Los indicios que apuntan a que la inminente gran ofensiva rusa en Ucrania es cuestión de días, o de horas, se acumulan.
La gira por sorpresa del presidente Volodimir Zelenski por Europa es el primero de los principales indicios. La concentración de fuego ruso en dos puntos muy concretos del frente –en Bakhmut (Donetsk) y en Kreminna (Lugansk)– señala cuál será la prioridad del nuevo empuje ruso.
El último indicio se produjo hace apenas unas horas: Polonia ha decidido cerrar su frontera con Bielorrusia, principal aliado ruso en la contienda ucraniana.
El ministro del interior polaco, Mariusz Kaminski, anunció por medio de un mensaje en Twitter que se cerraba el paso fronterizo polaco-bielorruso de Bobrowniki.
Kaminski justificó la medida por «cuestiones de seguridad del Estado». La medida, que entró en vigor a las 12:00 de este jueves, se adoptó horas después de que el ministro también anunciara nuevas sanciones contra el régimen bielorruso de Lukashenko por «la represión contra los polacos en Bielorrusia».
Pese a todo, el cierre de la frontera polaca-bielorrusa no es total. Queda aún abierto al tránsito de camiones y vehículos ligeros el paso de Brest.
El Institute for the Study of War (ISW) aseguró en la mañana de este jueves que la gran ofensiva ya habría dado comienzo en Lugansk con ataques en el área de Kreminna.
Esta ofensiva se estaría desarrollando de momento con una baja intensidad, a pesar del incremento de ataques, y se espere que aumente su fuerza de forma gradual en los próximos días.
Según el alto mando militar ucraniano, las fuerzas ucranianas habrían logrado repeler ataques en 19 asentamientos en las regiones de Lugansk, Donetsk y Zaporiyia.