Moscú está intensificando sus bombardeos en el Este de Ucrania y ha recurrido a nuevas tácticas para atacar las líneas defensivas ucranianas utilizando las llamadas 'bombas planeadoras' con las que logran mayor alcance sin exponer las aeronaves desde donde las lanzan.
Con una fuerza aérea mermada y a falta de los aviones de combate F-16 que no llegarán hasta 2024, Rusia puede seguir castigando desde el aire y desde larga distancia las posiciones ucranianas gracias a esta innovación de ingeniería militar.
En un momento de aparente estancamientos de la guerra y el riesgo de agotamiento en la opinión pública occidental, las fuerzas ucranianas están presionadas por brindar resultados, que sin embargo, parecen más difíciles de conseguir que antes cuando los sistemas de defensa antiaérea de Ucrania logró neutralizar en parte a la fuerza aérea rusa.
Ahora, Rusia prevé superar las deficiencias demostradas en la anterior contraofensiva ucraniana, en parte con extensas fortificaciones en la retaguardia y adaptaciones en sus armas como las bombas planeadoras.