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La ONU aprueba una resolución española exigiendo un alto el fuego en Gaza y mayor responsabilidad a Israel

España lidera la iniciativa junto a más de setenta países, en una resolución que critica con dureza a Israel por la crisis humanitaria en Gaza y logra el respaldo de aliados históricos del Estado hebreo

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó este jueves, con 149 votos a favor y 12 en contra, una resolución impulsada por España que exige un cese inmediato de las hostilidades en Gaza, insta a la liberación de rehenes y solicita el acceso sin trabas de ayuda humanitaria. La resolución, respaldada por más de setenta Estados copatrocinadores, destaca por el tono inusualmente severo dirigido a Israel, a quien responsabiliza del deterioro de la situación humanitaria en la Franja.

El texto denuncia expresamente «el uso del hambre como arma de guerra contra la población civil» y critica la obstrucción sistemática al suministro de asistencia humanitaria. Además, recalca la «necesidad de mecanismos de rendición de cuentas» para garantizar que Israel cumpla con sus obligaciones en virtud del derecho internacional. Estos términos, tradicionalmente suavizados para favorecer un mayor consenso, marcan un punto de inflexión en el lenguaje diplomático de la ONU sobre el conflicto.

Uno de los elementos más destacados de esta resolución es el apoyo recibido por países que anteriormente se habían mostrado reticentes a votar a favor de textos con críticas directas a Israel. Canadá, Japón, Alemania, Australia y el Reino Unido —aliados históricos del Estado israelí— optaron en esta ocasión por apoyar la propuesta, en un giro diplomático que pone de relieve la creciente preocupación global por la gravedad de la crisis en Gaza.

Durante la presentación del texto, el embajador de España ante la ONU, Héctor Gómez, subrayó la necesidad de actuar con urgencia: «El mensaje que hoy lanzamos al mundo es claro: el sufrimiento en Gaza no puede continuar». La resolución es fruto de más de dos semanas de negociaciones diplomáticas y retoma los tres pilares que ya han sido incluidos en resoluciones anteriores: un alto el fuego inmediato, la liberación de los rehenes y la entrada sin condiciones de ayuda humanitaria.

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La contundencia del respaldo internacional a la resolución española refuerza las expectativas de cara a la conferencia internacional sobre la solución de los dos Estados, prevista para la próxima semana en la sede de la ONU. No obstante, la posición de Estados Unidos —que votó en contra y ha amenazado con represalias a los países que participen en la cumbre— arroja incertidumbre sobre la viabilidad del encuentro.

Momentos antes de la votación, el embajador israelí, Danny Danon, reprochó airadamente al representante español la falta de una condena explícita a Hamás. «¿De verdad era tan difícil incluir una sola línea de condena?», inquirió, acusando a la resolución de no vincular el alto el fuego a la liberación de rehenes y de beneficiar, en sus palabras, a los «terroristas responsables del sufrimiento».

Postura similar adoptó la delegación estadounidense. La embajadora adjunta, Dorothy Shea, lamentó que el texto, según su interpretación, «no contribuya a una paz duradera en Gaza ni a una solución diplomática creíble», y criticó que se haya dedicado tiempo y recursos a lo que consideró una resolución «parcial y perjudicial».

En contraposición, los representantes de países árabes e islámicos acogieron positivamente tanto el contenido como el tono del texto, considerándolo un paso en la dirección adecuada. El embajador palestino ante la ONU, Riyad Mansour, agradeció a España su «sentido de urgencia y compromiso con la legalidad internacional», y valoró el uso de un lenguaje que, en su opinión, «refleja la magnitud del sufrimiento palestino y la necesidad de acciones concretas».

Pese a que varios países occidentales lamentaron la omisión de una condena directa a Hamás —posiblemente excluida para no romper el frágil equilibrio con países africanos y de mayoría musulmana— optaron finalmente por respaldar la iniciativa, haciendo hincapié en la necesidad de aliviar la tragedia humanitaria en Gaza. Según datos citados durante la sesión, el conflicto ha dejado ya más de 55.000 víctimas mortales, mientras que dos millones de personas padecen desnutrición y carecen de acceso a servicios básicos.