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30 de abril de 2024

Partido Comunista Madrid

Bandera del Partido Comunista en la Puerta del Sol de MadridGTRES

Congreso Internacional de Víctimas del Comunismo

Comunismo e ideología woke: dos totalitarismos unidos por el objetivo de sustituir la religión

Un congreso de víctimas del terrorismo organizado por la Universidad CEU San Pablo destaca que el comunismo y la ideología woke tratan de erradicar la religión y ocupar su espacio

Los regímenes comunistas de la Europa oriental se derrumbaron a finales de los años 80 y principios de los 90 del siglo pasado arrastrados por sus economías paupérrimas que llevaron a la miseria a millones de personas.
Sin embargo, como se ha subrayado durante el Congreso Internacional de Víctimas del Comunismo «Voces por la Libertad», organizado por el Centro de Estudios, Formación y Análisis Social de la Universidad CEU San Pablo, (CEU-CEFAS), el vacío espiritual provocado por la persecución religiosa comunista fue tan importante en la caída de los regímenes comunistas como la cuestión económica.
Durante una mesa redonda celebrada sobre «las primeras grietas del Muro» antes de su caída definitiva, se subrayó cómo el comunismo intentó, y fracasó, en su objetivo de sustituir la religión, un objetivo que comparte con ideologías actuales, como la ideología woke.
Como expuso el profesor del CEU, José Luis Orella, «el comunismo se vivía como una religión, era una religión sustitutiva que creaba un vacío en las personas que se llenaba con otras ideas, por eso la Iglesia fue de las primeras instituciones a derribar».

Una religión política

El diputado croata y profesor de la Universidad Católica de Croacia, Stephen Bartulica, subrayó que «el colapso del comunismo no se debió únicamente al fallo de su modelo económico, o a la hora de respetar los derechos humanos, sino también a ese vacío espiritual. El comunismo prometía vaciar de Dios al corazón humano, pero la realidad es que no es posible hacer eso sin convertir el corazón humano en algo sin sentido».
Definió el comunismo como una «ideología política que asume muchas de las funciones de la religión, sería más exacto hablar de una religión política. Algo que también se ve en la ideología woke».

Culturalmente no podemos ceder terreno a la izquierdaStephen BartulicaDiputado croata y profesor universitario

Comunismo e ideología woke tienen en común que «además de imponer sus ideologías, se esfuerzan por llevarlas a las escuelas, lo vemos con la ideología de género que se trata de imponer en la educación, aunque los padres estén en contra».
«Tanto el fascismo como el comunismo, y hoy la ideología woke, son ideologías que buscan sustituir la religión por otra cosa, y el liberalismo débil no es capaz de protegernos de esas ideologías», insistió.
Frente a ello, «tenemos que ser fuertes. Culturalmente no podemos ceder terreno a la izquierda».
Recordó que Marx no sólo expuso ideas sobre economía o la propiedad, sino que «tenía también ideas sobre cómo debía ser la religión o la familia».
Además, «en su teoría predecía que, en la fase final del proceso, cuando los pueblos hubieran alcanzado el estado de comunismo perfecto, los Estados deberían desaparecer, pero la realidad es que los Estados comunistas se convirtieron en Estados totalitarios que asesinaban a quienes se opusieran al régimen».
«El comunismo es lo que está escrito en su manifiesto, por lo que tenemos que tener muy claro que lo que proponía Marx era una muy mala idea, y es importante decir esto porque muchos jóvenes en Europa y EEUU se vuelven a sentir atraídos por esto», advirtió.
Destacó que en el proceso de transición croata tras la caída del comunismo debió atravesar dos liberaciones: «Primero la liberación del territorio y luego la liberación mental tras décadas de dominio comunista. La segunda, la mental, ha sido la más difícil».
Bartulica, cuyos padres sufrieron el exilio del comunismo y «el daño que esta ideología puede hacer en las personas», explicó que la transición en Croacia fue más compleja que en otros países de la Europa oriental, ya que sufrió el dominio de la Serbia comunista.
En su disertación, hizo hincapié en que «el comunismo se sirvió del terror para imponerse por la fuerza». «Se ejecutaba a personas sin ningún tipo de juicio». «Los gobiernos solo podían controlar a las personas con el terror y la tortura».
«Este abuso de poder a la hora de ejecutar y exterminar a los enemigos del Estado continuó durante años y no se veía forma de salir de esta situación. Era una realidad brutal de principio a fin», indicó.
Sin embargo, lamentó, «no se ha perseguido ninguno de los crímenes de la época del comunismo».

