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17 de junio de 2024

Francisco Santos, exvicepresidente de Colombia durante la entrevista en la redacción de El Debate

Francisco Santos, exvicepresidente de Colombia, durante una entrevista en la redacción de El DebatePaula Argüelles

Entrevista

Francisco Santos, exvicepresidente de Colombia: «Estamos en la antesala de un conflicto mucho mayor»

Activista de la libertad en todas sus vertientes, Santos fue secuestrado por Pablo Escobar por contar las verdades del narcotráfico

A las ocho de la mañana (hora colombiana) Francisco Santos ya va por el segundo café. «Estoy levantado desde las 05:30. Hoy me estoy leyendo un libro increíble que se llama The Generation», apunta, cercano.

Activista de la libertad en todas sus vertientes, Santos fue secuestrado por Pablo Escobar por contar las verdades del narcotráfico a través de una columna de un periódico. Fue vicepresidente de Colombia con Uribe y tras su paso por la política decidió dedicarse de lleno a su lucha contra el populismo y el totalitarismo con la libertad como bandera. Atiende a El Debate por teléfono.

–Cuando ejercía como periodista en Colombia usted fue secuestrado por Pablo Escobar. En las últimas semanas, Pedro Sánchez ha atacado a parte de la prensa crítica española tras el señalamiento a su mujer. ¿Piensa usted que sus palabras van en contra de la libertad de prensa?

–Obvio. Al populismo no le interesa que se le cuestione. Mire, lo mismo que hace Sánchez allá lo hace Petro acá. Petro cuestiona todo lo que no vaya a su favor. Cuestiona al medio, cuestiona al periodista, cuestiona al individuo. Nosotros ya vivimos esa etapa, ustedes todavía están en camino. Me parece una irresponsabilidad que un presidente acá o allá genere esa estigmatización y esas condiciones en contra de la libertad de expresión y la libertad de prensa, que son elementos fundamentales de la democracia.

Al populismo no le interesa que se le cuestione

–¿Cree que aquí en España se puede llegar al punto de castigar, aunque sea a través de la ley, a periodistas por querer contar la verdad?

–Pues para allá va. Ya hay algunos tipos de propuestas de ley que generan una desprotección para el periodismo. Y ese tipo de desprotección acaba generando autocensura. Aquí, en la época de Escobar había una autocensura brutal. Era una situación muy difícil. Pero ahora quieren generar ese tipo de autocensura a través de la ley. Como decía Jefferson, «yo prefiero una prensa desbordada a no tener una prensa», y eso es parte de esa vocación democrática que debemos tener y que no tienen, ciertamente, ni Sánchez ni Petro.

–Cuénteme un poco sobre el secuestro.

–Años 1990. Pleno narcoterrorismo. Meses antes habían matado a 500 policías en Antioquia. Mi cuñado había muerto en un avión al que Escobar puso una bomba. Los periodistas éramos cazados como moscas. Y en un momento dado, Escobar secuestra a un grupo de periodistas, entre los que estaba yo. Yo estuve ocho meses. Mataron a dos de las personas que secuestraron conmigo. Yo me salvé de milagro, y creo que por por acción de la Virgen, que siempre me protegió. Estuve encadenado ocho meses a una cama. Pero luego salí a luchar contra el secuestro y me convertí en un activista de la libertad. Y esa ha sido mi vida desde entonces, desde el periodismo, desde la vicepresidencia, desde la embajada, desde mis escritos.

Estuve encadenado ocho meses a una cama

–Cambiando de tercio, ¿considera a Pedro Sánchez un buen presidente del Gobierno? ¿Cómo ve a España en general?

–Sánchez es un populista. Para preservarse en el poder vendería a su madre si tiene que venderla. Vende la integridad de España, como lo está haciendo ahora, y culpa a los otros de los problemas que tiene España y que son en gran parte provocados por él. Una España dividida, una España rota, es herencia del Partido Socialista.

Por otro lado, Sánchez es un genio en victimizarse, que también es lo que hacen los populistas. Todos los problemas nuestros son de otros. Se victimiza mucho en el caso de la esposa, que es una investigación que uno, como primer mandatario, debería decir: «Investiguen, yo no tengo ningún problema», y no victimizarse y armar ese escándalo, ese show que solo le sirvió para fortalecerse. Lo que sí es cierto es que hay que ser muy inteligentes contra estos populistas, hay que plantear estos temas que miren adelante. Creo que no hemos sabido manejar muy bien ese populismo. Primero porque nos tenemos que dedicar a entenderlo, y ahí es donde hay que empezar a luchar para recuperar la sensatez en nuestras sociedades, que con gente como Sánchez se ha perdido.

–El presidente de su país, Gustavo Petro, mostró la pasada semana su apoyo abiertamente a Sánchez después de que Milei hablase de la corrupción de Begoña Gómez, mujer de Sánchez, en el acto de Vox Viva 24.

–Ellos siempre tratan de victimizarse y no me extrañaría que el presidente de España se quisiera victimizar con un hecho como este. Pero lo cierto es que Milei no dijo ninguna mentira. No me sorprende el apoyo de Petro porque la familia de él está metida en negocios. En negocios oscuros en relación con la mafia y el narcotráfico. Su apoyo a Sánchez está envenenado, porque la única lección que Petro puede dar sobre honestidad es la de que le importa poco.

