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La policía rusa detiene a un hombre en San Petersburgo por protestar contra la movilizaciónAFP

214 días de guerra en Ucrania

La movilización parcial decretada por Vladimir Putin en Rusia es un caos

Los errores en el envío de notificaciones de movilización se multiplican, lo que aumenta el malestar de la población y obliga a rectificar a los comisarios militares

Errores al elaborar las listas de movilizados, protestas contra la guerra, éxodo de ciudadanos que quieren evitar el reclutamiento, comisarios militares que ni siquiera se han leído las instrucciones de movilización de su propio ministro de Defensa…
La movilización parcial decretada por Vladimir Putin en Rusia es un caos. Las imágenes de los nuevos reclutas borrachos, peleándose entre ellos e incapaces de coger un fusil muestran las dificultades a las que se enfrentará el Ejército ruso para hacer efectiva la orden del presidente de la Federación.
Entre los movilizados hay estudiantes -a algunos se los ha sacado a la fuerza de las aulas para acudir a los centros de reclutamiento-, personas con minusvalías, ancianos, padres de niños menores de edad, empleados de fábricas armamentísticas o de empresas tecnológicas y, sobre todo, muchos ciudadanos sin absolutamente nada de experiencia militar.
El ministro de Defensa, Sergéi Shoigu, fue muy claro: solo se movilizarían a reservistas con experiencia militar. En ningún caso estudiantes, padres con hijos menores a su cargo, trabajadores de empresas estratégicas o personas con enfermedades o problemas físicos.
Además, existe una discriminación étnica y social en el proceso de reclutamiento que impone una movilización excesiva en regiones pobres del extremo oriente ruso habitadas por minorías étnicas no eslavas.
Por el contrario, en la Rusia europea, y en particular en Moscú y San Petersburgo, el envío de citaciones es mucho menor.
Las protestas han llegado incluso a los sectores ultranacionalistas más partidarios de la guerra, aquellos que, precisamente, han presionado al Kremlin para que decretara la movilización.
La presidenta del Senado de Rusia, Valentina Matviyenko, expresó su malestar por el mal desempeño del cumplimiento del decreto presidencial de movilización.
«Da la impresión de que en algunos lugares consideran que es más importante informar rápidamente que cumplir bien una importante tarea de Estado», señaló, además de afirmar que los excesos en la movilización son «absolutamente inadmisibles», informó la agencia EFE.
Las ansias de los comisarios militares y de los sujetos federales por cumplir con las cuotas de movilización fijadas los ha llevado a obviar los casos de exención y a enviar notificaciones de movilización de forma indiscriminada.
El ministerio de Defensa ha tratado de tomar cartas en el asunto y ha reprendido a varios sujetos federales por los excesos en el envío de citaciones de movilización.
Tras el escándalo causado por los muchos errores en la movilización, algunos gobiernos de repúblicas de la Federación rusa se han apresurado a asegurar que se investigarán todos los casos y aquellas personas movilizadas por error podrán regresar a sus casas.
Según señala el Institute for the Study of War (ISW), el Kremlin también está priorizando la movilización en los territorios ucranianos ocupados, donde se está celebrando un referéndum de anexión a la Federación.
El ISW revela que muchos ucranianos de estas zonas recibieron sus notificaciones de movilización inmediatamente después de recibir los pasaportes rusos con los que se les recompensó por acudir a votar en los referéndums.
Asimismo, denuncia en su informe el ISW que Rusia está enviando a luchar al frente a prisioneros de guerra ucranianos, a los que se les emplea como carne de cañón en primera línea de fuego, lo que constituiría un crimen de guerra tipificado en la Convención de Ginebra.
Por otro lado, la inteligencia militar ucraniana reveló un efecto colateral de las movilizaciones que podría hundir aún más la moral de las tropas rusas: los esfuerzos de movilización declarada por la Federación Rusa han provocado el retraso de los permisos de las tropas con meses de combate a sus espaldas y los pagos en efectivo de sus salarios.