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27 de abril de 2024

Yair Lapid y Naftali Bennett

Yair Lapid y Naftali BennettAFP

Israel disuelve el Parlamento y va a elecciones: «Está en juego la democracia misma»

El Gobierno actual «se estaba derrumbando poco a poco, y Bennett quiso tomar la iniciativa antes de que cayera»

Este jueves 30 de junio, Israel ha disuelto su Parlamento y va a quintas elecciones en tres años y medio. El primer ministro, Naftali Bennett, deja el cargo y pasa el relevo al ministro de Asuntos Exteriores, Yair Lapid. Bennett, líder del partido de derecha Yamina, anunció el miércoles que no se presentará a los próximos comicios.
La disolución de la cámara, que estaba prevista para el lunes, se vio pospuesta hasta el jueves porque tanto la coalición de gobierno como la oposición querían aprobar ciertas leyes antes de poner fin a la legislatura.
La próxima cita electoral tendrá lugar el 1 de noviembre, tras las vacaciones de verano y las fiestas judías de Rosh Hashanah, Yom Kipur y Sucot.
El pasado lunes 20 de junio, el primer ministro, Naftali Bennett, y el ministro de Exteriores, Yair Lapid, emitieron un comunicado en el que anunciaban la disolución de la Knéset –el Parlamento israelí– y la convocatoria de elecciones.
La coalición de gobierno que ambos lideraban nació muy débil: 60 votos a favor, 59 en contra y una abstención. En los últimos meses varios diputados han amenazado con abandonarla; el último, Nir Orbach, del propio partido del primer ministro.

Una coalición imposible que funcionó

«Se estaba derrumbando poco a poco y Bennett ha querido tomar la iniciativa antes de que cayera», afirma Gideon Rahat, jefe del departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Hebrea. Sin embargo, apunta que, «teniendo en cuenta los últimos cuatro años, este gobierno ha tenido éxito: ha gobernado un año y ha aprobado un presupuesto estatal que durará dos».
Hace poco más de un año, el 13 de junio de 2021, una coalición de gobierno histórica tomaba posesión poniendo fin a doce años consecutivos de Benjamín Netanyahu al frente del Ejecutivo israelí.
La coalición que ha gobernado durante el último año estaba formada por ocho partidos que iban de la derecha a la izquierda, pasando por el centro, e incluían, por primera vez, un partido árabe. Lo que unía a estos partidos, de ideologías muy diferentes, era formar un gobierno alternativo al de Bibi (apodo que recibe Netanyahu).
«Este gobierno ha demostrado que puede haber acuerdo entre fuerzas políticas muy distintas», declara Rahat, y «ese hecho en sí es muy importante».
La Knesset, sede del poder legislativo del Estado de Israel​.

La Knesset, sede del poder legislativo del Estado de Israel​.Isabel Rodriguez Maisterra / El Debate

Por su parte, Mossi Raz, diputado del partido de izquierda Meretz y miembro de la coalición, asegura: «Casi todos en la coalición dicen que ha sido interesante y que ha funcionado. Por eso, incluso los partidos de derechas no descartan ir otra vez con los árabes».
Yair Lapid, gran artífice de la coalición y líder de la segunda fuerza más votada, acordó con Naftali Bennett rotar en el puesto de primer ministro tras los primeros dos años de legislatura. Ahora, tras la disolución de la Knéset, tomará posesión del cargo hasta las elecciones y la formación de un nuevo gobierno.

¿El retorno de Netanyahu?

Es muy probable que de cara a la campaña de las próximas elecciones, el marco vuelva a ser «Bibi sí v.s. Bibi no», como en las anteriores. «Mucho tiene que ver con él», afirma Raz. «Todo el mundo en este país tiene una opinión sobre Netanyahu. No todos la tienen sobre la ocupación [de los Territorios Palestinos] o la economía, pero todos tienen una opinión sobre él».
Imputado por soborno, fraude y abuso de poder durante su mandato en 2019, Bibi ha perdido el apoyo de muchos partidos de su espectro ideológico. «Aunque la derecha tiene mayoría en la Knéset, prefieren no apoyarle», enfatiza Raz. De hecho, esos partidos han preferido estar en la coalición junto con otros de izquierdas e incluso los árabes.
«El Likud –partido de Netanyahu– podría buscar otro líder, pero eso no pasará, porque los votantes del Likud quieren a Netanyahu, suelen ser fieles a un líder. En 74 años del Estado de Israel, solo han tenido cuatro; Bibi en los últimos 18 años». Además, Netanyahu recibe el apoyo de los partidos ortodoxos y del partido de los colonos.
Netanyahu ya ha asegurado en repetidas ocasiones que está listo para volver y, aunque las encuestas no dan mayorías claras, vaticinan que «la coalición obtendrá menos de lo que tiene ahora, pero es solo cuestión de cuatro o cinco escaños. Podría pasar y, entonces, la coalición ganaría legitimidad», opina Raz.

Escenario incierto

Durante los próximos meses, Yair Lapid, asumirá el cargo de primer ministro. Su primer gran encuentro en la agenda institucional será con el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, que visitará Israel y los Territorios Palestinos el 13 y 14 de julio antes de continuar su viaje a Arabia Saudí.
Amos Harel, analista del diario israelí Haaretz, aventura que quizá Lapid pueda virar un poco el timón hacia la izquierda e incluso tener una reunión de tú a tú con Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina.
De cara a las elecciones de noviembre, hay analistas que hablan de la necesidad de fusionar partidos para evitar que algunos no alcancen el umbral de voto necesario para entrar en el Parlamento.
El diputado de Meretz, Raz, afirma que esta estrategia no te da más votos, pero piensa que «de los partidos de derecha de la coalición probablemente solo veremos dos en las elecciones».
Por su parte, Rahat predice que «no saldrá nada claro. Puede que haya sextas y séptimas elecciones. Netanyahu no parará hasta conseguirlo». Afirma que lo que está en juego, «es la democracia en sí misma».
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