Carlos III saluda al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden
El «viaje con calzador» que la Administración Biden ha organizado para reunirse con Carlos de Inglaterra
Los medios británicos aseguran que se trata de un paripé por parte del presidente de EE.UU. para no evidenciar su mala relación con el monarca
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, visitará el castillo de Windsor la próxima semana, según ha revelado el Palacio de Buckingham en un comunicado. No obstante, el tiempo que pasará en Reino Unido será muy breve ya que después viajará por compromisos de la OTAN a Lituania y Finlandia.
«El Rey Carlos III se reunirá con el presidente el lunes 10 de julio», añaden desde Buckingham. Sin embargo, los medios británicos aseguran que no se trata de una visita de Estado, ya que Joe Biden estará menos de 24 horas.
«Una visita de estado generalmente dura cerca de cuatro días y necesita un año de planificación, en lugar de una anticipación de tres meses», explican los expertos en protocolo internacional.
Los tabloides de Reino Unido apuntan a que la parada de Biden en Londres es «un viaje con calzador». La idea, según la hipótesis de la prensa sensacionalista, es tratar de alejarse de los titulares de Biden, desairando a Carlos III por la ausencia en su coronación y «mostrar que los dos tienen una buena relación».
De hecho, durante su reunión con el Rey no hay prevista en la agenda ni un banquete en Buckingham ni una salva de 82 cañonazos. Algo que sí se hizo hace cuatro años, cuando el expresidente Donald Trump tuvo el honor de una visita de estado completa.
La Casa Blanca amplió la información explicando que Biden viajará a Reino Unido para reunirse tanto con Carlos III como con el primer ministro, Rishi Sunak, con la intención de «fortalecer aún más la estrecha relación» entre sus naciones.
Después de eso, el presidente estadounidense irá a Vilnius, Lituania, para la Cumbre de la OTAN, y, posteriormente, a Helsinki, Finlandia, para una Cumbre de Líderes Nórdicos-Estados Unidos.
La visita de Biden a Londres se produce casi dos meses después de la coronación del Rey Carlos en mayo y marcará la segunda reunión del presidente estadounidense con un monarca británico en funciones durante su presidencia.
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