–¿Qué le pareció la reunión de conservadores que tuvo lugar en Madrid? ¿Cree que las ideas más tradicionales están cogiendo fuerza?

–No la seguí, la verdad. Pero lo cierto es que el conservatismo tiene que ser mucho más inteligente para manejar este populismo. Ellos han ganado muchísimo espacio, han destruido economías enteras. Mire Argentina, mire México, mire Venezuela, grandes países que han destruido con esa mirada. Y creo que esa reflexión es una de las reflexiones más importantes que tenemos que hacer: «¿Qué nos falta? Qué es lo que no estamos haciendo bien? ¿Por qué no lo estamos haciendo bien?». Creo que esa mirada crítica es la que tenemos que asumir. Estos populismos, por lo menos en América Latina y en muchas partes del mundo, tienen mucho poder. Y de cierta manera nos están ganando la batalla.

Sánchez es un genio en victimizarse, que también es lo que hacen los populistas

–En clave geopolítica, las aguas están revueltas. ¿Ve un fin a los dos grandes conflictos abiertos, la guerra en Ucrania y la guerra en Gaza?

–No lo veo. Yo siento que estamos en la antesala de un conflicto mucho mayor. Creo que en esta nueva Guerra Fría que estamos viviendo, que es entre el autoritarismo y la libertad, hay sectores de la libertad que no se han dado cuenta y que no han entendido lo que está en juego. Ojalá se despierten lo más rápido posible, porque si no lo hacen, como de cierta manera pasó en la Segunda Guerra Mundial, nos pueden coger ventaja. Eso puede pasar ahora si abandonamos a Ucrania, si no entendemos que lo que pasó en Gaza es un atentado terrorista, el más brutal en términos proporcionales que ha tenido el mundo. Israel lo que está haciendo es defenderse de eso. Y si nosotros no entendemos lo que está en juego, lo que está pasando, nuevamente vamos a ir perdiendo la delantera y la capacidad de defender la democracia. Y ese sí sería un triste legado de los líderes demócratas del mundo de hoy.

–¿Qué papel tendría Europa en el caso de una gran guerra?

–Fundamental, como lo tuvo en la Segunda Guerra Mundial. Fun-da-men-tal. Tenga la absoluta certeza. Europa está entendiendo que ese papel le va a tocar volverlo a jugar. Ya el presidente del Partido Demócrata Cristiano en Alemania lo dijo en un discurso, que nos toca a nosotros prepararnos para lo que viene y estar listos otra vez para luchar por la libertad y defender la democracia.

–¿Ganaría la libertad?

–Estoy absolutamente seguro. La libertad mueve mucho más que simplemente el designio de unos autoritarios que quieren tomarse el mundo. La libertad, cuando está amenazada, recoge mucho más. Cuando está en riesgo genera más compromiso. Mire lo que pasó en Ucrania. Rusia juró que iba a entrar directamente a Kiev. Y un país, un paisito, paró los pies a una potencia mundial como es Rusia. Lo que ha pasado en Ucrania es una demostración de por qué la libertad sí tiene todas las de ganar, si todos estamos comprometidos y todos actuamos.

'El País' es un periódico totalmente sometido a un interés político, ha perdido la independencia

–Usted trabajó en El País, ¿qué le parece la deriva de este medio de comunicación?

El País de hoy no lo reconozco. No lo entiendo. Es un periódico totalmente sometido a un interés político, ha perdido la independencia. Es un periódico apéndice de un partido político. Yo le quiero ser totalmente sincero. El País en el que yo trabajé en el año 2000, 2001 y 2002 no es El País que ya casi ni leo. Uno nota el sesgo inmediatamente, por ejemplo, en el tema palestino. En el conflicto de Israel es clarísimo el sesgo. En el tema de Cuba es clarísimo el sesgo. Era un periódico que defendía la libertad y que hoy la maneja de acuerdo con el interés económico que pueda tener. Es algo que me me entristece muchísimo porque amé El País, fui el más feliz trabajando en El País y y que hoy se haya convertido en eso me rompe el alma.

–Por último, tengo entendido que usted está orquestando una serie de charlas orientadas a preparar a los jóvenes. Cuénteme un poco sobre este asunto.

–Pues mire, lo primero es que no son charlas, van a ser seminarios con expertos latinoamericanos porque queremos que se cree el conocimiento sobre el papel de China, de Rusia y de Irán en la región. Vamos a hacer seminarios por toda América Latina para subirle el perfil a esta discusión, porque China va a seguir existiendo, Rusia va a seguir existiendo, pero nosotros tenemos que definitivamente entender cómo operan, qué es lo que quieren, cómo se neutraliza todo aquello que le haga daño a la democracia. Y, en ese sentido, poder responsablemente tener políticas públicas que enfrenten el papel disociado y disruptivo que tienen Irán y Rusia en nuestra región. Y, por supuesto, el papel económico que tiene China, que tiene un costo inmenso en términos de soberanía también.

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