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02 de mayo de 2024

Mons. Pierbattista Pizzaballa

El Patriarca latino de Jerusalén, Mons. Pierbattista PizzaballaPatriarcado latino de Jerusalén

Israel

España podría ser el enlace entre Hispanoamérica y Tierra Santa, asegura el Patriarca de Jerusalén

Mons. Pierbattista Pizzaballa cree que el vínculo entre España, los Santos Lugares y Tierra Santa es muy importante

El patriarca latino de Jerusalén, el arzobispo italiano Pierbattista Pizzaballa (57 años, franciscano), expresó en una entrevista con El Debate que España podría hacer más desde el punto de vista católico, especialmente servir de puente con el mundo hispanohablante.
Acaba de concluir una Semana Santa que se ha vivido con un repunte de la violencia en la región y en particular en la ciudad santa, a la que viene a sumarse la inestabilidad social en Israel.
De todo ello ha hablado la máxima autoridad de la Iglesia Católica en Tierra Santa desde octubre de 2020.
–España ha desempeñado históricamente un papel importante como una de las cuatro naciones católicas en Tierra Santa. ¿Se trata de un rol meramente simbólico o se puede hacer más para proteger los Santos Lugares?
–No queremos protección para los Santos Lugares, la protección puede ser entendida como una situación donde no tenemos derechos. Queremos vivir bajo un marco jurídico y legal de garantías y derechos, no solo protección. No queremos que alguien nos dé una concesión.

Esperaría más de España desde el punto de vista católico

Pero el vínculo entre España, los Santos Lugares y Tierra Santa es muy importante y fue muy importante.
Hoy, si puedo decirlo, esperaría más de España desde el punto de vista católico. Jerusalén ha sido siempre un lugar donde el mundo está presente y percibo que hay algo que falta, nuestra relación con el mundo hispánico.
Creo que España podría tener este papel de enlace entre el mundo hispánico, una de las lenguas más habladas, con Tierra Santa y con Jerusalén desde el punto de vista católico y espiritual, de formación. Desde el punto de vista bíblico queda mucho por hacer.
–El patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kiril de Moscú, ha considerado la guerra en Ucrania un «sacrificio» y «deber militar» para los combatientes que «lava todos los pecados». ¿Tiene alguna valoración sobre esas declaraciones?
–Me parecen vergonzosas. Creo que cuando ya no puedes distinguir por más tiempo cuál es tu rol profético, como hombre de Dios y líder religioso de la necesidad política, territorial, etcétera..., esto puede ser muy peligroso. Es muy problemático.
–Los Santos Lugares en Jerusalén se mantienen gracias a un delicado statu quo. En situaciones de conflicto los lugares de culto no siempre son respetados, como en la guerra en Ucrania. El Papa Francisco ha llamado a todas las partes a respetar los lugares sagrados y a los clérigos. ¿Qué experiencia puede extraerse desde Jerusalén?
–La situación es muy diferente, pero, por supuesto, tenemos dinámicas similares. Tenemos lugares santos que son compartidos por judíos, cristianos y musulmanes como por ejemplo la Tumba de David (venerada por judíos), el Cenáculo (cristianos) o la Mezquita del profeta Daud (musulmanes), y también Haram al-Sharif (Noble Santuario y tercer lugar más sagrado del islam), el Monte del Templo (venerado por los judíos por haber albergado el Sanctasanctórum) y muchos otros sitios.

El statu quo es el equilibrio en los derechos de las diferentes comunidades que viven relacionándose más o menos bien en Jerusalén

Hay también diferentes narrativas sobre los lugares de Jerusalén: judía, cristiana e islámica. Lo importante no es encontrar un punto en común necesariamente, lo que es importante es, incluso si no estás de acuerdo, respetar al otro, encontrar la manera.
El statu quo es eso, el equilibrio en los derechos de las diferentes comunidades que viven relacionándose más o menos bien.
–¿Entre las denominaciones cristianas también?
–Por supuesto, ninguna solución es ideal, podemos tener un mejor statu quo, pero esto es lo que tenemos.

