La isla, compuesta por puras toallitas usadas y desechadas, a orillas del río Támesis
Un islote de toallitas higiénicas usadas cambia el curso del río Támesis
La masa de basura desechada mide lo mismo que dos pistas de tenis juntas, y supone un grave problema medioambiental
Reino Unido atraviesa una mala racha. Los excesos de su primer ministro debilitan el Gobierno, la huelga ferroviaria ha paralizado el país, y el mundo no ve con buenos ojos su programa de deportaciones a Ruanda.
La gota que colma el baso es el reciente atentado medioambiental contra un símbolo británico de toda la vida: el río Támesis, asediado por un monstruoso «islote» de toallitas higiénicas.
Este atolón artificial está compuesto por millones de toallitas húmedas, que normalmente se utilizan en el inodoro, y mide casi tanto como dos pistas de tenis juntas. Situada en el barrio de Hammersmith, frente a la estación de metro de Stanford Book, la enorme masa ha cambiado la topografía del río: ahora, la orilla del Támesis tiene un nuevo saliente.
«Hay una isla del tamaño de dos pistas de tenis, y yo he estado subida encima. Está cerca del puente de Hammersmith, y tiene más de un metro de profundidad. Ha cambiado el curso del río», denunció, asqueada, Fleur Anderson, diputada laborista.
Anderson advirtió de que la polución por toallitas es un problema generalizado, que cambia el curso y la forma de los ríos, y contamina el agua. Las toallitas suponen también el 90% de los «grasa-bergs», nombre con el que se denomina coloquialmente a las pelotas de grasa y basura doméstica que bloquean las alcantarillas.
La solución, si hay una, es impedir a los británicos que tiren sus toallitas por el retrete.
«No se desintegran, permanecen en el ecosistema muchísimo tiempo. Y no van a parar al mar; terminan en las orillas del Támesis», advirtió la diputada, durante una sesión de preguntas sobre el medioambiente en la Cámara de los Comunes.
Anderson propone prohibir la fabricación y venta de toallitas que contengan plástico. Otro diputado de su mismo partido apoyó la idea, y la acompañó en el asco que le suscita esa isla repugnante.
«La orilla del Támesis parece una escena de Pesadilla Antes de Navidad», denunció, refiriéndose a la película de Tim Burton en la que el mundo está poblado por momias, esqueletos, y monstruos.
Por que si hay un adjetivo para referirse a esta masa de toallitas sucias, usadas, y embarradas, es «monstruosa»: las toallitas se mezclan con la grasa desechada de los hogares, y bloquea las tuberías, lo cual provoca que el contenido de las alcantarillas emerja hasta la superficie.
Pero en la red social Twitter, la gente se toma el problema con humor. Un usuario llegó a sugerir que «Islote de Toallitas Usadas» serían un buen nombre con el que rebautizar a Reino Unido. Allí, se llama «wet wipe», es decir, «toallita húmeda», a los pusilánimes.