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28 de abril de 2024

Cristian Pizarro, editor del diario El Mercurio

Cristian Pizarro, director adjunto del diario 'El Mercurio' de ChileMiguel Pérez Sánchez

Entrevista al director adjunto del diario 'El Mercurio' de Chile

Cristian Pizarro: «Piñera era un Harvard boy en el que coexistían dos dimensiones»

Tras la trágica muerte del expresidente de Chile, Sebastián Piñera, el destacado periodista analiza el legado de un líder que «no se parecía a nadie»

Cristian Pizarro tuvo, como pocos, la oportunidad de conocer de primera mano al ser humano, al profesional y al político que fue Sebastián Piñera Echenique, presidente de Chile en dos ocasiones (2010-2014, 2018-2022) quien falleció en un accidente aéreo el martes pasado.
Pizarro, director adjunto del prestigioso diario El Mercurio de Chile, recuerda en una entrevista con El Debate, las múltiples ocasiones en las que entrevistó o conversó en privado con el exmandatario.
Para el curtido periodista chileno, «Piñera era un hombre bastante hermético en sus expresiones de cariño, afecto y rasgos más humanos» pero públicamente fue un «muy destacado economista... que manejaba números, que tenía gran habilidad y un gran articulador de acuerdos, y eso lo hizo naturalmente un político con mucho renombre».
Pizarro recuerda que el exmandatario chileno venía de una familia militante en la democracia cristiana chilena. «Su padre había sido, de hecho, embajador del primer gobierno de don Eduardo Frei Montalva en el año 1964. Y bueno, Sebastián Piñera, fue un hombre más bien ligado a esas sensibilidades ideológicas. Sin embargo, al comienzo del retorno democrático se adscribe a un partido que podría ser en España, similar al Partido Popular».
–¿Qué mueve a Piñera a entrar en la política?
–Hay que recordar que los empresarios chilenos, al menos una parte de los de aquella época, fueron personajes bastante comprometidos con el retorno democrático y se vieron tentados a entrar en el mundo de la política para hacer un aporte y Piñera de alguna forma representa eso, aunque no fue el único.
Pero Piñera era un ganador. A Piñera le gustaba ser el primero en el curso de su colegio, en la facultad en Harvard, en los negocios y cuando decide entrar en la política, lo hace también con el afán de aportar. Era un hombre muy inteligente, pero también con mucho afán de ganar.
No era un tipo para quedarse en la segunda o en la tercera línea y lo manifestó desde el primer momento. En Piñera siempre existió, producto de su padre, una vocación de servicio público.
– ¿Cuál diría que es el principal legado político de Piñera?
–Piñera es un testimonio de tres cosas. Primero, un servidor público bastante genuino. Yo creo que él se fue enamorando de la política progresivamente. Entró un poco a tantear y finalmente terminó muy enamorado de la política y del servicio público.
Segundo, a Piñera se le pueden discutir muchísimas cosas, pero nadie le puede discutir su vocación democrática. Este es un hombre que luchó contra la dictadura desde los años 80. Era muy contrario al régimen de Pinochet y muy comprometido con los derechos humanos.

A Piñera se le pueden discutir muchísimas cosas, pero nadie le puede discutir su vocación democrática

En lo económico era un adalid del libre mercado y de la empresa privada, así que en la política pública chilena promovía la desregulación de los sectores productivos. Cuando más crece Chile fue durante su primer mandato, haciéndolo en el orden del 5,5 %, solo equiparable a los dos primeros gobiernos de la transición, de [Patricio] Aylwin y [Eduardo] Frei, con los que el país creció el 7,5 y 5,4 respectivamente.
Cristian Pizarro, director adjunto del diario El Mercurio

Cristian Pizarro, director adjunto del diario 'El Mercurio'Miguel Pérez Sánchez

–¿Cuáles fueron los principales retos que enfrentó Piñera?
–A Piñera le toca asumir su primer gobierno inmediatamente después del terremoto del año 2010 y la reconstrucción que encabezó fue muy destacable. El país no se habría recuperado con esa velocidad si no hubiera estado un personaje de su perfil al frente de La Moneda.
Por otro lado, un hecho simbólico fue el rescate de los 33 mineros. Gracias al empeño y constancia que le puso a esta labor, esas personas pudieron salir con vida.
Otro elemento, en cuanto a gestión, fue la lucha contra la pandemia. La gestión de combate de la covid en Chile fue de excelencia. Nosotros nunca nos faltaron vacunas o respiradores.
–¿Cómo planteaba Piñera la relación Estado-Mercado?
–Recordemos que él no era un Chicago Boy como fueron los economistas que hicieron la transformación en Chile. Piñera era un Harvard Boy. Era un hombre en el que coexistían dos dimensiones.
Sin dejar de un lado que para él, el rol protagónico del sector privado en el desarrollo y en el crecimiento era indiscutible, no era un hombre de Estado mínimo o de la idea de un orden social prescindiendo del rol de la actividad pública y eso le traía problemas con su propio sector, porque la derecha chilena muy comprometida con el neoliberalismo, con unas versiones mucho más ultras del modelo económico o del libre mercado lo veían como un poco tibio.
Le criticaban su exceso de presencia del Estado en ciertas políticas y él fue un derechista muy atípico en lo económico, en lo político y en lo social.
–¿Qué sombras identifica en la gestión de Piñera?
–La gestión inicial de la violencia del estallido social del 2019. Él demoró mucho en reaccionar porque Piñera tomaba decisiones muy racionales y cuando se le especulaba respecto de algún fenómeno, a Piñera se le movía el piso.
Esa lectura más subterránea de los fenómenos sociales fue un déficit de Piñera que lo hacía muy lento. Sin embargo, el 12 de diciembre de 2019 [casi un mes después del inicio de las protestas] tomó una decisión que yo creo que es muy significativa, que se va a recordar en los libros de historia, a mi juicio, con especial brillantez.
Ante las presiones para que sacara a los militares a la calle para contener la ola de violencia, llegó a la conclusión de que las razones para no sacarlos eran superiores y mayores que las razones para sacarlos. Y finalmente va por ese camino y le mandata a su ministro del Interior que retome las conversaciones y busque la posibilidad de un acuerdo y eso da origen al primer proceso constitucional chileno.
–¿Cuál era el rasgo particular de la personalidad de Piñera?
–Era un hombre muy llano. Si tú entrabas a su oficina siempre te esperaba con una broma en la boca; una estrategia, que a mi criterio, él siempre usaba para reducir un poco a su interlocutor.
Desde pequeño, en el colegio, anotaba todo cuando conversaba o presenciaba una clase o participaba en un seminario web. Entonces tú ibas a estas reuniones o un café y él tenía un blog, un lápiz azul, un lápiz rojo y una regla y anotaba todo. Se desesperaba cuando tú no tomabas nota.
Un columnista escribió en la prensa chilena una idea que me gustó: Piñera no se parecía a nadie. Piñera solo se parecía a Piñera. Es una especie muy única, con todas sus virtudes y con todos sus defectos. Un personaje atípico que no puede ser encasillado. Un género en sí mismo y eso lo hacía muy singular.
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