Masacre de Texas
El derecho de los estadounidenses a acceder a armas está contemplado en la enmienda al artículo dos de su carta magna, que recoge que «el derecho del Pueblo a poseer y portar armas no será infringido». No obstante, en un país en el que las muertes por armas de fuego se encuentran en máximos históricos y donde los tiroteos masivos, como el de este martes en Texas, se producen con frecuencia, algunos estados han optado por controlar y restringir el acceso a las armas en determinados supuestos.
Una normativa federal sitúa la edad mínima para comprar armas largas como una escopeta o un rifle en los 18 años; mientras que para las armas de fuego cortas o de mano la eleva hasta los 21 años. En cambio, hay estados como Alaska, Maine, Minnesota o Vermont donde se permite comprar una escopeta o un rifle desde que se cumplen los 16 años.
Las únicas personas a las que se prohíbe acceder a estas armas son los condenados por un delito grave, adictos a la droga, fugitivos de la justicia, inmigrantes ilegales o aquellos que hayan renunciado a la ciudadanía estadounidense.
Catorce estados han establecido alguna limitación a la posesión de armas, según el Centro Legal Giffords para Prevenir la Violencia Armada.
En nueve de ellos se requiere que los compradores se saquen una licencia antes de comprar ciertos tipos de armas de fuego, mientras que en otros tres –Illinois, Massachusetts y Nueva York– se ha establecido un permiso de posesión que debe estar vigente durante el tiempo que dispongan del arma. Además, en California y Washington se necesita una certificación para demostrar que se ha completado una capacitación de seguridad antes de adquirirla.
Todos los estados permiten portar armas ocultas en público de alguna forma. Aun así, la mitad exigen la obtención de un permiso, y los requisitos para conseguirlo pueden ser más o menos laxos en función del estado en cuestión. De este modo, nueve territorios obligan a que el solicitante justifique esta petición con una razón de peso, como una amenaza a su integridad física.
El «buen carácter» o la condición de «ciudadano respetable» es una exigencia en doce estados, mientras que los funcionarios de otros quince demarcaciones pueden negarse a expedir este permiso si consideran que la persona que lo solicita es peligrosa.
Estos son los estados donde se pueden llevar armas ocultas por la calle sin necesidad de un permiso previo: Alabama, Alaska, Arizona, Arkansas, Georgia, Idaho, Indiana, Iowa, Kansas, Kentucky, Maine, Mississippi, Missouri, Montana, New Hampshire, Dakota del Norte, Ohio, Oklahoma, Dakota del Sur, Tennessee, Texas , Utah, Vermont, Virginia Occidental y Wyoming.
La ley federal prohíbe a la población general llevar armas a colegios o institutos, pero no así a aquellos que dispongan de un permiso de portación oculta. Si bien hay leyes estatales que limitan también el acceso de este grupo, la mayoría de estados contemplan que los colegios y escuelas puedan expedir permisos individuales de portación de armas.
Asimismo, más de un cuarto de los territorios permiten a los individuos dejar las armas cargadas en sus vehículos fuera de las escuelas, como señala el Centro Legal Giffords para Prevenir la Violencia Armada.
Por el contrario, la tolerancia con las armas es prácticamente nula para los estudiantes de primaria y secundaria. Los que poseen una son expulsados de las aulas durante al menos un año en todo el país menos en Massachusetts.
Siete estados –California, Connecticut, Hawái, Maryland, Massachusetts, Nueva Jersey, Nueva York– y el distrito de Columbia prohíben las armas de asalto, mientras que Virginia y Minnesota las regulan.
De nuevo, la magnitud de la prohibición varía por estados: California veta 75 tipos de armas de asalto, incluido el rifle AR-15 que utilizó Salvador Ramos para perpetrar la masacre de Texas, Connecticut, unas 70, mientras que Hawái solo restringe las pistolas de asalto. En el resto del territorio no existen limitaciones específicas a su uso.
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