Ucrania y Rusia en la actualidad deben dejar de combatir, luego se verá

Es el resultado del acuerdo entre personas que tienen diferentes idiomas, enfoques culturales, visión histórica, es lo que alcanzamos a tener ahora, quizás en el futuro lo cambiemos, quién sabe. Es el fruto del entendimiento entre comunidades, no es algo inmóvil.
Ucrania y Rusia en la actualidad deben dejar de combatir, luego se verá.
–Regresemos a Oriente Medio. Teniendo en cuenta que el Patriarcado Latino tiene jurisdicción sobre los feligreses católicos en Israel, Palestina, Jordania y Chipre, ¿cuál es la situación de la Iglesia en la región y sus principales necesidades o restricciones?
–En Israel el número de cristianos es estable desde el punto de vista material y económico (de hecho, creció un 2 % en 2021), no es una necesidad apoyar.
En Palestina, la asistencia material es una necesidad. Jordania está en la mitad, la situación económica es muy frágil, mientras que en Chipre estamos expuestos a la emergencia del tráfico de personas, siendo muy elevado y problemático, así que son situaciones totalmente diferentes.
Lo que veo absolutamente una necesidad es el rol de mantener la unidad entre estas cuatro regiones de nuestra comunidad. Y también debemos ser conscientes de que necesitamos no solo apoyo material sino trabajar en la formación.
La denominada «religión natural» ya no es suficiente para afrontar todos los desafíos actuales y apoyar la fe, la visión y la vida de las comunidades cristianas.
–O sea, que ¿la formación es necesaria y básica en los Santos Lugares?
–Sí, los Santos Lugares son estupendos instrumentos de formación, no necesitamos hablar demasiado sobre la resurrección, vamos al Santo Sepulcro y allí se convierte todo en algo mucho más comprensible.
–El Gobierno israelí es considerado el más derechista y radical y sus decisiones están generando por primera vez una convulsa reacción en la sociedad israelí contra lo que es entendido como un asalto a la democracia. ¿Cómo sigue la Iglesia latina esto?
–Seguimos lo que está sucediendo. Hay una profunda división en el Estado de Israel y no es algo totalmente nuevo para nosotros, pero la manera en la que ha explotado ahora ha sido una sorpresa, muy dolorosa por una parte, pero muy interesante el ver cómo se desarrolla.
Veremos en los próximos meses cómo evoluciona, porque lo que está en juego no solo es la izquierda o la derecha, sino la identidad del Estado de Israel y la comunidad cristiana israelí vive en este contexto.
Hasta ahora la población árabe del Estado de Israel está al margen de esta profunda división, pero pienso que sin ese 20 % de los árabes será difícil llegar a una conclusión.
–Los creyentes cristianos palestinos son el principal capital de la Iglesia Católica en Tierra Santa, pero su número decrece en tanto sus perspectivas de vida se ven cada vez más limitadas. (El siglo pasado la población palestina cristiana en Tierra Santa ascendía a 73.000, un 10 % de la población total y un 20 % de la de Jerusalén. En los últimos años apenas llegan al 2 % los cristianos y alrededor de dos millares residen en la ciudad vieja).
–Podemos ver que los palestinos se están marchando no porque odien el lugar, sino porque están buscando mejores oportunidades para sus vidas, especialmente para sus hijos. Y mientras esta situación política no se solucione será realmente muy difícil cambiar esta tendencia.
–¿Cómo se ha vivido la Semana Santa en la ciudad cuando la violencia ha vuelto a intensificarse en Israel, Palestina y Jerusalén?
–Honestamente, las consecuencias no fueron muy fuertes. Sé que varios peregrinos cancelaron su participación, pero respecto a la asistencia de nuestras comunidades y peregrinos, tuvimos una muy buena presencia.
El Domingo de Ramos tuvimos una participación de más de 20.000 personas. Tengo que decir, y no quiero ser considerado un cínico, que no es la primera vez que tenemos problemas políticos en Tierra Santa, así que de alguna manera nuestra comunidad está acostumbrada a esto: nos quejamos, lo condenamos el primer día, pero luego tenemos que seguir, la vida tiene que prevalecer.
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