titular del ministerio de Exteriores, Serguei Lavrov, a quien se refiere como «un buen ejemplo de la degradación de este sistema».
«En 18 años, pasó de ser un intelectual profesional y educado, a quien muchos de mis colegas tenían en muy alta estima, a una persona que constantemente emite declaraciones contradictorias y amenaza al mundo, es decir, a Rusia también, con armas nucleares», lamentó.
Bondarev continuó con sus críticas: «El Ministerio de Relaciones Exteriores no hace hoy diplomacia. Hace belicismo, difunde mentiras y odio. Sirve a los intereses de unos pocos, de muy pocas personas, contribuyendo así a someternos a un mayor aislamiento y degradación de mi país».
«Rusia ya no tiene aliados, y no hay nadie a quien culpar, solo a su política temeraria y mal planteada», añadió.
El diplomático ruso concluyó: «Estudié para ser diplomático y soy diplomático desde hace veinte años. El Ministerio se ha convertido en mi hogar y en mi familia. Pero, simplemente, ya no puedo compartir más esta ignominia sangrienta, estúpida y absolutamente innecesaria».
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