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19 de mayo de 2024

Níger golpe de Estado

Un manifestante pro golpe de Estado exige la salida de Francia en NígerEFE

¿Qué ha pasado en Níger? La construcción de un oleoducto explica la subida al poder de los militares

Níger ha encontrado en China un socio comercial perfecto que le permite desprenderse de la dependencia de Francia, su antigua potencia colonial

Un país hasta ahora olvidado por los medios de comunicación occidentales, como es Níger, asolado por la pobreza, la corrupción y el yihadismo en una de las zonas más áridas del mundo, el Sahel, ha atraído la atención mediática mundial con el reciente golpe de Estado dirigido por el general Abdourahmane Tiani.
¿Qué es lo que ha ocurrido realmente en el país africano? Lo que se sabes es que el jueves un grupo de militares tomó las instituciones del país y anunció la detención del presidente legítimo, Mohamed Bazoum, y la suspensión de la Constitución.
Inmediatamente, los gobiernos occidentales señalaron a la mano rusa tras el golpe de Estado, ya que el Kremlin controla varios países del Sahel, como Mali o Burkina Faso, por medio del Grupo Wagner, cuyos mercenarios sostienen sus regímenes militares.
Las manifestaciones de ciudadanos partidarios del golpe de Estado con banderas rusas, y las recientes declaraciones del líder del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, felicitándose por el golpe de Estado, han alimentado las sospechas de la influencia rusa.
Rápidamente, los manifestantes pro golpe de Estado dirigieron su ira hacia Francia, asaltaron su embajada y la nueva junta militar acusó a París de querer bombardear el país.
Los 15 países de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental se pusieron de lado de las potencias occidentales que defienden el orden constitucional y amenazaron con intervenir si los militares no devolvían el poder al presidente depuesto en el plazo de una semana.

Los intereses chinos

Sin embargo, es China, y no Rusia, la que tiene importantes intereses energéticos en el país. Embarcada en su mastodóntica Nueva Ruta de la Seda, mediante la cual pretende controlar el comercio mundial, Pekín está construyendo un enorme oleoducto de 2.000 kilómetros de longitud entre Níger y Benín.
Para ello, la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC) ha invertido en el proyecto, con capacidad de transportar 90.000 barriles al día, 7.000 millones de dólares.
El objetivo es transportar crudo de los pozos de los campos de petróleo de Agadem y trasladarlo a la refinería de Zinder, construida por CNPC.
Desde allí, otro oleoducto chino transportará los productos petrolíferos a la terminal del puerto de Seme, en Benín.
Mediante esta infraestructura, China se asegurará el control de la exportación de petróleo de Níger.
La construcción de la infraestructura, retrasada por la pandemia de coronavirus, se espera que finalice en 2024.
El proyecto está considerado estratégico en el gobierno chino. Pekín ha desplegado 700 soldados en Níger y Benín para proteger la construcción del oleoducto frente a posibles atentados terroristas yihadistas.
La puesta en funcionamiento del oleoducto y las demás infraestructuras petrolíferas que China construye en Níger permitirán al país aumentar su producción de petróleo de los actuales 22.000 barriles por día a 110.000.
De ellos, China se encargará de la gestión de los 90.000 barriles al día que el país podría exportar.
Según el ministerio de Petróleo de Níger, en datos recogidos por Afp, el petróleo «generará una cuarta parte del PIB» y «cerca del 50 % de los ingresos fiscales del país» una vez que el oleoducto esté en funcionamiento.
Níger, cuya economía era hasta ahora muy dependiente de Francia, se sacude la influencia de su antigua metrópoli colonial.
La caída del precio del uranio, sin embargo, llevó a Níger a tratar de explotar otros recursos del país, y encontró en China a un cliente perfecto deseoso de hincarle el diente a sus hidrocarburos.
Con la salida de Francia de Níger –París ya ha empezado a evacuar a sus 600 ciudadanos– tras el golpe de Estado, Pekín tiene el terreno despejado para poner su «pica en Flandes» y añadir una pieza más a su dominó energético y comercial en el continente africano.
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