Borrar la memoria colectiva

El vicepresidente del Comité de la Memoria Nacional de Hungría, Áron Máthé, apuntó en su intervención a que el comunismo promueve en las sociedades que domina una guerra ideológica «que busca borrar la memoria colectiva».
En el caso de Hungría, y de otros países de la Europa comunista del siglo XX, «los familiares de las víctimas ni siquiera fueron informadas de la desaparición de sus familiares durante la revolución».
En otra estrategia de acoso al disidente, «en las dictaduras comunistas, si hay movimientos anticomunista fuertes se les suele igualar al fascismo o al crimen organizado».
«Incluso hoy en día muchos investigadores y académicos húngaros alegan que muchos contrarrevolucionarios húngaros eran criminales. Esto es una falsificación de la historia», insistió.
«También mediante el silencio se trata de borrar la memoria. Durante mucho tiempo, a las víctimas no se les permitió hablar de lo que habían sufrido», destacó.
En el colmo de la manipulación de la realidad histórica, «en los documentos del régimen comunista se afirma que las víctimas acudieron voluntariamente al Gulag a trabajar».
En su intervención, Áron Máthé destacó también el «abuso espiritual contra el cristianismo, religión a la que se le declaró la guerra», en los regímenes comunistas, donde se promovió una «lucha con armas contra el ‘clericalismo’».
En la Europa comunista del siglo pasado, «se redujo de forma absoluta el espacio para la religión» y se «procuró borrar la posibilidad de adoptar una visión religiosa del mundo».
En ese sentido, respaldó la tesis de sus compañeros de mesa donde se indicaba que el comunismo trata de convertirse en una religión política, pero añadió que «la estructura de la filosofía soviética es una caricatura del cristianismo».

Tontos útiles del comunismo

El subdirector del Instituto del Pensamiento Nacional Romana Dmowskiego e Ignacego Jana Paderewskiego, de Polonia, Pawel Skibinski, lamentó el papel de los liberalismos débiles que da cancha a ideologías totalitarias.
Pawel Skibinski señaló a los actuales Estados Unidos como «tontos útiles del comunismo, que reproducen sus mismas mentiras y permiten que se implementen en las cabezas de la sociedad actual». «El problema es que no conocemos la realidad, solo parcialmente», apuntó.
Detalló que «en el caso de Polonia tuvimos casi todas las instituciones del modelo soviético implementado después de 1945: censura previa, propaganda gubernamental intensa, control total de la sociedad por medio de una red de servicios de policía política, dependencia externa con Moscú dentro del Pacto de Varsovia…».
«Tuvimos todo eso, pero hay dos cosas que describen la situación histórica de Polonia que, en algunos sentidos es excepcional. La primera excepción, en comparación con otros países comunistas de Europa, es que Polonia es más grande que la mayoría de los países que se encontraban tras el Telón de Acero».
Por lo tanto, «la escala de problemas es mayor para las autoridades comunistas y especialmente para Moscú».
El segundo elemento «que nos diferencia es que fuimos los principales rivales de los rusos en Europa a lo largo de la historia. Tuvimos 21 guerras con los rusos a lo largo de la historia. Es algo que no se puede obviar en el estudio del comunismo en Polonia. La implementación del comunismo por parte de los soviéticos en Polonia está marcada por esa realidad».
Además, «en Polonia no solo no hubo fascismo, sino que era un país víctima del fascismo y, como consecuencia, las autoridades soviéticas no pudieron emplear ese elemento como propaganda. No se podía utilizar ese argumento en contra de la población polaca».
Otro elemento «es que no solo somos la única nación privada de sus fronteras naturales, sino que la población fue trasladada» tras la Segunda Guerra Mundial.
«Lo que hicieron los rusos, con el visto bueno de los aliados occidentales, fue trasladar a la población polaca de oriente a occidente. Con eso se buscaba la destrucción de la conciencia nacional polaca. Sacaron de sus hogares en zonas ubicadas en la actual ucrania o Bielorrusia occidental y las instalaron en zonas que habían pertenecido a Alemania».
Por último, destacó el papel de la Iglesia católica en la caída del comunismo en Polonia: «En Polonia existía una Iglesia católica potente e independiente del control estatal. Fue la única institución que escapó del control comunista. No fue el caso de la iglesia húngara o de la iglesia croata».
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