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Los mandatarios de Canadá y Estados Unidos, Mark Carney y Donald Trump

Los mandatarios de Canadá y Estados Unidos, Mark Carney y Donald TrumpEFE

La maniobra de Trump para reducir la amenaza a Canadá en sus aranceles del 35 %

En su misiva a Ottawa, el presidente justificó su postura apelando a la lucha contra el tráfico de fentanilo. Sin embargo, en 2024 se incautaron apenas 18 kilos de esta droga en la frontera norte

El giro en la ofensiva arancelaria de Donald Trump contra Canadá ha comenzado a perfilarse como una jugada más compleja de lo que parecía a primera vista. Tras el anuncio explosivo de este jueves por la noche —cuando el presidente estadounidense comunicó por carta al primer ministro canadiense, Mark Carney, su intención de imponer un arancel del 35 % a ciertos productos a partir del 1 de agosto—, la Casa Blanca ha empezado a matizar el alcance real de la medida.

Según ha revelado este viernes la cadena pública CBC, citando a un funcionario estadounidense bajo condición de anonimato, el nuevo gravamen no se aplicaría, en principio, a los productos amparados por el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Esta aclaración introduce una importante distinción, y es que la amenaza sigue viva, pero su efecto inmediato se reduce significativamente, al menos sobre una parte esencial del comercio bilateral.

La aparente marcha atrás no implica una retirada completa, sino una estrategia de presión calibrada, en la que Trump mantiene la tensión sin cerrar del todo la puerta a una salida negociada. Solo los bienes no protegidos por el T-MEC —y ya sujetos a un arancel del 25 % desde marzo— quedarían, de momento, dentro del nuevo paquete impositivo.

En su misiva a Ottawa, el presidente justificó su postura apelando a la lucha contra el tráfico de fentanilo —una «crisis nacional», según sus palabras— y advirtió que cualquier intento de represalia por parte de Canadá sería respondido con aranceles adicionales. Sin embargo, en 2024 se incautaron apenas 18 kilos de esta droga en la frontera norte, una cantidad insignificante frente al volumen que entra por México.

El propio Trump sugirió en la carta que los aranceles podrían ajustarse «hacia arriba o hacia abajo» en función de la cooperación de Canadá en temas de seguridad y comercio.

El movimiento tiene implicaciones que van más allá de la relación bilateral. México, también parte del T-MEC, observa con inquietud la evolución del conflicto. El Gobierno de Claudia Sheinbaum ha propuesto un nuevo acuerdo integral con Estados Unidos que abarque comercio, inmigración y seguridad, sin tocar el tratado trilateral vigente. Una delegación mexicana viaja este viernes a Washington para discutir el plan. Mientras tanto, la política exterior y comercial de Trump sigue marcada por la volatilidad, con una sucesión de cartas amenazantes dirigidas a más de una veintena de países esta semana, algunas con aranceles del 40 %.

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