
Irán confirma 224 muertes y más de un millar de heridos tras los ataques de Israel a la Guardia Revolucionaria y el Ejército
Irán confirma 224 muertes y más de un millar de heridos tras los ataques de Israel a la Guardia Revolucionaria y el Ejército
Los ataques cruzados han provocado al menos 224 fallecidos en Irán y 13 en Israel, mientras se intensifican los bombardeos sobre infraestructuras clave, zonas residenciales y objetivos militares
Israel e Irán han protagonizado una nueva y peligrosa escalada militar que ha intensificado las hostilidades en Oriente Medio desde la madrugada del pasado viernes. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han lanzado una ofensiva aérea de gran envergadura dirigida contra puntos estratégicos del territorio iraní, en respuesta al aumento de la amenaza percibida por parte de Teherán en materia nuclear y balística.
Las operaciones israelíes han tenido como blanco instalaciones de la Fuerza Quds —brazo de inteligencia y operaciones exteriores de la Guardia Revolucionaria iraní—, así como complejos militares, arsenales de misiles balísticos, sistemas de defensa aérea y varios centros nucleares clave como Natanz, Isfahán y Fordow. También se han registrado bombardeos contra objetivos simbólicos y políticos, incluyendo la sede del Ministerio de Exteriores iraní y el Comando de Policía de Teherán, así como áreas residenciales de la capital persa.
Los ataques, que Israel justifica como medidas preventivas ante el avance del programa nuclear iraní, han causado una devastación significativa. Según cifras actualizadas por el portavoz del Ministerio de Salud de Irán, Hossein Kermanpour, el número de fallecidos ha ascendido a 224, mientras que al menos 1.481 personas han sido hospitalizadas, de las cuales más de 1.250 sufrieron heridas de diversa consideración. Kermanpour también reconoció la labor incansable del personal sanitario iraní, que atiende sin descanso la emergencia nacional.
El domingo, además, cinco coches bomba estallaron en distintos puntos de Teherán, agravando la situación y generando una sensación de inseguridad interna inusual para el régimen iraní. Estos ataques, sumados a los bombardeos israelíes, han puesto bajo presión a las autoridades de la República Islámica, tanto a nivel militar como social.
En el otro frente, Irán ha respondido con al menos ocho oleadas de ataques contra territorio israelí, empleando misiles balísticos y drones. Las fuerzas israelíes informaron que más de un centenar de vehículos aéreos no tripulados fueron interceptados por la Fuerza Aérea y la Armada, sin que hasta el momento se haya confirmado el impacto de estos en suelo israelí.
Sin embargo, los misiles iraníes sí han alcanzado zonas pobladas del norte y sur de Israel. En Haifa, dos edificios —una sinagoga y una residencia de mayores— resultaron dañados tras un impacto directo. En la ciudad costera, se produjo un incendio de grandes dimensiones, como muestran videos difundidos por los bomberos. Además, se reportaron daños en otro edificio residencial en el sur del país.
El servicio de emergencias israelí, Magen David Adom, atendió a al menos nueve personas heridas en el último ataque, incluyendo una mujer de 72 años con síntomas moderados por inhalación de humo. También se evacuó a varios ciudadanos afectados por crisis de ansiedad. En total, desde el inicio del intercambio bélico, se han registrado 13 muertos en territorio israelí.
Ambos países justifican sus acciones como legítima defensa frente a una amenaza existencial. Pero el desarrollo simultáneo de ataques sobre infraestructuras críticas —militares, energéticas y nucleares— y sobre zonas residenciales indica que la confrontación ha superado los límites de una respuesta proporcional, y pone en riesgo la estabilidad regional e internacional.
A medida que se agrava la crisis, la comunidad internacional sigue sin lograr una intervención eficaz que detenga la espiral de violencia. Mientras tanto, la población civil de ambos países sufre las consecuencias de una guerra sin fronteras claras ni final próximo.