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05 de mayo de 2024

Aquilino Cayuela

El «cambio de época» o el papel de Alemania en Europa Central

Alemania es uno de los principales exportadores del mundo occidental, por lo que, si apuesta por su industria armamentística, tendrá una capacidad impresionante para proporcionar a sus aliados las armas que necesiten

Actualizada 01:30

Entre los aliados de Alemania, el discurso del canciller alemán Olaf Scholz, a finales de febrero de 2022, sobre lo que denominó «Zeitenwende» o «punto de inflexión de época» fue muy bien acogido.
De modo muy sorprendente Scholz se presentó ante el parlamento federal de Alemania anunciando que emprendería un cambio radical: «La guerra en Ucrania –decía– exige que Berlín se replantee su papel en el mundo».
Scholz Prometió nuevas inversiones en el infradotado ejército del país, reclamando «aviones que vuelen, barcos que puedan hacerse a la mar y soldados óptimamente equipados para sus misiones». Sostuvo que su país tenía la obligación de defender la democracia. Y prometió que Alemania, durante mucho tiempo la potencia económica dominante de Europa, se convertiría ahora en una «verdadera fuerza geopolítica».
Pero, a más de un año de aquello, los hechos no parecen estar a la altura de sus palabras. A pesar de sus promesas, el ejército alemán sigue estando infradotado. Y aunque Berlín es uno de los más firmes partidarios de Ucrania, la tibieza de Alemania a la hora de armar a Ucrania y su cansancio a la hora de aislar a Rusia han empañado su credibilidad. Cierto que su ministra de exteriores, Annalena Baerbock, se ha mostrado más contundente que otros líderes europeos en su reciente visita a China frente a las intenciones del gigante asiático.
En ausencia de Berlín, otros Estados europeos intentan liderar el continente. Francia, su mayor competencia, aboga por la autonomía europea frente a Estados Unidos, y Polonia, por la cuenta que le trae, pretende ser la nueva potencia de seguridad del continente.
Pero ninguno de los esfuerzos está recibiendo tracción necesaria. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha defraudado al sugerir que Europa ignoraría un ataque chino a Taiwán, y el resto del continente no desea el tipo de ejército europeo conjunto que Macron prevé.
Polonia permanecerá en los márgenes políticos del continente hasta que se adhiera a los principios de la UE sobre el Estado de Derecho. En este punto, Polonia y Hungría con una mayoría conservadora ofrecen una alternativa distinta a la agenda Europea que, así mismo, está siguiendo la Italia de Meloni y que resulta, cada vez más plausible para muchos ciudadanos europeos.
Sin embargo, la imposición de ciertas políticas «globalistas» contrarias a la familia, a la natalidad, etc., las convierten injustamente en «parias» dentro de la UE.
En consecuencia, Estados Unidos será la potencia de facto más capacitada para gestionar la arquitectura de seguridad de Europa en un futuro previsible.
Parecía, por eso, que la «Zeitenwende» o nueva política de defensa de Scholz podría acabar convirtiendo a Berlín en el mejor socio para Washington, el más capaz para contribuir a garantizar la seguridad europea, aunque siga rehuyendo el liderazgo. La guerra ha sacado ya a Alemania de su zona de confort. Berlín, por ejemplo, está rehaciendo rápidamente su infraestructura energética tras haber pasado años dependiendo de Rusia, y se quiere convertir en una potencia de energía verde.
Alemania se esfuerza por diversificar su economía y reforzar sus lazos diplomáticos con el mundo en desarrollo, sin embargo, tendrá que cumplir sus promesas militares y responder mejor a las necesidades de sus aliados para que su pivote sea todo un éxito.
El canciller alemán Olaf Scholz (Iz) junto al presidente de EE.UU. Joe Biden en la Casa Blanca

El canciller alemán Olaf Scholz (Iz) junto al presidente de EE.UU. Joe Biden en la Casa BlancaAndrew Caballero-Reynolds / AFP

Quienes conocemos la política interna alemana sabemos que la «Zeitenwende» no es mera retórica vacía. Alemania, ha perdido mucho a nivel energético y de comercio, con esta ruptura y ha comenzado a proyectar su poder de forma que pueda ayudar a sus aliados. Pero la anterior ministra de defensa se sintió incapaz de llevar a cabo su reforma en defensa y el nuevo ministro, Boris Pistorius, va con bastante retraso en la modernización del Ejército alemán.

Pistorius sí ha logrado establecer una buena relación con las tropas del país

El Ministerio de Defensa alemán no es un puesto codiciado, y ahora menos, Pistorius sí ha logrado establecer una buena relación con las tropas del país y disfruta vistiendo equipo militar y participando en ejercicios militares. No ha tenido reparos en solicitar más fondos. Y comprende que el ejército debe coordinarse más estrechamente con la base industrial para reponer a los retos actuales.
También trata de convertir a Alemania en uno de los principales exportadores de armas para sus aliados en Asia y Europa. Berlín puede reforzar aún más su potencial exportador comprometiéndose a realizar compras a más largo plazo, junto con otras reformas en materia de adquisiciones, que den más seguridad a los fabricantes. También puede ayudar proporcionando a los aliados más margen de maniobra para transferir equipos alemanes a terceros.
Alemania es uno de los principales exportadores del mundo occidental, por lo que, si apuesta por su industria armamentística, tendrá una capacidad impresionante para proporcionar a sus aliados las armas que necesiten.
Los actuales líderes alemanes reconocen que su país necesita «una nueva cultura estratégica» para completar el cambio, el problema que esto requiere tiempo y puede llevar una generación entera para que se empiece a notar.

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