Familiares de presos cubanos: «¿Cómo se les explica a los hijos de mi hermana que unas madres hayan salido y ella no?»

El sábado habían sido excarcelado 89 presos políticos cubanos de los 553 contemplados por el reciente acuerdo suscrito la semana pasada entre el régimen cubano y la Administración norteamericana saliente de Joe Biden. Preguntado por El Debate, el abogado Javier Larrondo, director de la asociación Prisoners Defenders, señala que «el ritmo de excarcelaciones hasta la fecha ha sido de entre 25 y 35 presos políticos diarios. Podría seguir así, pero a partir del martes estimamos que los números decrecerán muchísimo o incluso podrían detenerse».

Uno de los motivos es la reacción del régimen cubano en relación con la Administración de Donald Trump. «Vamos a ver», prosigue Larrondo, que no limita el problema a Estados Unidos. «Es necesario crear una deuda moral en la comunidad internacional por algo que no está siendo un acto de beneficencia, sino de excarcelación de presos políticos, en el fondo, de rehenes».

Uno de los rehenes excarcelados es Félix Navarro, de 71 años, uno de los disidentes más reprimidos por el castrismo a lo largo de las últimas tres décadas. Pero no ha sido excarcelada su hija Sayli, miembro de las Damas de Blanco. «Del régimen castrocomunista solo se esperan expresiones de crueldad, nunca se sabe cuál será la más alta expresión. Hay que destacar que a los presos políticos siempre los ha usado como monedas de cambio para lograr algún interés», explica Yoaxis Marcheco, activista de derechos humanos.

«No obstante», opina Marcheco, «las excarcelaciones están apenas comenzando y quizás próximamente Sayli salga de su encierro. De todos modos, ya es un acto de crueldad hacia Félix mantenerlo en la incertidumbre de no saber si ella saldrá para estar en casa como él. Yo sé que para este hombre es profundamente doloroso tener a su única hija tras las rejas, yo sé cuánto él la ama y esa inquietud se acrecienta porque él sabe en carne propia lo que se vive en las cárceles cubanas». De ahí que espere que «el nombre de Sayli esté también en esa lista de excarcelaciones, pero no olvidemos ni por un momento que son más de mil los presos políticos y que todos, sin excepción, merecen la libertad sin condiciones».

Entre los que no han sido excarcelados figuran los hermanos Jorge y Nadir Martín Perdomo. «Jorge cumple ocho años de privación de libertad; Nadir, seis. Actualmente están en 'campamento', es decir, régimen de mínima severidad. Ya llevan tres años y medio», señala a El Debate la madre de ambos, Marta Perdomo. Aporta precisiones: «Nadir está en tiempo de la libertad condicional, que le ha sido denegada. También le han denegado la extrapenal [libertad condicional]. Está enfermo, con lo cual su situación no es compatible con el régimen. En cuanto a Jorge, se encuentra en la prisión de Ho Chi Minh, en mala situación: sin agua y sin tomar el sol».

Más Perdomo no pierde la esperanza: «Siempre la hemos tenido, desde el primer día, porque no deberían de estar presos ni un día. Fue una injusticia lo que le hicieron a mis hijos, porque son inocentes. Después de haber sido torturados, ya es hora de que estén afuera. Sí, tengo esperanza». También la tiene Annia Zamora, madre de la presa Sissi Abascal. «Es lo último que uno pierde en la vida y tengo fe en Dios de que mi hija será liberada próximamente, no solo con mi hija, sino con todos los presos políticos». En cambio, ya no la tiene Angélica Garrido, antigua presa, hoy exiliada en España, por su hermana María Cristina.

Esta, directora ejecutiva del Partido Republicano, fue condenada a siete años de privación de libertad por delitos de atentado y desacato, pena que cumple en la Prisión de Mujeres de Occidente. «No tengo esperanza por la posición firme que ha mantenido durante su presidio políticos sobre el trato a los presos políticos y comunes», alega. «Lo que hace el régimen con estas excarcelaciones es una libertad bajo condiciones. También juegan con el sufrimiento de los hijos de los presos políticos. ¿Cómo se les explica a los hijos de María Cristina que unas madres hayan salido y ella, no?». Por si no fuera suficiente, «se le ha denegado el avance a ese beneficio procesal, que permite que el recluso vaya a la casa de pase para estar en familia. También ha superado el término de la libertad condicional, que se concede cuando se cumple el tercio de la condena».

Las condiciones de detención, pese a algunos, y muy selectivos beneficios procesales, siguen siendo atroces. «La situación actual de Sissi es de régimen severo, tras las rejas y con uniforme, en la prisión de La Belloté, provincia de Matanzas, bajo una cruel represión, con las llamadas controladas por una alta funcionaria del Ministerio del Interior». «Estamos incomunicados con nuestros hijos», se queja, por su parte, Perdomo. «El martes pasado llamó a Nadir por última vez. Le tienen acuartelado en Quivicán. Jorge estuvo de pase hasta el jueves, pero ya estamos acostumbrados a que no llame, porque no le dan teléfono. En este momento no tengo noticias de nuestros hijos». Su otro hijo, Nadir, «está enfermo, con lo cual su situación no es compatible con el régimen penitenciario. En cuanto a Jorge, se encuentra en la prisión de Ho Chi Minh, en mala situación: sin agua y sin tomar el sol».

Ante este escenario desalentador —cuando se excarcele a los agraciados, quedarán alrededor de mil presos políticos en las cárceles: sin ir más lejos, este fin de semana se han producido más detenciones—, queda por ver cómo los anticastristas, de dentro de Cuba y de fuera, planean su futuro a corto plazo. Larrondo da una pista: «Articular a toda la oposición, la disidencia y la sociedad civil en torno a un gran proyecto unificado de lucha por los derechos humanos y la democracia en Cuba que consiga atraer a una gran masa social que limite progresiva y finalmente acabe con este régimen totalitario y abyecto».