Cristina Kirchner: se acabó la fiesta
La mujer que durante una década larga fue la más poderosa de la historia de Argentina ya es un cadáver político. No hay marcha atrás. Se cierra una etapa de Argentina donde robar salía gratis, donde al Poder Judicial se le identificaba con la oposición y el ahora célebre «Lawfare» en España
Los argentinos empiezan a creer en la justicia. La confirmación de la sentencia de seis años e inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos, a Cristina Fernández de Kirchner, les ha devuelto la fe.
La mujer que durante una década larga fue la más poderosa de la historia de Argentina ya es un cadáver político. No hay marcha atrás. Pueden manifestarse miles de personas (pocas), vociferar: «Cristina Corazón», cortar alguna calles, patalear la CGT (Confederación General del Trabajo) y hacer guardia unos pocos en la casa donde la ex presidenta vive con su desdichada hija Florencia. Los peronistas/kirchneristas pueden hacer lo que se les antoje, hasta recordar las frases desafiantes con las que ella le espetó a los jueces cuando pensaba que era inmune e impune al brazo de la ley: «A mi, me absolvió la historia, la historia me absolverá.»
Pero la verdad es otra, ni lo uno ni lo otro. La condena es firme, inapelable y lo más que podría conseguir «Cristina» sería una detención domiciliaria al tener los 72 años cumplidos. Pero este privilegio, está en manos de los jueces.
Argentina no ardió, anoche no hubo una revolución ni Buenos Aires se incendió con una turba incontrolable al estilo Los Ángeles. La amenaza eterna de: «Si se meten con Cristina, qué quilombo se va a armar», se repitió en estos 17 años de procesos judiciales. Pero no ha pasado nada, nada más que la confirmación de una sentencia de corrupción por construir carreteras imaginarias, por formar una organización criminal para saquear las arcas del Estado, por llenarse los bolsillos con el dinero público.
Se cierra una etapa ominosa de la historia de Argentina, donde robar salía gratis, donde al Poder Judicial se le identificaba con la oposición y el ahora célebre Lawfare en España.
En esta sentencia ratificada también cayeron personajes emblemáticos como José López, el secretario de Estado que lanzaba y ocultaba bolsas llenas de dólares a un convento y entre la media docena de condenados destaca, Lázaro Baéz, el testaferro del matrimonio Kirchner. La banda tenía tanta «plata» que no hacía falta contarla. Los dólares se pesaban y los euros, -allí los «Bin Laden» de 500 se cotizaban al alza-, también pasaban por la báscula.
Los fiscales Luciani y Mola que entienden del caso Viabilidad han pedido que detengan de inmediato a Cristina Fernández, como se haría con cualquier delincuente. Concederla cinco días laborales, como permite la ley, para presentarse y ser detenida se convertirían en un aplazamiento hasta el jueves, al ser feriado el lunes, fecha en la que se celebra el día de la bandera.
En las próximas horas se conocerá la decisión que adopta el juez. Hasta entonces, la memoria más reciente muestra a la dos veces presidenta, ex vicepresidenta, ex diputada, ex senadora y viuda de Néstor Kirchner, en el balcón de la vivienda que comparte con Florencia en el barrio de Constitución en Buenos Aires y no en el de la Casa Rosada. El ritual del baile, como si no pasará nada, se repitió a los ojos de un grupo de sus leales que la vitoreaban en la calle. Pero en Argentina ayer pasó lo impensable, lo inimaginable y ella, lo sabe. Se acabó su fiesta.