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Andrew Gwynne ha sido destituido de su cargo tras los mensajes

Starmer destituye a su ministro de Salud por mensajes antisemitas y racistas en un grupo de WhatsApp

El primer ministro británico expulsa a Gwynne del gobierno y el Partido Laborista inicia una investigación por sus polémicos comentarios

El primer ministro británico, Keir Starmer, ha tomado la decisión de destituir al ministro de Salud, Andrew Gwynne, tras la revelación de una serie de mensajes antisemitas, racistas y ofensivos que había escrito en un grupo de WhatsApp. A raíz de esta controversia, el Partido Laborista también ha decidido suspender su membresía y ha iniciado una investigación interna.

«El Primer Ministro está decidido a mantener unos criterios elevados en materia de conducta y liderar un gobierno al servicio de la gente trabajadora. No dudará en responder contra cualquier ministro que no cumpla estos criterios, lo cual ha ocurrido en este caso», declaró un portavoz del gobierno.

Los mensajes de Gwynne fueron publicados en primera instancia por el medio británico Daily Mail y revelan comentarios ofensivos contra la comunidad judía, vecinos británicos y miembros del propio Partido Laborista. En una de las conversaciones, el exministro hizo bromas antisemitas sobre un psicólogo estadounidense, sugiriendo que «suena demasiado judío» y preguntando si «está en el Mossad». En otro mensaje, se burló de una mujer de 72 años que había solicitado ayuda sobre la recolección de basura, sugiriendo en tono irónico que esperaba que falleciera antes de las próximas elecciones.

Gwynne también hizo comentarios despectivos sobre la diputada Diane Abbott, la primera mujer afrodescendiente en ocupar un puesto en el parlamento británico, sugiriendo que solo fue seleccionada para una sesión de preguntas al Primer Ministro debido a que era el Mes de la Historia Negra.

Tras la publicación de los mensajes, Gwynne expresó su arrepentimiento y calificó sus comentarios como «mal entendidos». «Siempre he servido al Partido Laborista y ha sido un gran honor ser ministro de Keir Starmer. Comprendo plenamente la decisión, pero me produce un gran pesar», declaró.

El primer ministro británico, Keir StarmerAFP

El escándalo ha generado un fuerte impacto en la política británica y pone a prueba la promesa de Starmer de mantener altos estándares de conducta dentro de su gobierno. Desde el Partido Conservador, se han sumado críticas, calificando los comentarios de Gwynne como sickening (repugnantes).

El Partido Laborista ha confirmado que la investigación seguirá su curso y que tomará medidas disciplinarias si se confirma que otros miembros del grupo de WhatsApp también participaron en conversaciones de carácter ofensivo.

La lucha de Starmer contra «las ovejas negras»

A pesar de ser relativamente reciente su mandato —venció las elecciones el pasado verano— este no es el primer caso que afronta Keir Starmer sobre polémicas que envuelven a personas de su gabinete. Sin ir más lejos, hace menos de un mes dimitió —forzada por el primer ministro— la secretaria de Estado del Tesoro, Tulip Siddiq, por posibles sombras de corrupción.

El diario Financial Times reveló que Siddiq había recibido en 2004 un apartamento de dos habitaciones en Londres de manos de un promotor con vínculos con el partido de la lideresa de Bangladesh, su tía carnal Sheik Hasina, y que también había vivido en otras propiedades relacionadas con el antiguo régimen de su tía, que igualmente se vio obligada a dimitir el pasado 5 de agosto tras una oleada de protestas.

Por otro lado, en el mes de noviembre, la ministra de Transporte, Louise Haigh, también dimitió tras conocersse que en 2014 admitió un delito de falso testimonio a la Policía, a la que le dijo que le habían robado el móvil en un atraco cuando no eras así.

La ministra dijo en una carta a Starmer que, pese a que lo ocurrido fue «un error» que se resolvió sin que fuera penalizada, no quiere que suponga una distracción en la labor del Ejecutivo.

Ahora, Gwynne ha corrido la misma suerte que Siddiq o Haigh y añade una capa más de sombra al Partido Laborista, que no ha parado de perder apoyos y popularidad desde que ganó las elecciones. Hace unos días el medio The Times señalaba que el partido populista Reform UK, liderado por Nigel Farage, superaba en las encuestas por primera vez al Partido Laborista. Una muestra más de que nada corrompe y desgasta tanto como el poder.