
Muere el líder de la milicia SSA, Abdel Ghani al Kikli, en Trípoli en medio de una grave escalada armada
Muere el líder libio de la milicia SSA, Abdel Ghani al Kikli, en Trípoli en medio de una grave escalada armada
El fallecimiento de Abdel Ghani al Kikli, alias 'Gheniwa', desata una crisis de seguridad en la capital libia y expone la fragilidad del equilibrio militar y político del país
La capital libia, Trípoli, vivió en la noche del lunes una nueva muestra del inestable panorama que azota al país: intensos enfrentamientos armados entre facciones rivales desembocaron en la muerte de Abdel Ghani al Kikli, también conocido como 'Gheniwa', máximo responsable del Aparato de Apoyo a la Estabilidad (SSA, por sus siglas en inglés), una de las milicias más influyentes de Libia.
El estallido de violencia, que tuvo como escenario principal las zonas de Abu Salim y Mashrou —territorios bajo control de la SSA—, se desarrolló con un despliegue de artillería pesada, ráfagas de disparos y explosiones continuas. El Ministerio de Defensa del Gobierno de Unidad Nacional (GUN) anunció posteriormente haber tomado el control total de Abu Salim, donde se ubicaba el cuartel general del grupo liderado por Al Kikli.
La muerte de ‘Gheniwa’ no solo ha generado una reacción inmediata desde el punto de vista militar, sino también en el plano social y político. El club de fútbol Al Ahli Trípoli, del que Al Kikli era presidente honorario, emitió un comunicado condenando su fallecimiento, al que calificó como un acto de «traición» perpetrado por sectores armados rivales y responsabilizó directamente al propio primer ministro del GUN, Abdulhamid Debeiba.
Las consecuencias del conflicto se hicieron sentir en toda la ciudad. Las autoridades ordenaron la suspensión de las clases para el martes, y se procedió a evacuar varias zonas cercanas a los aeropuertos. El Departamento de Ambulancias y Emergencias elevó la alerta al nivel máximo y activó su sala de operaciones central, solicitando además apoyo logístico desde las delegaciones periféricas en caso de que la situación empeorara.
La Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia (UNSMIL), que ya había advertido horas antes sobre el riesgo de una escalada armada, hizo un llamamiento urgente al cese inmediato de hostilidades. La organización recordó que los ataques contra civiles o infraestructuras civiles pueden constituir crímenes de guerra bajo el derecho internacional.
En el plano legislativo, trece parlamentarios con sede en el este del país emitieron una declaración conjunta condenando los acontecimientos y alertando sobre el deterioro de la seguridad nacional. En su comunicado, denunciaron que «la capital de todos los libios se ha transformado en un campo de batalla entre grupos armados por el control institucional y los recursos del Estado», y lamentaron el estancamiento del proceso político de reconciliación.
Tras más de tres horas de combate, se logró restablecer cierta calma a partir de la medianoche. El hospital universitario de Trípoli confirmó que cinco personas resultaron heridas, todas en estado leve o moderado, aunque una de ellas requirió intervención quirúrgica. Asimismo, se informó de la evacuación de diez trabajadores extranjeros en el área de Al Sidra, donde cayó un proyectil, y de la habilitación de una vía segura para el tránsito de emergencia.
La muerte de Al Kikli supone un giro inesperado en el equilibrio de poder entre las facciones armadas que operan en Trípoli y deja entrever el riesgo constante de que cualquier alteración del statu quo derive en violencia abierta. En un país sin fuerzas armadas unificadas y con múltiples centros de poder localizados en milicias leales a líderes individuales, la ausencia de una solución política real sigue alimentando un conflicto que castiga sin descanso a la población civil.