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29 de abril de 2024

Zelenski y Putin

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, y el ruso, Vladimir PutinAFP

208 días de guerra en Ucrania

¿Quién gana la guerra? La ventaja de Ucrania y las opciones de Putin

Si Rusia va a por todo, Occidente tendrá que evaluar de nuevo su estado de ánimo y la posibilidad de una gran escalada militar de límites insospechados

A medida que las fuerzas ucranianas ganan terreno, el presidente Zelensky y sus aliados parecen estar de acuerdo: Ucrania debe luchar hasta la victoria total y restablecer el status quo anterior a la guerra.
En la última semana líderes y estrategas occidentales han planteado la posibilidad de que Ucrania se imponga en esta guerra. Este cambio de perspectiva parece que va a desencadenar una nueva dinámica de apoyo militar a Ucrania. El argumento de que Ucrania debería pedir la paz, en lugar de seguir luchando, ha sido refutado.
Rusia saldrá derrotada y renunciaría a las ganancias territoriales logradas desde febrero. Ucrania no reconocería ni la anexión de Crimea ni los estados secesionistas del Donbás y seguiría su camino de adhesión en la Unión Europea y la OTAN.
Quizás alentados por sus victoria parciales, por la recuperación de territorio, por el firme apoyo de Estados Unidos, que ha alzado la capacidad de respuesta de Ucrania, el grupo de expertos estadounidense del «Institute for the Study of War» (ISW) juzga que la actual ofensiva rusa en Bajmut y cerca de Donetsk, no tiene ningún sentido y carece de importancia militar. Dicen que Rusia está actuado de modo errático y con poco sentido estratégico mientras que Ucrania avanza inexorablemente a una victoria en la zona.
Rusia tendría, finalmente, una clara derrota. Su aventura le acarrearía enormes costes que ya está pagando, y unas sanciones económicas que no se levantarían durante mucho tiempo. Moscú no ganaría nada con esta guerra y el régimen de Vladimir Putin caería tras un debilitamiento fuerte que daría paso a otro gobierno.
Se llegaría así a una Rusia, según el deseo del secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, «debilitada hasta el punto de no poder hacer el tipo de cosas que ha hecho al invadir Ucrania».

¿Realidad o propaganda?

Este sería el mejor escenario posible, en primer lugar, para Ucrania, casi a la par para Estados Unidos y secundariamente para Europa occidental. ¿Pero es realidad o propaganda? Tal vez, en el mejor de los mundos posibles, una salida así del actual conflicto fuese plausible. Pero una solución así «no es verosímil».
Sin duda todos apreciamos el valor del ejército ucraniano en una guerra de liberación ante una agresión y ocupación extranjera. Es amplia en la opinión pública el deseo de un final así. Pero con todo, no es verosímil que Ucrania pueda derrotar a Rusia en el campo de batalla.
No es fácil que Ucrania sea capaz de rendir a las fuerzas rusas mediante el desgaste o superándolas con astucia. Este es el estado real de la guerra.
Pero, al mismo tiempo, el temor a una escalada peligrosa se ha visto reflejado en la advertencia de Joe Biden dirigida a Vladimir Putin para «que no use armas tácticas nucleares o químicas» en respuesta a la dura ofensiva ucraniana. La advertencia está indicando un temor inminente al aumento de escalada.
Biden lo expresaba así: «No lo hagas, no lo hagas… Cambiaría el rostro de la guerra como nada (de lo ocurrido) desde la Segunda Guerra Mundial» (…) «Rusia se convertiría en un paria», afirmaba Biden, en una entrevista a la cadena CBS.

Las opciones

Es verdad que en la parte rusa Putin se enfrenta ahora a tomar difíciles opciones. Puede mantener el compromiso militar de Rusia manteniendo los niveles actuales de tropas, en una guerra lenta y de desgaste preservando el aislamiento de la sociedad rusa, respecto del conflicto, o puede llamar a una movilización masiva de la población. Esta segunda medida siempre es impopular.
La movilización, por otra parte, alteraría radicalmente la cuidadosa gestión de la guerra por parte del Kremlin, dentro de casa. Aumentar drásticamente los efectivos de Rusia podría parecer una opción lógica para un país con una población que triplica la de Ucrania, pero la popularidad de la guerra ha dependido de que esté lejos y no afecte demasiado a la población.

Consecuencias

Con una amplia movilización, el Kremlin se arriesgaría a una mayor oposición interna y una escalada en la guerra para la que la mayoría de los rusos no están preparados.
En la guerra de Ucrania, cualquiera de las opciones a las que se enfrenta ahora Putin tendrán consecuencias importantes. Sea cual sea su próximo movimiento, Europa y Estados Unidos suministrando al ejército ucraniano las herramientas, la logística y el apoyo a sus ofensivas, deben considerar cuidadosamente las implicaciones y el efecto al que podría estar enfrentándose.
Aun en el plano de guerra convencional: Una decisión de Putin de movilizar a la población rusa, de instituir un servicio militar obligatorio y de convocar a cientos de miles de nuevos soldados, plantearía nuevos y duros desafíos tanto para Rusia como para Occidente.
Para Ucrania y Occidente, una movilización rusa sería un «shock». Las debilidades del ejército ruso se verían fortalecidas y señalaría una firma resolución de los dirigentes rusos para evitar la derrota a cualquier precio, incluso con el coste del apoyo interno. Si Putin se lanza a por todas, Occidente tendrá que evaluar de nuevo su estado de ánimo y la posibilidad de una gran escalada militar de límites insospechados.
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